Ahora la Caballé
Al final parece que lo que proclamó Manuel Azaña el año 1931, que “España ha dejado de ser católica” se está convirtiendo en realidad. Ahora no tanto por la vía de la violencia, la quema de iglesias y los ataques a los católicos, que estos últimos ciertamente se están dando, sino más bien a través de esa “apostasía silenciosa” que ha conseguido ofrecer un catolicismo nominal sin implicaciones éticas.
El caso es que cuando se habla de este asunto lo primero que nos viene a la cabeza es la profunda disociación en todo lo que tiene que ver con la moral sexual y el respeto a la vida. La hay. Lo hemos estado viendo últimamente en Málaga en dos pregones del mundo cofrade. Muchos que se llaman católicos no tienen problema en aceptar el aborto, las relaciones extraconyugales, el ejercicio de la homosexualidad, el matrimonio entre individuos del mismo sexo. Y todo esto con la disculpa famosa de “la propia conciencia”, que algún día de estos escribiré del tema.

La noticia, en síntesis, es que el cardenal Bertone se está arreglando un parece que muy buen ático dentro del Vaticano para su vivienda habitual. Tanto ha corrido la noticia que el propio cardenal, el salesiano Tarsicio Bertone, ha tenido que
Una Iglesia nueva para tiempos nuevos. Hora de vivir el presente en el convencimiento de que es momento de insertar el evangelio en el corazón de la sociedad, superando viejas formas de entender la presencia de Dios en el camino siempre nuevo de acoger el don del Espíritu que cada día se derrama en los creyentes.
Servidor como ya saben, además de haber sido cura rural, es que es de pueblo. Más exactamente “serrano”. Dicen que los serranos –los de la Sierra de Madrid- somos gente buena pero bruscos como las piedras entre las que nos hemos criado. Vamos que la diplomacia, como habrán podido observar desde hace tiempo en un servidor, no es precisamente lo nuestro. El serrano es de pocos matices y mucha claridad: esto es así, y esto de la otra manera.





