24.06.13

Todo podría ir a peor: Del aborto al infanticidio

¿Es normal arrojar a un recién nacido por el desaguadero de un retrete? Muy ajustado a ciertas normas no lo parece. Tampoco, quizá, sea estadísticamente habitual. Aunque depende. En la Roma pagana, dicen, no era nada excepcional que las alcantarillas se atascasen debido a los cuerpos acumulados de los neonatos que allí iban a parar.

No solo en la Roma pagana. Hemos tenido dos casos muy recientes de bebés encontrados – afortunadamente vivos - en tuberías de desagüe. Uno en China (donde la política de control de la natalidad es férrea) y otro, hace nada, aquí, en España (donde, en la teoría y en la práctica, los medios anticonceptivos, contraceptivos y abortivos se ofrecen como prestaciones de la “Sanidad” – pública o privada – ; financiada, a estos efectos, por el dinero de todos).

Se aduce como causa – no sé si explicativa y hasta justificadora – que las madres que han desechado de este modo el fruto de sus vientres no habían tenido acceso fácil o gratuito al aborto. No hablo de China. Pero en España se aborta sin graves inconvenientes. Se aborta, sobre todo en los primeros meses de embarazo, con solo querer abortar. Pero ni así se evita, a los hechos me remito, que aparezcan recién nacidos al lado de un contenedor o en una tubería.

No voy a entrar en la discusión sobre los “límites” del aborto. Que si ley de plazos, que si ley de supuestos. Que si…. Mal, muy mal, en todos los casos. Si uno quiere justificar una acción siempre podrá hacerlo. Basta con rebajar las exigencias: Es que todavía no está formado; es que su sistema nervioso no está completo; es que su autoconciencia no existe; es que vale más un chimpancé adulto que un bebé humano. Es que… No tiene fin la lista inacabable de argumentos que, en esta línea descendente, cabe argüir.

Pero, ¡ojo! No caminamos hacia la restricción del aborto. No. Caminamos hacia la aceptación – o justificación – del infanticidio. “Todo podría ir a peor”. Y va a peor, a veces. De momento, en las legislaciones no se acepta el infanticidio, con todas las trampas leguleyas que existen en las legislaciones: aborto por nacimiento parcial, etc. “Aborto por nacimiento parcial” significa que si matas al bebé antes de que salga entero del vientre de su madre no es delito. Se evita, únicamente, que salga entero. Entonces sí podría ser delito, al menos en teoría.

Ni ayer ni hoy faltarán intelectuales, “científicos” y sabios que justifiquen cualquier cosa. Platón es un genio de la humanidad. Sin embargo, en “República” no duda a la hora de recomendar los principios de eugenesia. La descendencia deformada y los hijos de padres inferiores “serán llevados a un lugar misterioso, desconocido”. Fuera de ciertos parámetros, el aborto será obligatorio. Asimismo el infanticidio. Es Platón. No Hitler.

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22.06.13

La fuerza de la Cruz

Domingo XII del TO (Ciclo C)

“Me mirarán a mí, a quien traspasaron”, dice el profeta Zacarías. Jesús, en la Cruz, es la fuente de la gracia y de la clemencia (cf Za 12,10-11;13,1). Esta imagen del Mesías, traspasado por la lanza que abrió su costado, nos habla de la misericordia de Dios, de su clemencia con Israel, con todos los hombres y, particularmente, con los pecadores.

La misión y la identidad de Jesús no pueden ser comprendidas prescindiendo de su pasión y de su muerte. Él no es sólo un profeta, alguien que habla de parte de Dios: “El Hijo del Hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado y resucitar al tercer día” (Lc 9,22). Su misión pasa por la cruz. Quien quiera seguirle no puede esperar algo muy diferente a la cruz: “la Cruz solitaria está pidiendo unas espaldas que carguen con ella” (Camino 277).

El Señor consuma en la cruz su sacrificio, el amor hasta el extremo (cf Jn 13, 1). Sólo Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre, podía cargar sobre sí los pecados de todos y ofrecerse en sacrificio por todos. Pero nosotros no quedamos al margen de esta ofrenda. Él se ha unido, por su Encarnación, a cada uno de nosotros. Y, en consecuencia, también nosotros podemos, tomando nuestras propias cruces, “seguirle”, uniendo nuestros pequeños sacrificios al suyo, ofreciendo nuestras espaldas para cargar con el peso infinito del desamor y de la rebeldía y, de este modo, transformarlo, porque Él lo transforma, en entrega y obediencia.

“Jesús reemplaza nuestra desobediencia con su obediencia”, dice el Catecismo (n 615). El Siervo doliente se dio a sí mismo en expiación, satisfaciendo al Padre por nuestros pecados. No es el Padre quien se “complace” con nuestra sangre. Al Padre le basta – porque en eso consiste nuestro bien - la obediencia, el reconocimiento justo de su paternidad y de nuestra filiación. Somos nosotros, en la medida en que edificamos nuestra vida sobre la desobediencia a Dios, los responsables de que la obediencia cueste sangre.

La Liturgia proclama, en el prefacio I de la Pasión del Señor, que en la pasión salvadora de Cristo “el universo aprende a proclamar tu grandeza [la grandeza de Dios] y, por la fuerza de la cruz, el mundo es juzgado como reo y el Crucificado exaltado como juez poderoso”.

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18.06.13

GEORGE AUGUSTIN – KURT KOCH (eds.), La liturgia como centro de la vida cristiana

GEORGE AUGUSTIN – KURT KOCH (eds.), La liturgia como centro de la vida cristiana, Sal Terrae (Colección “Presencia Teológica” 197), Santander 2013, ISBN 978-84-293-2057-2, 166 páginas, 15 euros.

1. Esta obra que presentamos es la traducción española de un libro publicado en alemán por el Instituto de Teología, Ecumenismo y Espiritualidad “Cardenal Walter Kasper”. Los autores son: el Cardenal Walter Kasper, el Cardenal Kurt Koch, George Augustin – director del Instituto “Cardenal Walter Kasper” - , Winfried Haunerland – profesor de liturgia en Múnich – y Albert Gerhards – profesor de liturgia en Bonn - .

2. La finalidad del libro es ofrecer “impulsos teológicos y pastorales para comprender el sentido más profundo de la liturgia de la Iglesia” (p. 13). El capítulo primero, escrito por el Cardenal Walter Kasper, se titula: “Tiempos sagrados – lugares sagrados – signos sagrados en un mundo secularizado” (pp. 15-35). El Cardenal Kasper afirma que cuando “la distinción entre sacro y profano falta, entonces todo es indiferente, uniformemente monótono, gris sobre gris” (p. 17). Frente a lo que tantas veces se ha dicho, no ha sido eliminada en el Nuevo Testamento la diferencia entre sacro y profano, aunque sí ha recibido una nueva definición (cf p. 19). ¿En qué consiste esa nueva definición? En una interpretación sacramental, según la cual “los signos sacros como signos de la máxima proximidad y comunión son, a la vez, signos del máximo distanciamiento” (p. 33). Dios se manifiesta en lo sacro como el Santo: se comunica, pero sin ser disponible ni objetivable.

El Cardenal Kurt Koch es el autor del capítulo segundo: “La liturgia de la Iglesia como fiesta de la fe viva” (pp. 37-77). Aborda en este texto el fundamento vital de la liturgia, que no es otro sino la experiencia de gratitud (cf p. 38). La fiesta celebra la existencia y la misma fe tiene un carácter festivo que, en su núcleo, es “eucaristía”, acción de gracias (cf. pp. 44-45) de carácter cósmico. En la liturgia se celebra la presencia epiclética del Resucitado y en ella tiene lugar el encuentro con el misterio de Cristo, la comunicación entre Dios y el hombre. La liturgia es, asimismo, un acontecimiento eclesial, ya que “no solo la liturgia cristiana es siempre liturgia de la Iglesia, sino que la Iglesia misma es, en su núcleo más íntimo, liturgia” (p. 59). El Cardenal Koch insiste en la necesidad de un nuevo movimiento litúrgico que tome en cuenta la nueva situación catecumenal en la que vivimos.

“Celebrar la Eucaristía con provecho espiritual” (pp. 79-11) es el título del texto escrito por George Augustin. Parte el autor de la convicción de que “el fundamento de una renovación espiritual y de una vivificación de la fe se halla en una comprensión profundizada de la eucaristía” (p. 83), sacramento en el que Cristo se hace presente actualizando la entrega de su vida. Destaca también Augustin el carácter de adoración de la celebración de la eucaristía, la importancia de la participación activa, el carácter de encuentro con Dios de la comunión, y el aspecto misionero y escatológico de la Misa.

Winfried Haunerland trata sobre “Mysterium Paschale. Concepto clave de la renovación teológico-litúrgica” (pp. 113-136). La idea del “mysterium paschale” figura entre los fundamentos esenciales para la comprensión de la constitución Sacrosanctum Concilium.

Finalmente, Albert Gerhards se ocupa de los recientes esquemas de una teología de la liturgia (“Liturgia: la forma estética de la Iglesia entre ser y devenir”, pp. 137-166). El pensamiento de J. Ratzinger y el de W. Kasper sobre la teología de la liturgia son analizados, tratando de establecer un diálogo entre ellos.

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San Juan de Ávila, Doctor. Magisterio vivo

“San Juan de Ávila, Doctor. Magisterio vivo”.

Mª Encarnación González Rodríguez (ed.), “San Juan de Ávila, Doctor. Magisterio vivo", BAC (Estudios y Ensayos 144), Madrid 2013, 265 páginas.

1. La BAC, en su colección “Estudios y Ensayos” (BAC 144, Madrid 2013, ISBN 978-84-220-1651-9, 265 páginas) nos ofrece un obra coordinada por María Encarnación González Rodríguez, postuladora de la causa del doctorado de San Juan de Ávila, que, además de una contribución propia, reúne una serie de estudios a cargo, respectivamente, de María Dolores Rincón González, María Jesús Fernández Cordero, Saturnino López Santidrián, Miguel Anxo Pena González y Mons. Juan del Río Martín. El volumen se concluye con “Doce poesías al nuevo Doctor”, elegidas entre las presentadas al I Certamen de Poesía “San Juan de Ávila”, convocado para el 21 de setiembre de 2012, en vísperas de la proclamación del Santo como Doctor de la Iglesia.

2. El libro parte de una convicción: Se ha escrito mucho, y bueno, sobre San Juan de Ávila, pero no se ha escrito todo: “se hace imprescindible tomar hoy la figura y la obra del nuevo Doctor y sacar a la luz lo mucho que aún nos falta por descubrir” (“Introducción”, p. XV).

Entre las nuevas perspectivas que han de ser exploradas se señalan las siguientes: Capítulo 1. “Humanista” (escrito por María Dolores Rincón González). San Juan de Ávila se sitúa entre las dos fuerzas más importantes del Renacimiento español: el Humanismo y la Reforma.

El capítulo II (de María Jesús Fernández Cordero) versa sobre San Juan de Ávila como “Evangelizador”; es decir, como “predicador del Evangelio al modo evangélico”. En suma, lo que hizo en su tiempo este santo fue “propiciar una vuelta al Evangelio y, con ello, renovar a la Iglesia: no de otra manera” (p. 54).

Saturnino López Santidrián escribe sobre San Juan de Ávila como “Reformador”, como un personaje empeñado en “devolver a la esposa de su amado amigo Jesús todo su esplendor, y, al Cuerpo Místico, su integridad” (p. 99).

Miguel Anxo Pena trata la misión de San Juan como educador; “un educador social de su tiempo, donde fe y vida caminan estrechamente de la mano” (p. 148).

Mons. Juan del Río Martín se ocupa de San Juan de Ávila como “Santo”. En los santos resplandece la “hermosura de la Iglesia”, la “hermosura de la Esposa” (p. 180-181).

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15.06.13

“La alegría de creer”. XVI Jornadas de Teología Fundamental

En Murcia, desde el 12 al 14 de junio, acaban de celebrarse las XVI Jornadas de Teología Fundamental que, en esta ocasión, han versado sobre “La alegría de creer”. En las Jornadas de Teología Fundamental – cuyo ritmo es bianual – se reúnen, desde hace treinta y dos años, profesores de España y de Portugal de esta especialidad teológica. Suele haber también una representación de profesores que desempeñan su tarea docente en Roma, algunos de ellos españoles y otros italianos.

El lugar donde tienen lugar estos encuentros es variable. En las últimas ediciones se han celebrado en Braga (en 2009) y en Valladolid (2011). Esta vez le ha tocado organizarlas al Instituto Teológico de Murcia de la Orden de los Franciscanos y al Instituto Teológico “San Fulgencio”, también de Murcia.

El Año de la Fe ha sido el motivo que ha determinado la temática abordada. El programa es muy intenso, ya que en dos días y medio se desarrollan ponencias, comunicaciones y la presentación de novedades bibliográficas. Nunca falta la celebración de la Santa Misa presidida por el obispo de la diócesis, así como una visita de tipo cultural. Éramos, este año, treinta y tres participantes.

La primera ponencia, titulada “Conocer a Dios por la fe. Apuntes para una epistemología de la fe cristiana”, estuvo a cargo del Prof. Francisco Conesa, del Instituto Teológico de Orihuela-Alicante. La segunda ponencia fue una lección magistral del Prof. Christoph Theobald, SI, de las Facultades de los Jesuitas de París. Versó sobre “una aproximación estilística del creer cristiano”. Una propuesta profunda, novedosa, que abre nuevos caminos para pensar en qué consiste la fe. La tercera, sobre “la dimensión eclesiológica, comunitaria y celebrativa de la fe” correspondió a quien esto escribe.

Hubo, en total, doce comunicaciones. Muy variadas, aunque todas ellas, como es lógico, relacionadas con el tema de las Jornadas. De la presentación de novedades bibliográficas se ocuparon los profesores César Izquierdo, Luis Oviedo y Salvador Pié, así como los participantes que quisieron dar a conocer alguna publicación propia.

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