El gravísimo problema de los escrúpulos
De cuando en cuando me toca atender en confesión o en dirección espiritual algún caso de persona escrupulosa. Los hay con la conciencia un tanto estricta, que eso se va arreglando poco a poco. Pero puedes encontrarte con auténticos casos que rozan, que suponen directamente, una enfermedad mental.
El escrupuloso, digamos, extremo, es una persona con un trastorno obsesivo compulsivo que le lleva a escudriñar constantemente su vida para encontrar en ella el pecado. Es capaz de dar mil vueltas a su cabeza para conseguir convertir en pecado grave absolutamente todo lo que hay en su vida. La solución la quieren encontrar en la confesión no sólo frecuente, sino en casos diaria, y hasta varias veces por día. Pero eso no soluciona el problema, sino que lo agrava, ya que tampoco queda tranquilo por si la confesión no la hizo correctamente, y en consecuencia ha pecado más.