Católicas aguantaderas
A ver si nos aclaramos, que una cosa es que haya que obligar a todo el mundo a ser católico como sea, y otra que católico venga a ser sinónimo de nuevo leproso a quien hay que apartar de la sociedad.
Llevamos tiempo, y la cosa se recrudece por momentos, en que se ha puesto de moda sacudir a los católicos y convertir su vida de fe en algo casi clandestino. Los católicos hoy no queremos ser ni más ni menos. Menos tampoco, que quede claro.

La semana que viene comenzamos en la parroquia unos talleres de economía doméstica destinados especialmente a las familias usuarias del economato. Fue una decisión de los voluntarios tras venir observando durante tiempo la forma de administrarse y de funcionar de muchas de las personas que acudían a hacer su compra a este servicio de Cáritas parroquial.
Concluyó, por fin, el Sínodo. Una
Llevaba tiempo sin echar una buena parrafada con Rafaela. La llamé anoche porque un amable comentarista me pidió la opinión de esta buena mujer sobre ir a misa y rezar por el papa. Su respuesta solo podía ser una: ir a misa y rezar por el papa, aunque matizando: rezar por el papa y su ministerio, no por sus intenciones que no me fío.
La falta de transparencia es total, por eso no hay que extrañarse de dimes, diretes, hablillas y rumores. No era tan complicado dar a conocer las intervenciones en el plenario, así como la composición de los círculos menores. Luz y taquígrafos. Nada. No se sabe nada. Bueno, se sabe que, si parece que dicen, me han contado, yo tengo una fuente de toda solvencia… ¿Así se piensa alguien que es la forma de cortar la rumorología? Así justamente se fomenta.