Calixta
Sabía de la existencia de esta obra, pero no la había leído. Bueno, a decir verdad, aún no la he leído del todo. Sólo he comenzado a hacerlo. Se trata, como es sabido, de una novela de Newman. Al parecer, el Cardenal Wiseman, autor de “Fabiola”, sugirió a Newman, en 1854, continuar la ilustración novelada de la Iglesia antigua.
Newman se tomó el encargo en serio. Es verdad que había comenzado “Calixta” en 1848, antes de la petición de Wiseman, pero la novela no salió a la luz hasta 1856.
La editorial Encuentro, que tanta gratitud merece por su impecable publicación de las obras de Newman, acaba de sacarla en español. La introducción, traducción y notas corren a cargo de Víctor García Ruiz.
Nos dice García Ruiz, en la introducción, que “Calixta” se centra en el fenómeno de la conversión. Se trata de una novela católica, histórico-edificante, que se acerca al hecho de la conversión, evitando esquematismos, frustrando expectativas y destacando “lo que tiene de lento y radicalmente individual” (p. 9).
Dice García Ruiz que “Calixta” no es “una obra maestra del género narrativo”, ni “una pieza mayor dentro de la producción newmaniana, pero refleja con transparencia rasgos centrales del pensamiento y de la visión de la Iglesia del Venerable [hoy tenemos que decir “Beato"] John Henry Newman” (p. 13).

Francesco Castelli, “La ‘autobiografía’ secreta del Padre Pío. La investigación del Santo Oficio”, Ed. Palabra, Colección Arcaduz, Madrid 2010, 315 páginas, 18,00 euros.
Los calendarios representan el paso de los días, agrupándolos en unidades superiores como semanas, meses o años. Están ahí, delante de nosotros, como notarios que registran el transcurrir del tiempo. Son, quizá, testigos incómodos porque, si los repasamos, nos damos cuenta del número de horas invertidas en nada o en casi nada.
La pregunta no es baladí. Da la sensación de que no la hay. No porque la autoridad no ejerza su papel, que lo ejerce. Y basta leer lo que dicen los papas para corroborarlo. El problema radica, más bien, en que, por la “izquierda” y no menos venenosamente por la “derecha", se tiende a impugnar, a reducir, a limitar hasta la insignificancia, la enseñanza del magisterio eclesiástico. Al final, es magisterio lo que a mí me gusta. Lo que no, no lo es.
En un penal del Estado de Virgina, ha sido ejecutada Teresa Lewis. En su contra, haber organizado el asesinato de su marido y de su hijastro, con la finalidad de cobrar el seguro de vida de ambos. Que sea una mujer me parece irrelevante. Un asesinato es un asesinato, sea perpetrado por un hombre o por una mujer.






