Esta parroquia -la mía- cada día funciona peor
No tengo nada que objetar a mis feligreses. Todo lo contrario. Son gente tan extraordinaria que no solo me aguantan, sino que hasta me quieren y colaboran más de lo pudieran imaginar. Si cuento anécdotas, reales más que la vida misma, es simplemente por sacar una sonrisa a mis lectores y hacerles conocer esos detalles siempre curiosos que ocurren en la “trastienda” de la vida parroquial. Son esas cosas que te llegan con la común introducción de que esta parroquia cada día está peor… ¿Las razones?
Si es que usted no se preocupa de nada… En la hojita parroquial de este pasado domingo ponen como canto final “Salve Madre” y sin embargo acabaron cantado “salve Regina”. Pero hombre, un despiste… Sí, sí, un despiste pero que indica lo que indica: que usted tiene la cabeza en todas partes menos en la parroquia.

No se confundan que no cuela. Para nada voy a admitir que los grandes enemigos del papa Francisco sean la caverna, los ultramontanos, los medio lefevristas y toda esa gente inmóvil, más que seguidores de Joan Baez. No nos moverán.
Los organismos públicos en general, y los ayuntamientos en particular, tienen una cierta predisposición a convertirse en dueños de todo lo que ellos consideran que es “del pueblo”. A nada que te descuidas, y he sido cura de pueblo muchos años, te das cuenta de que cosas que la gente te dice que habían sido de la Iglesia desde siempre mira por donde han devenido en propiedad municipal. Como es del pueblo, el ayuntamiento se lo adjudica, administra, utiliza, compra, vende, permuta y desde luego se lo apunta en su haber.





