InfoCatólica / La Puerta de Damasco / Archivos para: Septiembre 2008

4.09.08

Estoy a favor de la interrupción voluntaria del embarazo

Los españoles vivimos en la angustia. Podemos pensar, como quizá pensaban los ciudadanos de Roma o del III Reich, ¿cuál será la nueva iniciativa legal de nuestro Gobierno? ¿Qué buscarán ahora? ¿Cuál será el objetivo de la voluntad del César?

No hace falta que ejerzamos de adivinos. El César comunica su voluntad, a través de una de sus ministras, la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, que anuncia que “no puede ser que en España una mujer que necesita interrumpir su embarazo legalmente pueda tener dificultades. Por eso queremos un debate serio, sosegado y de altura que contribuya a la elaboración de la mejor ley posible”. El César lo ha dicho. Su voluntad es ley. De poco sirve lo que digamos quienes pensamos que el César no es Dios.

¿Interrumpir el embarazo? “Interrumpir” es “cortar la continuidad de algo en el lugar o en el tiempo”. Yo “interrumpo” este post si lo acabo ahora mismo o “interrumpo” una conversación si la zanjo de inmediato. También se puede “interrumpir” un embarazo, el estado en el que se encuentra la mujer gestante. Si lo pensamos a fondo, la “interrupción” del embarazo es el parto. Cuando una mujer da a luz al feto que tenía concebido su embarazo se interrumpe o, mejor dicho, se acaba. Llega a su meta y a su fin. El embarazo no es un fin en sí mismo. El fin del embarazo es el alumbramiento, el nacimiento de un nuevo ser.

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2.09.08

Por favor, no recen por mí

Recuerdo en una ocasión que una chica joven se dirigió a mi parroquia. Deseaba apostatar. La escuché. Intercambiamos algunas palabras. Vi que estaba muy convencida del paso que iba a dar y, al final, le dije: “Espero que no te ofendas, pero pienso rezar por ti”. Ella, muy educadamente, me contestó: “Haga lo que le parezca”. Y de eso se trata, de dejarme hacer lo que yo quiera. De respetar mi libertad de rezar por quien lo desee, al igual que yo respeté - como no podría ser de otro modo - su libertad para apostatar.

Pues esto que parece de sentido común no convence – si es verdad lo que se ha publicado en algunos medios – a ciertos hermanos evangélicos. Según se ha dicho, la viuda de uno de los fallecidos en Barajas – de religión evangélica - ha dirigido una carta al Cardenal Rouco Varela en la que manifiesta que consideraría “una humillación y una ofensa el que se celebrara un funeral común, o actos, que incluyan un ritual a favor del alma del fallecido”. Máxime cuando esa oración chocaría, según la carta, con los principios elementales de la fe evangélica. Por ello, “no desean ser incluidos ni por activa ni por pasiva entre los destinatarios de una Misa a favor de su alma".

He de confesar que no salgo de mi asombro. Los católicos podemos rezar por quienes queramos; hasta por nuestros perseguidores. Más aun, debemos rezar por todos. Es verdad que un funeral se ofrece por los católicos que han fallecido o para consuelo de las familias católicas que han perdido a uno de los suyos - sea el difunto católico o no, si lo pide su familia - . Pero si hay una catástrofe pública es inexcusable no pedir por todos los muertos y por el consuelo de todos los familiares de los muertos. Poner condiciones sobre qué y sobre quién debemos rezar en una iglesia católica es una clara intromisión en la libertad, no sólo religiosa, sino de culto. Baste con que no se mencione el nombre del difunto – ya que su familia no lo desea - . Pero de ahí a que el Cardenal salga a decir: “Vamos a rezar por todos, excepto por este señor” hay un abismo.

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