Acuden los alejados y los volvemos a echar
Esa es mi teoría. Muchos de los que hoy llamamos alejados son personas que aparecen por las iglesias por los motivos más diversos. Difícil es que alguien no tenga que pisar un templo, aunque no sea más que por puro compromiso social en forma de bautizo de un sobrino, boda de la prima Perenganita, la comunión de mi Josemari o el funeral de la abuela de Mengánez. Añádase a esto la procesión de San Roque en el pueblo o la fiesta del pueblo del veraneo. Difícilmente uno puede mantenerse al margen de las celebraciones de la Iglesia católica, aunque solo sea por puro ambiente social. Por tanto, ya ven que venir, vienen.
¿Y eso de que los volvemos a echar?

No solo no es neutro, sino que es la mayor y más terrible fuente de manipulación. Los políticos lo saben muy bien y los eclesiásticos no somos malos discípulos.
Posiblemente algún buen amigo común me propine un tironcillo de orejas, pero no me voy a resistir al comentar alguna cosa de los PP. Camilos.
A un servidor lo que digan o dejen de decir catorce obispos anglicanos retirados es algo que me emociona bastante poco. Tampoco me alteran el ritmo cardiaco una declaración del Dalai Lama, las sugerencias pastorales de las católicas por el derecho a decidir o los puntos clave del programa de Iñigo Errejón. Me trae al fresco. Sin embargo, ya ven, por una vez y sin que sirva de precedente, me voy a referir a los catorce obispos anglicanos retirados, a los que algunos periodistas supuestamente expertos en información religiosa, dan el pomposo nombre de ex – obispos. Sin palabras.





