La obrita de marras

Viva la libertad de expresión. Es el grito por excelencia de lo políticamente correcto, y una patente de corso para investarse cualquier soplagaitez, con tal de irritar al personal. Ya nos tienen acostumbrados a gentuza de la calaña de Leo Bassi, el malogrado Pepe Rubianes (qepd), y gente así. Luego se extrañan de que haya gente que se ofenda por obras como la que ha estrenado en el TNC de Barcelona…

Y eso que para mover a E-Cristians hace falta liarla muy, muy gorda. Pero es que claro. Cuando el ‘establishment’ tiene un logro en su haber, como es la visita del Papa a la Ciudad Condal, es normal que les chirríe cuando usan el evento como pretexto para montar una obra de teatro que hace apología de la homosexualidad. Bravo.
La obra cuyo título me niego a mencionar es la cosecha de lo que se lleva tiempo sembrando en Cataluña. ¿Queréis una pandilla de exaltados nacionalistas? Por mi, de acuerdo. Ya sabéis lo que me importa la política, pero luego no lloréis cuando os monten pollos como este, que encima pagamos todos. Tampoco deberían extrañarse la morralla de “artistas” que se prestan al “teatro-basura” cuando un par de exaltados se suben al escenario. Si en vez de dos son veinte, os podían haber partido las piernas a más de uno. Pero en la vida si provocas, está claro que alguno termina reaccionado. Y no precisamente de la manera más pacífica.

Esta es la España en la que vivimos. Un país en que el la izquierda nacionalista, progre y provocadora se cree con patente de corso para insultar, despreciar y llamar maricón hasta a un Papa. En otros sitios del mundo un cura salió al escenario para pedir a la troupe que no ejecutara un espectáculo blasfemo. Aquí, por desgracia, llevamos aguantando estas gansadas más tiempo y los ánimos están más caldeados. Gracias a Dios nadie se hizo daño, pero eventos como este incitan a la violencia, y algún día ocurre una desgracia, pero que no se diga que fue gratuito, porque cuando se azuza el fuego, las brasas saltan, señores, y estamos sobrados de locos en el mundo como para irnos con jueguecitos.

A ver si calmamos los ánimos, produciendo arte que no sea un émulo soviético ideologizado, sino que forme a las masas cada vez más ignorantes por la LOGSE y la televisión, y nos dejamos de querer “provocar” a diestro y siniestro (sobre todo a diestros), porque los tiempos, como se ven, no son los mejores para ello.

+Pax et Bonum+