El mito de preguntar a la gente
Hoy, en esta Iglesia nuestra de mis pecados, estamos obsesionados con lo que dice la gente de fuera y con lo que quiere la gente de dentro. Esto es lo que se quiere presentar como fomentar la capacidad de escucha. Me parece bien, aunque me van a permitir un par de precisiones.
Lo primero que hay que escuchar es la voz de Dios. Es la voz de Dios la que nos tiene que enseñar dónde estamos y a dónde tenemos que ir. Hartito estoy de que me hablen de encuestas, paradigmas socioculturales, medios de comunicación, institutos de opinión, foros, encuentros y asambleas para escuchar lo que la gente piensa y quiere.