Un año y una semana en Infocatólica
Sabía que fue por ahora. El caso es que he echado un vistazo al blog y veo que hoy hace un año y una semana que comencé a escribir en Infocatólica. No está nada mal.
La estadística es lo que es, pero no me he resistido a echar un vistazo a algunos números, aunque me faltan posibilidades o capacidades para un análisis serio. Pero puedo adelantar, ya sé que no es ningún record, que en este año este blog ha recibido algo más de cuatrocientas mil visitas, con casi ochocientas mil descargas de página. No sé si es mucho, poco o regular, pero en cualquier caso no me quejo.
Servidor tiene la costumbre de escribir casi cada día, lo que me hace suponen que en este año he pasado de las trescientas entradas con creces. Si en cada entrada hay un par de meteduras de pata, puedo aproximarme a las setecientas, por tanto setecientas peticiones de perdón por ellas.

Una mañana de primavera en el pueblo. Falta más me media hora para la misa y estoy por el templo preparando cosas. Por la puerta de la iglesia, al fondo, veo cómo llega una pareja casi arrastrando un enorme bulto que parece de un peso más que considerable. Sin decir palabra, se acercan a mí, y veo cómo desenvuelven el misterioso paquete, del que emerge en todo su esplendor una impresionante imagen de santa Gema Galgani de aproximadamente un metro y medio de altura. “Es para que la ponga en la parroquia, ¿le gusta? Lo tenemos ofrecido…”
Ya se sabe. Son esas cosas que no necesitan demostración. Hartitos estamos de leer y escuchar eso de que la curia vaticana es un antro de perdición donde los curiales son gente que vive en la opulencia mientras se apuñalan por la espalda en siniestros manejos de lujuria y poder. Se sabe. No hay que demostrar nada.
Me preguntaban hace poco por la forma en que se debe rezar a san Pancracio para que te conceda lo que le pides. Por lo visto a esta persona le habían regalado una imagen de san Pancracio diciendo que era muy milagroso, pero pasaban los días y nada de nada. Yo le comenté que rezara la oración propia del santo. Pero el problema era otro. Porque había llegado a sus oídos que además de rezar era imprescindible colocar una moneda en una de sus manos y ponerle perejil. La duda era si el perejil hay que cambiarlo cada día o dejarlo como está hasta que se seque… Al final lo que me decía era que los santos deberían venderse con prospecto, como las medicinas.
En estos últimos días me ha llegado por varios caminos (mail, facebook…) un texto supuestamente del papa Francisco sobre los santos que necesita el mundo de hoy. Un texto que comienza con estas palabras: “Necesitamos santos sin velo, sin sotana. Necesitamos santos de jeans y zapatillas. Necesitamos santos que vayan al cine, escuchen música y paseen con sus amigos…” Se encuentra en internet en mil sitios.