San Leandro de Cartagena y de Sevilla: un gigante de la fe
San Leandro era el mayor de cuatro hermanos santos, hijos de Severiano y Teodora, matrimonio cristiano de la antigua nobleza hispano-romana, naturales de la ciudad de Cartagena. Toda la familia se trasladó a Sevilla en el año 555 debido a la invasión bizantina del levante español posterior a la guerra civil que acabó con la coronación de Atanagildo.
Leandro (535-599) ya había empezado en Cartagena su formación para la vida religiosa, y en Sevilla completó sus estudios, se hizo monje y fue ordenado sacerdote. Obispo de Sevilla desde el año 578, se preocupó de la formación de los aspirantes al sacerdocio creando una escuela episcopal de gran prestigio, a la que dotó de una extraordinaria biblioteca y en la que se formaron muchas de las grandes figuras de la Iglesia visigótica.
Frente al arrianismo del rey y las autoridades, trabajó por afianzar y extender la fe católica mediante una buena formación del clero y del pueblo cristiano. Su influencia fue grande en la conversión de muchos, como ocurrió con los hijos del rey: primero Hermenegildo, influido también por su católica esposa, y más tarde Recaredo.



La práctica de huir del mundo y abandonar el disfrute de los bienes materiales es muy antigua en la historia de la Iglesia. Su origen estaría durante las persecuciones del Imperio romano, cuando algunos cristianos de Egipto, para no ser obligados a apostatar de la fe, huyeron de las ciudades y se escondieron en el desierto de la Tebaida. Al pasar el peligro no todos regresaron a su hogar sino que algunos se quedaron a vivir en la soledad, dedicados a la oración y la penitencia. A estos se unieron algunos discípulos con el deseo de recibir sus enseñanzas y de imitar su vida, naciendo así las primeras experiencias de vida comunitaria.



