Las cosas raras que algunos colectivos pretenden de un obispo
No falla. Basta revisar hemerotecas y ahí lo tienen todo. Diócesis a la espera de obispo es igual a colectivo exótico pidiendo la luna, Marte, Miércole y Saturno. Bien es verdad que a la vez omiten por puro despiste la importancia del Sol, pero ya se sabe que no se puede estar en todo.
No tengo tiempo ni merece la pena buscar y buscar la cantidad de cartas y declaraciones que aparecen cada vez que estamos ante una diócesis en “sede vacante”. Pero a poca memoria que se tenga no quedará más remedio que reconocer conmigo ciertas cosas.

No se confundan que no cuela. Para nada voy a admitir que los grandes enemigos del papa Francisco sean la caverna, los ultramontanos, los medio lefevristas y toda esa gente inmóvil, más que seguidores de Joan Baez. No nos moverán.
Los organismos públicos en general, y los ayuntamientos en particular, tienen una cierta predisposición a convertirse en dueños de todo lo que ellos consideran que es “del pueblo”. A nada que te descuidas, y he sido cura de pueblo muchos años, te das cuenta de que cosas que la gente te dice que habían sido de la Iglesia desde siempre mira por donde han devenido en propiedad municipal. Como es del pueblo, el ayuntamiento se lo adjudica, administra, utiliza, compra, vende, permuta y desde luego se lo apunta en su haber.
        




