Religiosidad popular

Cuando hablamos de “religiosidad popular” unimos dos palabras. La “religiosidad” equivale a la práctica y esmero en cumplir las obligaciones religiosas. Y la religión, como virtud, mueve a dar a Dios el culto debido. “Popular” es lo relativo al pueblo; lo que es peculiar de él o procede de él; es decir, lo que viene de la gente común.

Las personas más formadas en la fe pueden experimentar una cierta repulsa hacia esta forma de religión. Parecería, en principio, una realidad a superar, un modo insuficiente de vivir la entrega a Dios; la escucha y la obediencia, que son características de la fe.

Las grandes disyuntivas no siempre son aconsejables. Muchas veces no se trata de “o esto o lo otro”, sino de “esto y lo otro”. En la historia de la espiritualidad cristiana se constata que grandes movimientos de renovación han ido unidos a la promoción de la piedad del pueblo. Los benedictinos, por ejemplo, fomentaron la devoción a los santos, a los nombres de Jesús y de María, o las misas por los difuntos. Los franciscanos divulgaron la devoción a la pasión de Jesús, al “Via Crucis” o al Belén.

El Cardenal Pironio vinculaba religiosidad popular e inculturación. La religiosidad popular es “la manera en que el cristianismo se encarna en las diversas culturas y estados étnicos, y es vivido y se manifiesta en el pueblo”.

La gran tentación de la religiosidad popular es la superstición. Pero la superstición es una deriva indeseada de lo religioso. Una deriva menos anti-religiosa que el ateísmo o el indiferentismo. Aunque, naturalmente, una deriva que debe ser corregida. Pero no necesariamente la religiosidad popular ha de caer en la superstición.

El pueblo necesita expresar su fe, de forma intuitiva y simbólica, imaginativa y mística, festiva y comunitaria. Sin olvidar la necesidad de la penitencia y de la conversión.

Dios está lejos y a la vez está cerca. Algo de esto se percibe en la religiosidad popular. La Iglesia debe velar para purificar, fortalecer y elevar todas estas manifestaciones de fe (cf “Lumen gentium”, 13), atendiendo a la capacidad que este tipo de vivencia posee para mantener abierto el puente, o el paso, a la trascendencia.

No es bueno que decaiga la vida devocional. Máxime si las devociones no son sustituidas por nada. El itinerario habitual no es dejar los “primeros viernes” por la recitación diaria de la Liturgia de las Horas. No, el paso habitual ha sido abandonar los “primeros viernes” por la nada.

Pablo VI decía que la religiosidad popular “puede producir mucho bien”. Y la Congregación para el culto divino y la disciplina de los sacramentos publicó, en su día, un “Directorio sobre la piedad popular y la liturgia” (2002) cuya consulta nos sigue pareciendo de gran interés.

Guillermo Juan Morado.

9 comentarios

  
VK
A mí no me gustó nada el santuario de Lourdes cuando fui a visitarlo. No sé si sería por pedantería mía, pero no me gustaban nada esas devociones populares. El año pasado leí un libro de Messori titulado "Hipótesis sobre María", en el que sale al paso de los recelos "intelectuales" acerca de la religiosidad popular. Resulta bastante esclarecedor. Me quedé impresionado tanto por lo que contaba sobre Lourdes como por la percepción que tiene este autor de la fe. A cualquiera que le choque lo de la religiosidad popular, o comparta el escepticismo de los teólogos ante las ocurrencias de las gentes piadosas se lo recomiendo.
07/04/08 6:35 PM
  
Unitas
VK, pues para mí Lourdes es uno de los centros espirituales más impresionantes. Una de las cosas que más me llama la atención es la unidad que allí se da entre la piedad popular y las celebraciones litúrgicas. Nadie queda fuera, siempre que tenga la dignidad de agachar la cabeza y besar la piedra sobre la que se apareció la Virgen, la dignidad de arrodillarse en la Capilla de la Adoración, la dignidad de considerarse igual o más enfermo que los enfermos físicos que procesionan. El libro de Messori también impresionante.
07/04/08 8:44 PM
  
VK
Supongo que cuando yo fui a Lourdes, Unitas, era más engreído que ahora. Algún día volveré. todavía releo el libro de Messori y algunas páginas me sobrecogen.

Un saludo
08/04/08 12:08 AM
  
Luis Fernando
Pues cosas de la vida, yo soy hoy católico en parte gracias a mi primer viaje a Lourdes.
08/04/08 11:49 AM
  
rojobilbao
Un elitismo intelectual absurdo me aleja de muchas devociones populares, no por ser populares, sino por el folcklore que acompaña a dicha devoción, y su insinceridad en tantos casos.
Pero es injusto atacar al devoción popular con la de hermosos ejemplos de fe pura que nos han dado.
08/04/08 12:46 PM
  
Débora
A mí , en general, las manifestaciones de religiosidad popular no me gustan, pero tampoco las eliminaría. Estoy de acuerdo con tu reflexión de que el pueblo necesita expresar su fe y de que no es bueno que decaiga la vida devocional... Pero a mí no me van.
08/04/08 4:27 PM
  
dd
ola
12/12/08 2:27 AM
  
roxana mora
me parece un ensayo demasiado interesante me sirvio de mucho para mi tare gracias al que lo haya escrito love for ever
12/02/10 12:26 AM
  
Elizabeth sanchez
Elaborare mi tesis sobre este tema, me parece muy interesante.Investigare mas a fondo
05/11/10 1:46 AM

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