Newman, los anglicanos y la vía media

En el siglo XVI la Iglesia de Inglaterra se separó de la Iglesia Católica de Roma. Hoy, al anglicanismo, le une un referente común, el arzobispo de Canterbury, y la aceptación de la praxis litúrgica del “Book of Common Prayer”.

En 1867 se celebró la primera “Lambeth Conference”, una reunión que no tiene, de por sí, carácter vinculante, ya que las resoluciones que adopte han de ser sucesivamente aprobadas y refrendadas por las constituciones de cada una de las iglesias que toman parte en la Conferencia.

La fe anglicana se apoya en cuatro columnas: la Escritura como regla de fe; el símbolo de los apóstoles y el niceno-constantinopolitano; los sacramentos del bautismo y de la cena y el episcopado. La liturgia anglicana se reconoce en el ya citado “Book of Common Prayer”.

En el Movimiento de Oxford, se pensaba que la “pura” Iglesia Anglicana, no exactamente la Iglesia oficial de Inglaterra, constituía la “vía media” entre Roma, que habría ampliado abusivamente la verdad, y el protestantismo, que la habría reducido. El gran título que justificaba esta hipótesis de la “vía media” era la antigüedad. Habría, pues, tres ramas de la Iglesia auténtica: la latina, la oriental y la anglicana.

Newman, líder del Movimiento, terminó convenciéndose de que la “vía media” era una teoría, sin realidad. No bastaba la antigüedad, era precisa la “universalidad”, y esa nota se encontraba en la Iglesia de Roma.

Securus iudicat orbis terrarum - El juicio de la Iglesia universal es seguro. Esas palabras de San Agustín, en respuesta a los donatistas, que apelaban al criterio de antigüedad, le hicieron ver a Newman que en la Iglesia, ya desde los comienzos, se tenía conciencia de que “el juicio reflexivo al que se adhiere por entero la Iglesia y sigue adhiriéndose es una prescripción infalible, una sentencia definitiva contra las de sus ramas que protestan y que se alejan de ella… Mediante una sola frase, la palabra de san Agustín me impresionaba como ninguna otra había sido capaz de hacerlo… Mediante esas grandiosas palabras del antiguo Padre, la teoría de la via media quedaba completamente pulverizada”.

La via media se le antojaba como la vía de la herejía, esa vía que denuncia el Evangelio de san Juan, según la cual los ladrones y los salteadores intentan asaltar el redil de Cristo, en oposición a la puerta regia, que permite entrar con toda dignidad (Juan 10, 1-2).

Estudiando la crisis arriana ve que la verdad está en Roma, ni en el “extremo” de los arrianos, ni en el “punto medio” de los semi-arrianos, sino en el “extremo” opuesto: “Vi claramente en la historia de los arrianos que los arrianos puros eran los protestantes, que los semi-arrianos eran los anglicanos y que, finalmente, Roma era lo que es hoy en día. La verdad no descansaba en la via media, sino en lo que se llamaba el partido extremo…”.

La Iglesia romana está donde estaba, donde estuvo siempre; no ha inventado nada, sino que ha sacado del depósito de la Revelación unas doctrinas cada vez más precisas, pero siempre en la misma dirección. La consecuencia de esta convicción intelectual fue, para Newman, el ingreso en la Iglesia Católica.

Guillermo Juan Morado.

1 comentario

  
Luis Fernando
Rowan es en sí mismo el paradigma de la Vía Media. En algunas cosas es catolizante (su cuasi devoción mariana). En muchas, liberal. Y en poquísimas, evangélico conservador. Vamos, no sé si en alguna.

Lo tiene muy crudo para sostener el invento.
07/05/08 12:04 AM

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