Espectacular misericordia o misericordia espectacular
Las palabras se queman, y una vez quemadas producen un cierto empacho. Servidor ha decidido vacunarse en la medida de lo posible, y he decidido, por la cosa de la salud verbal, que en los próximos meses voy a intentar evitar en la medida de lo posible dos palabras, una por lo civil y otra por lo eclesiástico.
En lo civil, jamás volveré a pronunciar la palabra ESPECTACULAR. Porque estoy hasta ese moño que no tengo de encontrarme con una catarata espectacular, un discurso espectacular, un peinado espectacular, un gol espectacular y una chorrada espectacular. Es que se pone de moda una palabreja y todos como bobos. Hace no demasiado, ante una catarata de las buenas uno alucinaba en colores o incluso llegaba a alucinar pepinillos en vinagre. Hoy no alucina nadie. Pero la cosa adquiere categoría de espectacular. Qué quieren que les diga. Servidor difícilmente acudiría a un espectáculo a contemplar el sombrero de Pepita, salvando por supuesto las carreras de Ascot.

Es cosa de lenguaje. Estamos comenzando a poner en marcha en la parroquia una posible Hermandad con el título de Hermandad del Santísimo Sacramento y Nuestra Señora de los Dolores. Con dos finalidades principalmente: el mantenimiento y promoción de la capilla de adoración perpetua y la propagación de la devoción a la Virgen de los Dolores sacando adelante la procesión anual con su imagen. No faltan quienes me dicen que dónde vamos con una cosa tan antigua, que eso de las hermandades está pasado de moda. Incluso que eso de capillas de adoración al Santísimo habría que preguntarse si es lo mejor que se debe hacer ahora.
Me van a perdonar que hoy me pase al enemigo. Acabo de decidir que por esta vez y sin que sirva de precedente, que no quiero aficionarme, me pido ser abogado del diablo y defender su causa. Además, lo voy a hacer con apariencia, al menos, de sana teología. En fin, se lo tomen como divertimento y ganas de incordiar.





