Algunas consideraciones sobre la esencia de Dios

 

Si consideramos que el objeto material de la Filosofía es todas las cosas, mientras el objeto formal son las últimas causas de todo cuanto es, llegamos necesariamente a la conclusión de que Dios es la Causa del ser, o más precisamente del ser en cuanto ser objeto de la ciencia filosófica suprema que es la Metafísica. Y esto es porque todos los existentes que son participados o que no han sido y ahora son, requieren de una Causa sin la cual no pueden ser ni tener sentido. Y así vemos que la Metafísica es la ciencia suprema porque a la misma ciencia pertenece el género y su causa.[1] De modo que precisando un poco más, el objeto formal terminativo de la Filosofía es el ser en cuanto ser mientras que el de la Teología Natural que es un tratado de la Metafísica, es la Causa del ser o sea Dios al que la Filosofía llega a partir de los entes participados, finitos y contingentes. Con la luz de la razón, por medio de la Filosofía, sabemos de Dios lo que sabemos de su existencia a partir de los entes participados.

Para acercarnos un poco a la esencia de Dios, al conocer que Dios es un existente en el que todo es su Acto de Ser, conocemos de algún modo la esencia de Dios. Es decir, lo que realmente es Dios aun cuando su existencia desborda todos nuestros conceptos que son de entes que participan de su Ser. Pero aun así, de ese conocimiento que tenemos de Dios, mediante la naturaleza discursiva de nuestro intelecto de la esencia de Dios, podemos deducir algunos atributos divinos.

Si consideramos que la esencia es lo que determina el modo de ser de un ente, es decir, que la esencia real de algo está constituida por las notas que lo hacen ser de un determinado modo en el orden real, nos daremos cuenta de que en el caso del hombre su esencia es la unidad sustancial del cuerpo y el alma espiritual. Sin cuerpo o sin alma espiritual no podemos hablar de hombre. En el caso de Dios, podemos decir que su esencia real está constituida por el conjunto de todas las perfecciones en grado infinito y en suma simplicidad. El Término perfección en un sentido muy general, significa, lo acabado, lo que tiene todo, y en Dios, significa el que tiene todo sin haber sido hecho, es decir, el que es Acto puro. En efecto, la esencia de Dios incluye todas las perfecciones que se identifican con el Ser y que no incluyen imperfección alguna. Dios es Unidad, Verdad, Bondad, Belleza, Amor, etc.

Por su parte, como las perfecciones predicamentales incluyen imperfección o finitud, no pueden formar parte real o formalmente en Dios, sino que Dios las posee en modo eminente, es decir, posee de ellas lo que tienen de perfección. De modo que la esencia de Dios incluye las Perfecciones trascendentales que son infinitas, y las perfecciones predicamentales en lo que tienen de perfecto. Pero hay que aclarar suficientemente lo que significa infinito, porque podemos considerarlo como lo que no tiene límites, que en el caso de las matemáticas es imposible porque sería algo que no es extenso. O bien, podemos considerarlo como los números que vamos contando sin parecer que tengan final. El número infinito no existe porque sólo es potencia inalcanzable. Sin embargo, por ejemplo en los ángeles que son formas puras sin materia, podemos afirmar que cada ángel posee toda la esencia de esa forma sin limitación. Y también podemos afirmar, que hay muchos ángeles porque cada uno tiene una esencia distinta que agota. Pero este infinito es predicamental o esencial; no se trata de un infinito del ser. El infinito absoluto según el Ser y la Perfección, es aquel que no tiene límite alguno, ni individual ni específico. Se trata  del ser ilimitado como ser y que sólo puede ser Dios.

Por su parte, en lo que se refiere a la simplicidad, lo simple es aquello que no tiene partes ni en lo esencial ni en lo físico-material. Aquello que no tiene partes físicas, como los cuerpos físicos, ni partes metafísicas, como la esencia y el acto de ser, la potencia y acto y la materia y forma. De aquí concluimos que sólo Dios es absolutamente simple porque es puro Acto.

La esencia real de Dios es el conjunto de todas las perfecciones en grado infinito y en suma o máxima simplicidad. Y esto es posible probarlo porque gracias a las pruebas de la existencia de Dios podemos saber que Dios no es una esencia que existe, sino que es el Acto puro de Ser. Y el Acto puro de ser por su concepto mismo, es infinito de modo que no puede tener limitación alguna. Dios es in-causado y no tiene potencia que lo limite. No es una esencia que recibe el ser dentro de unos límites, sino una Esencia que es Puro Acto de Ser.

De lo anterior se sigue que Dios posee todas las perfecciones trascendentales: Unidad, Verdad, Bondad, Belleza, Intelección y Volición y todas las perfecciones derivadas de ellas, en grado sumo. Pero en lo que se refiere a las perfecciones predicamentales, por ser esencialmente imperfectas, no existen como tales en grado infinito, sólo pueden ser fuera de Dios, en los seres participados e imperfectos, ya que por ser contingentes, su acto de ser depende de la Voluntad libérrima de Dios. Y aquí es necesario aclarar que aunque Dios carece formalmente de estas imperfecciones, no se identifica con ellas como tales, pero las posee y se identifica con ellas eminentemente, puesto que tiene todo lo que ellas poseen de ser o perfección, pero sin su esencial limitación, es decir, sin aquello que las hace imperfectas. Pero además, las perfecciones divinas puras o trascendentales que incluyen en modo eminente las perfecciones predicamentales, se identifican en Dios y son una sola perfección que se identifica con su mismo Ser. Esto es así porque estas perfecciones en cuanto tales, están identificadas con el Ser, ya que no son sino el mismo Ser bajo distintos aspectos que conoce la inteligencia humana, mediante una relación de razón que las va explicitando sin añadir nada al contenido del concepto de Ser.

La simplicidad del Ser infinito no admite composición alguna, puesto que de un ser que tenga partes finitas, sólo puede resultar un ser finito. La infinitud de las partes no es lo mismo que la infinitud del Ser. Dios es esencialmente simple, es simplicidad pura y por lo mismo la esencia real de Dios consiste en el conjunto de todas las perfecciones trascendentales y también las predicamentales de un modo eminente. En Dios se dan todas las perfecciones en grado infinito y en suma simplicidad.

No obstante lo anterior, nosotros podemos distinguir entre las perfecciones divinas. Por ejemplo, la distinción entre la Justicia divina y la Misericordia divinas. También podemos distinguir entre la Inteligencia y la Voluntad de Dios. Y aquí es necesario aclarar que esa distinción no es real, sino de razón. La distinción en nuestra mente se debe a que nuestro intelecto es discursivo y conoce por partes de modo que piensa de ese modo las perfecciones con fundamento en la realidad. Hay que aclarar que la distinción de razón que media entre las Perfecciones divinas no funda conceptos que no se incluyan en cada perfección divina, ya que por ser infinita, incluye todas las perfecciones. Cada perfección explícita incluye todas las demás perfecciones, es decir, cada perfección divina, por ser infinita, incluye en su concepto implícitamente a las otras. De este modo, la esencia de Dios puede significarse con distintos nombres que corresponden a conceptos que significan lo mismo. Por ejemplo decir que Dios es Infinito, incluye todas las  perfecciones en grado infinito, porque si es infinito, es simple ya que la composición implicaría limitación o finitud. Dios es Perfectísimo, Acto Puro que encierra todas las Perfecciones en grado infinito y sin composición, es decir, en suma simplicidad. Dios es trascendente, es decir, está por encima de todas las creaturas, pero presente en ellas, sin mezclarse, por su acción creadora, conservadora, providente y premovente.

En el Acto puro de Dios se identifican Ser, Potencia y Actividad. El Ser de Dios se identifica con su Entender y con su amor. En Dios nada llega a ser porque todo es su Acto de Ser. Únicamente en Dios, Ser y Obrar se identifican por ser Acto puro y simple de Ser. En Dios no hay distinción real ni conceptual con fundamento en la realidad entre la Esencia y el Acto de Ser o Existencia. En Dios entre Esencia y Acto de Ser hay una identidad total, aunque nuestra razón tome los conceptos de esencia y acto de ser de los entes finitos cuya esencia no es lo mismo que el acto de ser, y establezca una distinción de razón fundada precisamente en algo extrínseco de Dios que es la distinción entre esencia y acto de ser que únicamente se da en las creaturas.

En Dios Ser, Verdad y Entender divino son idénticos real y conceptualmente, es decir, aun sin distinción conceptual fundada con fundamento en la cosa. Además, el Ser divino es el mismo Entender, que implica la Voluntad o el Amor, por eso Dios es esencialmente personal y no se identifica con el panteísmo hegeliano que sostiene que Dios adquiere conciencia de sí y llega a ser persona mediante una evolución que culmina en el hombre.

El objeto formal del Entender divino es su esencia que Él mismo contempla identificándose formalmente con ella. La Esencia de Dios es el objeto formal de su Entender, no porque haya una influencia de la esencia sobre el entender divino, sino por una identidad perfecta.

En suma: la esencia divina está constituida por todas las Perfecciones en grado infinito y en suma Simplicidad, es decir, por la Infinitud, la Omniperfección o el Acto Puro. Porque la esencia metafísica es lo más profundo de un ser de donde brotan todas sus perfecciones y que por lo mismo distingue a ese ser de los otros existentes. Pero en Dios ninguna de las Perfecciones puede ser causa de las otras porque todas se identifican.  Dios es incausado, es decir, no tiene causa ni es causa de Sí mismo. Sin embargo, aunque Dios no tiene causa, sí tiene razón de ser, es decir, tiene justificación de Ser en sí mismo de tal modo que la Inteligencia de Dios es razón de ser de su Voluntad. La perfección primera y fundamental de Dios, con la cual se concibe como Dios o como Ser primero e imparticipado, es su mismo Ser subsistente.

En lo que se refiere a los demás entes que no son Dios, estos reciben su ser de otro que es su causa, son entes ab alio. La Perfección fundamental o esencia metafísica de Dios, con la cual Dios se concibe como Dios, es la identidad de Esencia y Acto de Ser. Se trata de su Ser que es por sí mismo o el Esse per se subsistens del que ha hablado Santo Tomás. Por ser Dios el Ser subsistente, no tiene limitación alguna ni sujeto que lo reciba y tiene todas las Perfecciones en grado infinito y en suma Simplicidad, de donde se sigue la Inmutabilidad, la Eternidad y todas las perfecciones trascendentales del ser como son la unidad, la verdad, la bondad, la belleza y con estas la inteligencia y el amor son concebidas como distintas y separadas de las creaturas cuando se les piensa identificadas con el Ser subsistente.

 Por consiguiente podemos reiterar que, por ser Acto puro e infinito de Ser, en Dios todas sus perfecciones divinas están en Acto. Dios es esencialmente Persona infinitamente perfecta porque es Acto de ser que se identifica con el Acto mismo de entender y de amar infinitos. Y esta posesión del Ser, la Verdad, la Bondad infinitas por el Entender y el Querer infinitos en una identidad perfecta constituye la felicidad infinita de Dios que implica la necesidad con que Dios se conoce y se ama. En Dios todo es necesario: su Ser, su Entender y su Querer. La libertad libérrima de Dios únicamente cabe frente a los seres finitos o creados. Dios no necesita nada fuera de Él aun cuando puede querer crear algo fuera de Él libremente pero únicamente por amor a su infinita Perfección. De hecho Dios crea para participar a su creación de su Perfección. Dios, siendo absolutamente necesario, es libre frente a los entes finitos participados que están fuera de Él. Dios puede crear o no crear y su libertad se ejerce únicamente sobre los entes finitos.

 

 



[1] Aquino, Tomás de. Proemio al Comentario de la Metafísica de Aristóteles.

3 comentarios

  
Horacio Castro
En esta clase magistral Ud. resume todas las vías para demostrar la existencia de Dios. Señala con gran acierto que Su existencia desborda la posibilidad de formular conceptos, pero que aún así podemos deducir los atributos divinos y entender la forma y finalidad de Su creación. Logra con este magnífico trabajo que todos puedan comprender a Dios como la fuente de todo ser y de todo bien. Muchas gracias D. Manuel Ocampo Ponce.
27/02/16 1:07 PM
  
Tulkas
Estimado Dr. Ocampo:

Me gustaría saber su opinión sobre "Ser finito y ser eterno" de Edith Stein.
Compré el libro hace muchos años (en español, Fondo de Cultura Económica, q creo q es la única versión traducida) pero me encontré con dificultades insalvables al leerlo, no siendo la menor de ellas el no saber alemàn entonces (muchos términos de la autora se ofrecen traducidos y en el original alemán, generalmente más claro).
El caso es que lo estoy devorando desde hace una semana y estoy fascinado.
Me queda la misma sensación q cuando de adolescente leí la Metafísica: de lo que se trata realmente es del fenómeno más excelente de la Creación: el lenguaje.

Y claro, ya se sabe: et is qui continet omnia scientiam habet vocis.

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Estimado Tulkas:
Muchas gracias por su comentario. Definitivamente es verdaderamente milagrosa la conversión de Edith Stain y su adhesión al Realismo Metafísico de Santo Tomás. Sin embargo, la situación tan grave del contexto histórico en que se encontró y su muerte, no permitieron una asimilación tan buena del pensamiento tomista y católico por lo que encontramos algunos errores en sus apreciaciones.
Muchos saludos y nuevamente muchas gracias:
Manuel Ocampo Ponce.
28/02/16 1:04 AM
  
Pepito
Muchas gracias, Doctor Ocampo, por su clara y razonada exposición sobre la esencia de Dios, en la que todo encaja armoniosamente y nada sobra ni falta.

Me ha resultado especialmente impactante y digno de profunda meditación esto que Vd. dice de Dios: "La Perfección fundamental o esencia metafísica de Dios, con la cual Dios se concibe como Dios, es la identidad de Esencia y Acto de Ser. Se trata de que su Ser es por sí mismo o el esse per se subsintens, del que ha hablado Santo Tomás."

Y en conformidad con ello, cabe destacar que de las 24 Tesis tomistas, sin admitir todas las cuales no se puede calificar a un filósofo de tomista, la tesis 3ª nos dice: "En la razón absoluta de ser mismo sólo subsiste un ser único y simplicísimo, que es Dios; todas las demás cosas que participan del ser, tienen una naturaleza por la cual se limita dicho ser, y están compuestas de esencia y existencia como de principios realmente distintos."

Y también la Tesis tomista número 23 nos dice: "El constitutivo metafísico de la esencia divina se expresa rectamente diciendo que consiste en la real identidad de la misma con su propia existencia, es decir, en que ella es su mismo existir subsistente; siendo esto mismo la razón de su perfección infinita."

01/03/16 7:41 PM

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