El Presidente positivista

Zapatero se ha revelado, una vez más, como un positivista. No como alguien atento a la realidad de los hechos; sobre los que tiende a no pronunciarse: “¿Es el feto una persona humana o no lo es?” Tal pregunta no obtiene respuesta. El positivismo de Zapatero es un positivismo jurídico, que no se para a pensar sobre la deseable vinculación entre moral y derecho. Lo que importa no es la realidad, sino lo que el derecho positivo; es decir, las leyes vigentes, admiten. Sólo desde esta lógica se comprende que la toma de posición sobre el carácter humano del feto se desplace en favor de una vaga alusión a una sentencia del Tribunal Constitucional.

Pero el suyo es un positivismo no coherente. Zapatero divaga. Habla, primero, del aborto como un derecho de la mujer y, después, se refugia en el carácter indeseable de penar a la mujer que aborta. Ambas cosas no son lo mismo. Si nos atenemos a las leyes vigentes en España, el aborto no es un derecho, es un delito. En el Código Penal, libro II, título II, se trata del aborto en el contexto de los “delitos y sus penas”. Un delito es un quebrantamiento de la ley. Un delito no es un derecho, ni puede serlo. El aborto es un delito que, en algunos casos, no es punible, pero que no deja de ser delito.

La sentencia de 1985 del Tribunal Constitucional considera al “nasciturus” – con la abstracción de la realidad que conlleva el positivismo jurídico - como un “bien jurídico”; un bien que debe ser protegido por el Estado. Si el aborto fuese un derecho de la mujer, el Estado únicamente habría de proteger ese “derecho”, sin obligación alguna de velar por la vida del que va a nacer. Si fuese un derecho, bastaría con querer abortar y punto. Y el Estado debería poner todos sus medios para que ese derecho pudiese ser ejercido, sin ningún tipo de límite. Establecer plazos, supuestos, condiciones, equivale, en el fondo, a decir que el aborto no es un derecho, sino, a lo sumo, un mal que se “tolera” en favor de lo que se entiende que sería un mal mayor – la puesta a disposición judicial de las personas que perpetran ese mal, con el consiguiente riesgo de encarcelamiento, multa o cualquier otro tipo de sanción - .

¿Cómo decidirse de una vez? Me temo que la mera ficción jurídica no basta. Es necesario escuchar la realidad. Preguntarse y definirse acerca del estatuto real, y en consecuencia legal, de un feto humano. ¿Es sólo una cosa? Pues a matarlo si conviene. ¿Es algo más que una cosa, es alguien, o algo que está en camino de ser alguien? En este caso, la mínima duda en su favor debería ser un argumento decisivo para protegerlo sin condiciones. Lo demás son ganas de encender una vela a Dios y otra al Diablo. Y no se entiende que lo que es sólo “algo” pase, por el mero hecho del nacimiento, o de vivir veinticuatro horas o las que sean después del nacimiento, a ser “alguien”.

La realidad se impone con una tenacidad “antipositivista”: Una ecografía, la viabilidad de los bebés prematuros, la certeza que toda madre embarazada tiene de que espera a un hijo, de que lleva dentro a un hijo, son hechos que protestan contra el acomodaticio “positivismo” de Zapatero. No sé cómo al Presidente no se le cae la cara de vergüenza al responder a una joven aquejada de síndrome de Down, sabiendo, como sabe, lo que el protocolo sanitario suele recomendar ante la mínima sospecha de que el bebé que se espera pueda nacer con ese trastorno.

Guillermo Juan Morado.

3 comentarios

  
Joaquín
D. Guillermo como siempre un análisis perfecto. Dentro del crimen del aborto, si es que en algo tan repugnante se pueden poner grados, el mal llamado aborto "eugenésico" es el más diabólico y estremecedor de todos.
27/01/09 6:59 PM
  
chispa
de acuerdo con todo lo que usted dice.
Vi un poco del programa, y precisamente esa respuesta: se retrató más de lo que había hecho anteriormente.
Mete miedo que cualquier persona crea que matar a un indefenso es un derecho, pero más miedo da que el que lo dice sea un dirigente que puede "hacer y deshacer".
Los judíos temblaron hace relativamente pocos años y algunos pudieron escapar a las garras de sus asesinos: nuestros nasciturus, sólo se puede acoger a nuestras oraciones a la Misericordia Divina y a lo que nuestras conciencias nos dicten para defender la vida, su vida
27/01/09 9:40 PM
  
pablo
Me temo que todos nuestros argumentos a favor de la vida de esos inocentes se lo pasa este presidente por el forro. Solo es capaz de captar lo novedoso, lo progre, lo que otros paises hacen, etc. pero es incapaz de sentir empatia ni compasion hacia ellos.
Pone buena cara pero tiene corazon de lobo.
Un saludo a otodos.
27/01/09 10:54 PM

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