A Benedicto le robaron papeles, a Francisco le roban e inventan conversaciones
Justamente hace un año, en el pontificado de Benedicto XVI, su mayordomo le robó un puñado de papeles importantes. Los medios de la izquierda mundial pusieron el grito hasta en el planeta Marte, pidiendo una escoba que barriera todo la escoria que pululaba por los pasillos vaticanos.
La justicia de la Santa Sede se movió, se encausó, se condenó, se perdonó, y todo pasó a la historia bimilenaria de la Iglesia Católica, simul sancta et pecatrix.
Ahora tenemos un nuevo Papa. Hombre con alma de párroco, con carácter abierto y servicial, con lenguaje fácil y directo al público. En cien días que se cumplen hoy se ha metido a todos los medios de comunicación en el bolsillo.
Con su proverbial cercanía a las personas ha sido victima de otro robo diferente. No han sido papeles comprometedores, sino conversaciones comprometidas.
Esta vez la comunicación está en manos de terceras manos. Es decir de marujeo de patio de vecindad en el inicio del verano italiano.
Pongamos dos ejemplos para comprender esta situación en manos de la izquierda eclesial informativamente hablando.
