Historia de una adolescente embarazada
(Relato ficticio)
Isabel llevaba horas llorando en su habitación, el otoño madrileño en aquella tarde gris parecía comprender sus sentimientos. Los viejos árboles del parque infantil, que se ve desde su habitación, habían dejado caer sus primeras hojas, depositándolas con cuidado sobre aquel columpio, viejo y oxidado. Triste vida la del columpio -pensó Isa- Hacía meses que no pasaba un niño a columpiarse en él. Su única función se había convertido en servir de taburete a los grupos de jóvenes que frecuentan el parque para hacer botellón los viernes. Y así era como todo había comenzado, en un botellón.
Isabel, buena chica, buena estudiante, dieciséis años y en primero de bachillerato, estaba embarazada. El ginecólogo se lo había confirmado esa misma mañana. Su amiga Berta, que le había acompañado, no lo dudó ni un segundo _Tía, aborta, como no abortes te mato el feto a puñetazos en la barriga. Dijo medio en broma en un macabro intento de tranquilizar a Isa, que caminaba con el rostro pálido a la salida de la clínica.

El pasado 17 de agosto, Neuquen, una ciudad del sur de Argentina,
Occidente idealiza el hinduismo como una religión muy a la última, algo así como si estuviese de moda. Parte de culpa la tendrá la “cultura” (reseño las comillas) hippie, que en los años 70 emigraba afanada a filosofar hacia India, y algo también la falta por nuestra parte de profundización en la realidad amplia y completa de ésta religión, más allá del Yoga el Karma y todas esos términos tan espiritualmente biensonantes.
ETA ha vuelto a matar. Con la misma cobardía de siempre, con la misma crueldad. Han arrebatado la vida a un militar y padre de familia, que en acto heroico esperó a que evacuasen la zona sus compañeros en primer lugar, saliendo el último del cuartel.
Ayer veía la tele, pésima costumbre que voy aparcando bastante. El panorama era desolador, ¿Cómo siempre? Incluso un poquito más.




