Algo no supimos entender del concilio

Recuerdo que siendo un monaguillo con apenas siete u ocho añitos, era el encargado de dirigir el rosario en la parroquia de mi pueblo desde el púlpito, y que al acabar el rezo todos los días rezaba una oración por el concilio que, como pueden imaginarse, ni sabía que era eso del concilio. Era igual. Sacaba mi papelito y oración por el concilio. Me vienen a la memoria los cambios litúrgicos, sorpresa semana tras semana, los nuevos cantos, pequeñas cosas. Quizá fue conociendo lo que era al iniciar los estudios telógicos.
La expectación ante el Vaticano II fue grande. Las esperanzas, todas. Pero, vamos a reconocerlo, algo no salió bien. Trabajamos en la viña del Señor con toda la ilusión del mundo, bebimos de la teología mas rabiosamente postconciliar y nos dejamos el pellejo en la causa del evangelio. La primavera primaveral. Convencidos no. Convencidísimos.

Aquí, en la Sierra Norte de Madrid, y residiendo en el pequeño pueblo de Otderuelo del Valle, tenemos una comunidad de cuatro hermanas pertenecientes al
Unos cuantos amigos decidieron apuntarse al divertimento de ayer sobre el número de los que irían a misa ayer miércoles de ceniza entre mis cuatro pueblos. Entre comentarios en este mismo blog y otros que dejaron en X y en Facebook nos encontramos de todo.
Con un enorme abrazo a los dos.





