Muchas gracias a La Cigüeña de la Torre
No es la primera vez que D. Francisco José Fernández de la Cigoña, autor del blog “La Cigüena de la Torre”, se hace eco de alguno de mis escritos. Se lo agradezco mucho, porque normalmente, como se publica tanto, y a veces muy bueno, es comprensible que mis textos no suelan despertar una enorme repercusión mediática.
D. Francisco José reseña, en un post de hoy, nada menos que cinco libros míos. A La Cigüeña muchos lo admiran, otros tantos, quizá, no pueden ni verlo, pero todos – o casi todos – lo leen. Lo reconozcan públicamente o no – lo de la lectura - . Es decir, que una mención en el blog de “La Cigüeña” es, a nuestro nivel, algo así como, para los famosos, salir en el “Hola”. Y en lugar del “Hola” pongan ustedes lo que prefieran: “Ecclesia”, “El País” o “L’Osservatore Romano”. Siempre guardando la sana ley de la analogía.
Pues bien, tiene razón “La Cigüeña”. Al menos en lo de identificar mis intereses y mis fines. He trabajado en tres frentes: En la labor académica, en la religiosidad popular y en un intento de ofrecer textos para la reflexión y la oración.
Pero estos tres frentes yo los veo muy unidos e interconectados entre sí. En el plano más estrictamente académico, publiqué, en su día, mi tesis doctoral y he intentado, con paciencia, seguir publicando artículos sobre Teología en revistas o colaboraciones en obras colectivas.
En la religiosidad popular, y un poco respondiendo a peticiones que me fueron hechas en su día, me he volcado en varias “Novenas” y en un libro mariano que a mí me gusta mucho: “Treinta y un días de Mayo”.
En los textos para la reflexión, el plan de fondo que he seguido ha consistido en escribir, siempre de modo breve, las homilías correspondientes a los domingos de los tres ciclos del Año Litúrgico: A, B y C.

Homilía para el Domingo XVI del Tiempo Ordinario (Ciclo A)
El artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos dice: “Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia”.
El expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero ha propuesto este martes la creación de una “alianza permanente entre las confesiones religiosas", vinculada a la ONU y a la Alianza de Civilizaciones, para crear una “autoridad religiosa global” con dos principios: el respeto al pluralismo religioso, la paz y la libertad y la condena de toda violencia. No es la primera vez que se habla de esto. Ya Hans Küng no se ha cansado de repetir que “no habrá paz entre las naciones sin paz entre las religiones”.












