¿Qué es eso de la iglesia de base?
Pues es algo que me vengo preguntando desde hace tiempo. Porque de cuando en cuando aparecen por ahí escritos y reflexiones que saca una autodenominada “iglesia de base” protestando por todo y quejándose de todo. Sea por lo que sea. ¿Se acuerdan aún de lo que pasó con la JMJ de Madrid? Gritos, lamentaciones y rasgamiento de vestiduras. Es como si todos fuéramos por el camino errado excepto un pequeño resto de Israel, investidos de especial pureza de visión y conciencia, constituidos a sí mismos como nuevos profetas del Reino de Dios, que se autoproclaman la iglesia de base y nos hacen el gran regalo de iluminar nuestras mentes pecadoras con sus sesudas y meditadas reflexiones.

Mucha gente se me queja de lo pesaditas que suelen ser las homilías en las misas dominicales. Pesaditas y lo que es peor: sobre todo inútiles.
El dato objetivo es este: la fundación Amancio Ortega dona veinte millones de euros a Cáritas. Punto. Y agradecidos.
Tuve la oportunidad ayer de charlar un rato con un diácono madrileño que en pocos meses será ordenado sacerdote si Dios quiere. Conversación de un cura veterano con alguien que está comenzando a descubrir el mundo de la parroquia.
Hoy todo el mundo es solidario. Pregunten a cualquier famoso, famosete o famosillo y verán cómo su preocupación principal pasa por la paz, la solidaridad y los niños hambrientos. No hay personaje que no haya salido una vez en la tele que no afirme eso tan bonito de la justicia, el compartir y el darse a los demás. Y si de paso puede, sacude dos bofetadas a la iglesia porque hay que ver cómo viven los curas mientras tanta gente se muere de hambre, y sacude al gobierno por su falta de sensibilidad social cuando en España hay tantísimas personas que lo pasan mal.





