Lo que vos queráis, Señor
Aunque no se lo crean, uno es más bien poco piadoso. A ver, por favor, no se me escandalice nadie. Los de pueblo, los que nos hemos criado entre piedras berroqueñas, no somos especialmente dados a místicas y arrobos. Somos más bien tirando a escuetos, de pocas ideas, pero claras, más neoclásicos que barrocos, más de tiralíneas que de creativo pincel. Cosas de los que hemos crecido entre tomillos y jaras, cardos borriqueros y espinarones de esos que antes se podían cortar y ahora hacerlo te cuesta congo y medio.

A principio de curso se nos han hecho llegar desde nuestro arzobispo, D. Carlos Osoro, a las parroquias y fieles un conjunto de doce puntos, tomados ya de los trabajos del Plan Diocesano de Evangelización, que nos pide tengamos muy en cuenta a la hora de planificar la tarea pastoral.
Qué listos. Me van a decir que me he pasado, que ya me lo sé. Me van a recordar, también lo sé, que las formas son muy limitadas y perfectamente recogidas en las normas de la Iglesia: de pie o de rodillas, en la mano o en la boca. Y ya. Vale. Pero… Eso es la teoría, pero en la práctica cualquier sacerdote tiene experimentadas las mil y una formas de recibir la sagrada comunión.





