Un documento a releer: Instrucción pastoral “Teología y secularización en España”

El 30 de marzo de 2006, la LXXXVI Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española publicó la Instrucción pastoral “Teología y secularización en España. A los cuarenta años de la clausura del Concilio Vaticano II”.

Es un texto que conviene volver a leer. Consta de una Introducción y de cuatro capítulos: 1. Jesucristo, plenitud de la Revelación. 2. Jesucristo, el Hijo de Dios vivo. 3. La Iglesia, Sacramento de Cristo. 4. La vida en Cristo. A estos capítulos sigue una Conclusión.

En la Introducción se dice: “la cuestión principal a la que debe hacer frente la Iglesia en España es su secularización interna. En el origen de la secularización está la pérdida de la fe y de su inteligencia, en la que juegan, sin duda, un papel importante algunas propuestas teológicas deficientes relacionadas con la confesión de fe cristológica”.

Y añade: “Los aspectos de la crisis pueden resumirse en cuatro: concepción racionalista de la fe y de la Revelación; humanismo inmanentista aplicado a Jesucristo; interpretación meramente sociológica de la Iglesia, y subjetivismo-relativismo secular en la moral católica”.

¿Qué une a todos estos planteamientos? “El abandono y el no reconocimiento de lo específicamente cristiano, en especial, del valor definitivo y universal de Cristo en su Revelación, su condición de Hijo de Dios vivo, su presencia real en la Iglesia y su vida ofrecida y prometida como configuradora de la conducta moral”.

En el n.21 de la “Instrucción pastoral” se lee: “Constatamos con preocupación cómo las confusiones respecto al Misterio de Cristo y a la concepción católica de la Revelación han llevado a algunos cristianos a la minusvaloración de la oración de petición…”.

En el año 2012 se publicó en la BAC un comentario a esta “Instrucción pastoral”: José Rico Pavés (dir.), “La fe de los sencillos. Comentario a la Instrucción pastoral Teología y secularización en España. A los cuarenta años de la clausura del Concilio Vaticano II (2006)”, BAC 2012, 1109 páginas.

Tuve la ocasión de colaborar con dos capítulos: “La concepción católica de la Revelación” (páginas 109-132) y “La inteligencia y el lenguaje de la fe” (páginas 157-172).

Hay un capítulo en este volumen escrito por Eduardo Vadillo Romero, de Instituto Teológico “San Ildefonso”, de Toledo, titulado “Errores hodiernos sobre la revelación”, en el que advierte de que no es incompatible “que se den algunas intervenciones divinas, que alteren el orden natural y que existan leyes naturales” (página 250). Por otra parte, argumenta Eduardo Vadillo, “si no cabe una intervención de Dios en la naturaleza, tampoco tiene sentido ni la renovación que supone la vida de gracia, ni siquiera la misma encarnación del Hijo de Dios”.

No sé por qué ha venido a mi mente el recuerdo del mencionado documento y del libro que lo comenta. A veces, la “Teodicea”, el impulso apológético que lleva a “defender” a Dios frente a los tribunales de la “razón”, puede terminar por querer someter a Dios a los límites de la razón humana. Eso sería racionalismo. Bienintencionado, pero racionalismo. La fe no se fundamenta en la razón, sino en la revelación, aunque es “conforme a la razón”, y no un movimiento ciego del alma o una vana credulidad.

Un campo de reflexión muy amplio, que nos debe llevar a leer con detenimiento la Constitución Dei Filius del Concilio Vaticano I y la Dei Verbum, del Concilio Vaticano II.

Y a tratar de pensar teológicamente la fe, sin apartarnos de la fe, sino adentrándonos en su sentido, en su significado y en su significatividad.

 

Guillermo Juan-Morado.

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