Si oviesse buen señor

No es ni mucho menos la primera vez. Ayer, en una columna publicada en el diario The New York Times, el papa Francisco ha vuelto a hablar de los sacerdotes para soltar unas cuantas lindezas: «por desgracia», los sacerdotes parecen a veces amargados y tristes, más solterones que casados con la Iglesia, más funcionarios que pastores y más soberbios que alegres».
Ya sé que la Iglesia es otra cosa, pero me voy a tomar la libertad de hacer una quizá no demasiado acertada comparación, pero si el presidente de una empresa afirma con cierta frecuencia que sus empleados son tristes, amargados, demasiado rígidos, soberbios y más funcionarios que cercanos a la gente, el problema no lo tienen los empleados, lo tiene la empresa, incapaz de motivar a los suyos para que sean y vivan otra cosa.

Acabamos de conocer que este año el número se seminaristas en España ha vuelto a superar la mítica barrera de los mil. Así podemos leerlo en la web de la Conferencia Episcopal Española: “
Un millón de personas en Sevilla este pasado domingo en la gran procesión de clausura del congreso de Hermandades y piedad popular. Mientras, contemplamos, semana a semana, los vacíos de la plaza de San Pedro en Roma y no tenemos más remedio que constatar el progresivo despoblamiento de las parroquias a la vez que la escasísima respuesta de los fieles a otras convocatorias oficiales.
Pude ver un rato en directo la inauguración de la catedral de Notre Dame de Paris. A vuelapluma se me ocurren varias cosas.





