Sobre la Búsqueda del Jesús Histórico (parte III)
El tercer pilar que sustenta la distancia entre el Jesús de la historia y el Cristo de la fe, es la idea de que los evangelios con los que contamos hoy, además de haber tenido por autores a cristianos anónimos, fueron escritos mucho después de los hechos que relatan, y que la predicación original de los apóstoles fue severamente alterada para responder a necesidades particulares de cada comunidad.
Para desacreditar los evangelios, es esencial decir que las versiones con que contamos hoy solo alcanzaron su forma actual cuando la primera y/o segunda generación de cristianos ya había desaparecido, porque eso permite hablar de capas tras capas de mitificación, tradiciones orales y falsa atribución de milagros a la figura histórica de Jesús. Esta tendencia alcanzó su máxima expresión a comienzos del siglo pasado, cuando se ubicó la redacción de evangelio de San Juan a mediados del S. II, pero en general hoy se propone que Marcos se escribió entre 65-75, Mateo y Lucas entre 90 y 100, suponiendo que ellos se copiaron de Marcos, y San Juan hacia el año 120, porque el manuscrito más antiguo con que contamos se ha datado en 125.
Pero ¿por qué comenzar esa cuenta alrededor del año 70?