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18.09.08

Las pastoral en las prisiones

En torno al 24 de septiembre, fiesta de Nuestra Señora de la Merced, patrona de las instituciones penitenciarias, en todas las prisiones, donde suele haber un capellán acompañado por un grupo variado de laicos, se hace una serie de actividades de contenido lúdico y religioso. Siempre destaca la Eucaristía celebrada en el interior del recinto carcelario a la que voluntariamente acuden los internos con la intención de implorar, por medio de Maria, que la estancia en la cárcel el Señor les ayude y les conforte en las horas difíciles de su internamiento obligado por haber infringido la ley.

Los capellanes y el equipo de voluntarios tratan de vivir la bienaventuraza de Jesús: “venid, benditos de Padres….porque estuve en la cárcel y vinísteis a verme” y, con ella, la más antigua y genuina tradición de la Iglesia primitiva, preocupandose de aquellos que están encarcelados y compartiendo su sufrimiento.

En sus visitas a la cárcel, el equipo de pastoral penitenciaria no olvida la promoción humana de los internos, la meta de la reinserción, la ayuda en asuntos administrativos y burocráticos y la relación con el entorno familiar, para lo cual establecen lazos con las parroquias de origen, tratando incluso de ayudar a las familias a través de Cáritas.

Junto con las autoridades penitenciarias, los capellanes y voluntarios llevan a cabo una importante tarea, la humanización de la prisión. Son, sobre todo, heraldos de la compasión y del perdón infinitos de Dios, ayudando a los internos a recuperar la esperanza y a descubrir el sentido de la existencia, de manera que, con la gracia de Dios puedan transformar su propia vida, reconciliarse con su entorno y, en la medida de lo posible, iniciar una vida honesta y recta en el seno de la sociedad.

Los capellanes y voluntarios tratan de crear en el centro penitenciario una auténtica comunidad de creyentes. Para ello, fomentan los catecumenados de adultos y ofrecen a los internos la oportunidad de tener un encuentro fuerte y serio con Jesucristo, por medio de la recepción de los sacramentos.

Es bueno conocer cómo trabaja la Iglesia en el interior de las prisiones. Algunos equipos de voluntarios están compuestos por personas mayores. Deben rejuvenecerse. Quien desee colaborar en esta pastoral puede acudir a su parroquia o a su obispado.

Tomás de la Torre Lendínez