InfoCatólica / Non mea voluntas / Archivos para: Mayo 2021

31.05.21

Pro Ecclesia tua, Domine! 2

Agradezco en el Señor, de corazón, a todos los que han entrado al post, y a todos los que han respondido. Solo he colgado algunas pocas respuestas que eran también comentarios.

Creo que, gracias a Dios, podemos dar por empezada esta iniciativa. En realidad es muy simple: ofrecernos totalmente al Señor por su Iglesia, su Esposa. E ir poco a poco “poniéndole patas” a tamaño y “valiente” ofrecimiento. Lo de “valiente” lo he tomado de los “Dictados de Jesús a Marga”; como la inmensa mayoría de las cosas que irán saliendo.

De los tres tomos que forman los “Dictados…” he pasado ya de la mitad del primero. Pero es todo tan impresionante, que me he visto en la “obligación” de haceros partícipes de esto, sin esperar más tiempo. Aparte de que, como nos dicen Jesús y su Madre, ¡es todo tan URGENTE!

Como cosas generales que me han llamado muchísimo la atención, están -el orden no es de categoría, sino como voy recordando-, las siguientes.

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29.05.21

"...pero su corazón está lejos de MÍ" (Mt 15,8)

Esta denuncia de Cristo es la GRAN TRAGEDIA de la Iglesia Católica a día de hoy. Mañana, seguramente, será peor… si nadie pone remedio alguno. Que es lo que parece…

Jesús, exclama -y reclama- a los sacerdotes contemporáneos suyos, “su jerarquía” como miembro del pueblo judío: ¡vosotros habéis anulado la Palabra de Dios en nombre de vuestra tradición! ¡Hipócritas! Bien profetizó de vosotros Isaías a este propósito, cuando dijo:

“Este pueblo me honra de boquilla, pero su corazón está lejos de Mí. En vano me rinden culto; las doctrinas que enseñan no son más que preceptos humanos”.

Esta diatriba venía a cuento de que se le habían plantado delante un grupo de fariseos y escribas, venidos  ex profeso de Jerusalén. Y venían con el ánimo acusica, pues le espetan que sus discípulos ‘no respetan la tradición de los mayores‘, pues no se lavan las manos antes de sentarse a la mesa: “¡grave cosa, Manuela!", casi un sacrilegio… para los que cuelan un mosquito y se tragan un camello, como les acusará el Señor en otra ocasión, poniéndolos en su sitio.

Ahora también los ha situado perfectamente, de la mano de Isaías: un puntal, por cierto, en la historia del pueblo judío, convertido además en un referente absolutamente necesario. Por veraz y fiel a Jahweh-Dios.

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27.05.21

¡Se han hartado de Dios! (por lo eclesiástico).

La Historia Sagrada es una maravilla como Maestra: no en vano es tan “Palabra de Dios”, como los Santos Evangelios.

De ahí la buenísima costumbre, que casi sería obligado que la tuviésemos, de acudir a ella, a la Historia Sagrada, para discernir y “gustar qué bueno ha sido y es el Señor Dios con todos y cada uno de nosotros". Porque nos quiere con locura. Con locura divina, en la que no hay forma de entender mínimamente.

Así que, ahí vamos.

Cuando Yahweh-Dios saca a los judíos de Egipto -por esto siguen celebrando todavía la Pascua cada año-, durante mucho tiempo les dió el “maná": en una tierra desolada, dónde nada había: les dió de comer un pan “que bajaba del cielo"; como les dió de beber: “de una roca", de donde nada sale, y menos que nada agua con la que saciar la sed.

Dos imposibles… para los hombres: no digamos para la naturaleza. Lo que demuestra que todo era y venía de Dios: porque del cielo no cae el pan, ni las rocas se especializan en ser y servir de fuente de aguas vivas. Obraba Dios, y a su favor.

¿Pero qué pasó? Incomprensiblemente, locamente -en las antípodas de la “locura divina", los judíos se hartaron “de ese pan", y ¡murmuraron contra Dios! ¡Contra el mismo que los había sacado de Egipto, “con mano robusta", donde eran míseros esclavos: ¡si les obligaban a matar a sus propios hijos! 

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23.05.21

Pro Ecclesia tua, Domine! 1

Mucha gente, de lo mejor en la Iglesia, ante lo que acaece en Ella, en especial en estos últimos años, me preguntan con preocupación -supongo que otras preguntarán a otros sacerdotes-, qué podemos hacer.

Lo hacen con dolor profundo en el alma; y también -¡cómo no!-, con un punto de esperanza… Quieren implicarse -estoy convencido-: cualquier cosa antes que verlas venir y verlas pasar, insensibles al sufrimiento de Cristo y de tantas otras almas.

Se rebelan ante este abandono inmisericorde y ante tanta ofensa sacrílega que, en la Iglesia y por los suyos, está padeciendo Jesucristo. Y no van a dejarle solo y a solas: no quieren que se repita la desbandada de la Cruz; ya, desde el mismo Prendimiento.

No quieren dejar a solas a tantos miembros de la Jeraquía que sufren, quizá los que más, por todas estas cosas. Ni mucho menos dejar a solas a tantas almas, hijos de Dios en su Iglesia Santa, que se dan cuenta de lo que está pasando, sufriéndolo como propio. También por los que ni se dan cuenta…

Por tanto, siguiendo y asumiendo esta “circunstancia” por la que atravesamos, me he lanzado -y espero que Dios y su Madre Santísima me/nos ayuden-, a promover una ola de almas que quieran ofrecerse a Dios “en perfecto holocausto” -a imagen e imitación Suya-, por su Santa Iglesia, nuestra Madre.

Como digo, no es sino imitar a Jesucristo que “se ofreció a Sí mismo en la Cruz, por nosotros, pecadores". Imitando también la entrega auténtica de su Madre la Virgen María al pié de la Cruz, en total y absoluta unión con su Hijo.

Busco, de parte de Dios -asi lo ha pedido Él expresamente-, almas de todo género y condición: mujeres, hombres, solteros, casados, sacerdotes, religiosos y religiosas, intelectuales y obreros, ricos y pobres, sanos y enfermos; niños, jóvenes, adultos, ancianos; piadosos o a remolque, o que incluso lo hayan dejado hace tiempo, mucho o poco: pero todos empeñados en ir a Jesús y decirle, con todas las veras del corazón: “Jesús de mi alma: mi vida toda para Ti, en favor de tu Iglesia”.

La Iglesia se muere -agoniza-, porque la están matando. La estamos matando entre todos: sus hijos, que ya tiene mérito.

No se me ha ocurrido todo esto a mí personalmente. No hago más que recoger y pasar el testigo -a todo el que quiera darse por aludido-, que Jesucristo mismo nos lanza.

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20.05.21

Así no, José Luis Restan

Acabo de leer tu columna en AyO, “Sentir con la Iglesia” (20-V-2021). En ella te haces eco de dos cosas: una, la carta del papa Francisco en relación al camino sinodal de la Iglesia en Alemania: que ya se ve que no ha surtido el efecto que quizá se esperaba -o quizá no, claro-, dado el caso que han hecho por allí. Y, en segundo lugar: que no han hecho ni caso.

En concreto, la han desafiado abiertamente, tanto en lo que se refiere a las “bendiciones” como -y es infinitamente más grave-, a la también anunciada y oficiada comunicatio in sacris, del día 15-V; a la que no haces referencia. Que ya no es un desafío, sino una ruptura formal y material con la Iglesia de Roma, en la persona del Papa: sin esto NO se es Iglesia. No se está en la Iglesia, aunque se siga en nómina.

Lo señalas tú también, José Luis. Incluso afirmas, con total acierto, que “estamos ante algo mucho más profundo que una cuestión disciplinaria. Lo que está en juego es la naturaleza de la Iglesia, su misión en medio del mundo y su libertad, indefectiblemente ligada a su unidad en torno a Pedro”.

Entonces, ¿dónde está el problema en lo que escribes en tu columna? Si parece que todo está bien…

Pues en lo que dices a continuación. Todo, como es lógico, en mi personal opinión.

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