Frente al neopelagianismo: más sacramentos y menos autoayuda
Las viejas herejías son como las olas de calor: siempre vuelven. El pelagianismo está superado desde el concilio de Éfeso (431), pero sigue apareciendo de cuando en cuando y con especial fuerza en estos tiempos.
Normal. Vivimos momentos de exaltación del ego: “tú vales mucho”, “tienes que cuidarte”, “cultiva tu yo”, que suena muy bien pero que es de un egoísmo que tira de espaldas. Al rebufo de estas viejísimas teorías revestidas de modernez de lo más “in” se ha desarrollado una corriente de libros y experiencias de autoayuda que a servidor le parecen una mezcla de engaño, ingenuidad, comercio y ganas de vivir a la última.

Nueve carros de comida. Nueve. De un supermercado y por las bravas. Para eso necesitaron nada menos que treinta personas, violencia y montar el numerito. Consiguieron salir en la tele eso sí y, una vez más, soltar el demagógico discurso de los ricos, los pobres, el capital y la opresión proclamado, qué cosas, por la izquierda más rancia y más enemiga de la libertad.