Celebrar con Paquito el chocolatero
A veces te lo dicen: “hoy estabas en misa como ido, como distraído, y eso se nota y nos quita la devoción a los fieles". Pues no digo que no.
Dice el P. Loring a los sacerdotes: “Sacerdote, celebra tu misa. Como si fuera tu primera misa, como si fuera tu última misa, como si fuera tu única misa". Uno lo intenta, pero algunas veces estás celebrando y la cabeza se te va a otro sitio. ¿Por qué suceden estas cosas?
Los fieles pueden llegar a la conclusión de que a ese sacerdote le falta espiritualidad, oración, sentido de lo que es la misa, ganas o incluso de que no le importan los fieles y por eso dice la misa de cualquier manera, se distrae y así no fomenta la piedad de la gente. Me permito intentar explicar esas distracciones desde el lado del sacerdote.

Ayer tuve la oportunidad de leer varias noticias relacionadas con jóvenes en la Iglesia. Unas tocan el corazón, las otras, las narices. Así somos los humanos.
¿Cuántas parroquias en estas fechas no andamos de mercado y mercadillo, venta y rastrillo? Coincidiendo con el final de curso parece que es el momento de organizar algún tipo de evento recaudatorio para apoyar la vida y las actividades de la parroquia. ¿Tienen sentido, sirven para algo, merece la pena un método más para sacar dinero a la gente cuando andan las cosas así?
Miguel y yo fuimos compañeros de escuela de pueblo. Escuela unitaria, se decía, donde en una única clase nos juntábamos cincuenta chavalotes de distintas edades, bajo el mando y la vara de un maestro, mientras la estufa, alimentada por tomillos que cogíamos a la salida, nos obsequiaba periódicamente con una nube de humo capaz de impregnar nuestra ropa para una semana y hacernos llorar como si hubiérmaoa perdido todas las bolas del guá.