Pa chulo, yo
Es una de las frases más castizas que se podía escuchar por Madrid: “Pa chulo yo, y pa pegarse mi padre, que va al gimnasio”. Cosas de ese Madrid castizo y de un hablar supuestamente chulapo y que no es más que un invento del alicantino Arniches.
En el Madrid castizo chulo jamás fue una palabra ofensiva. Más aún, zarzuelas hay donde los enamorados se llaman mutuamente “chulo” y “guapa”. Majo, chulo, sinónimos de un cierto arrojo y atrevimiento unidos a gracejo y simpatía. Y con él, la chulapa, arrojada, atrevidilla, simpática y “echá p’alante”.
El problema es que se pierden los significados y chulo hoy lo hacen sinónimo de arrogante, fatuo, orgulloso. Triste, puede ser, pero es otra cosa, tanto que hoy la palabra se ha querido convertir en puro insulto. Pues vale.

Así lo contaba un guía de turismo en Shangai explicando las paradojas de la China comunista: “Si matas chino, cárcel; si matas oso panda, pena de muerte. Fácil. Chinos, muchos; pandas, pocos.”
Anda que no tiene que cansar eso de levantarse cada mañana a ver cómo le sacudes una patada en los mismísimos a aquellos que piensan de una manera diferente, y sobre todo hacerlo para que ese supuesto rival, al que encima le importas un bledo, aprenda tolerancia, democracia y moderación, amos, moderancia que decía uno de mi pueblo.
Es que vienen días muy cargaditos de cosas. Desde hoy, y hasta el domingo de pascua de resurrección, en cada parroquia andamos medio locos preparando la liturgia sin reparar en detalles. En apenas doce días tenemos por delante qué menos que una celebración penitencial, domingo de ramos, triduo pascual con sus oficios propios más otras devociones como el via crucis o la hora santa, muy probablemente rezo comunitario de la liturgia de las horas, amén de otras peculiaridades de cada parroquia o comunidad como procesiones o actos propios de culto.





