13.09.21

Virgen de Mendía, tesoro escondido en Navarra para el encuentro con Dios, de la mano de María y José

El milagro de la presencia real eucarística ocurre todos los jueves en muchas parroquias

Por gracia de Dios he tenido la dicha de peregrinar unos días a la Basílica santuario de la Virgen de Mendía, un lugar celestial, un tesoro escondido en Arroniz, Navarra. Una fortaleza de fe sobre planicies doradas aderezadas de olivos.

Los santuarios son lugares de encuentro con Dios y ciertamente el de la Virgen de los Remedios de Mendía lo es. He tenido una acogida excelente, fraternal y entrañable en la casa anexa al santuario. Una familia católica que reza unida y permanece unida, siendo luminaria de esperanza en tiempos de confusión.

Mi habitación estaba abierta con rústico ventanal al bravío campo navarro para el deleite y maridaje con las maravillas de la creación. Pero lo mejor es que en la puerta contigua a la misma estaba el pórtico del Cielo, pues allí en la medieval capilla, escoltada por recia verja, se hallaba el Rey de la Gloria, preso de amor en su recoleto sagrario. Un fulgor viviente en medio de la penumbra silente que palpitaba ansioso y me esperaba en cada momento mendigando la compañía de un pecador.

Y encima del sagrario, custodiándolo con su manto maternal, estaba aquella Madre que llevó a todo un Dios en su seno virginal. Y como corona angelical una majestuosa figura de San Miguel, tan querido en Navarra, ahuyentando a los demonios de aquel santo lugar.

No podían faltar en el agraciado retablo barroco alusiones talladas al glorioso San José, terror de los demonios, también presente en la visitación y en los primeros misterios del Salvador.

Todos los días a las 4 de la tarde se producía el milagro, pues Jesús realmente vivo y presente nos obsequiaba con una hora de audiencia con el sagrario y su Corazón abierto de par en par. Hemos perdido capacidad de asombro y de vivir en plenitud el misterio de la presencia real de nuestro Dios. Si viniese al santuario un gran santo o un emperador todo el mundo se agolparía en sus puertas, pero la presencia de Dios apenas suscita el entusiasmo de unas pocas almas fieles, locas de amor y dándole calor en contraste con un mundo gélido de indiferencia.

Mientras, el rezo pausado del Santo Rosario y media hora de adoración en silencio, un auténtico baño de sol de justicia para transformar nuestra vida.

No faltó el trabajo manual para segar a golpe de azada esas malas yerbas que afean el jardín de nuestra Madre, como nuestra alma al pecar. Horas de trabajo a pleno sol para podar las flores mustias, arrancar de cuajo abrojos y adecentar el vergel virginiano por amor a la Virgen, buena pagadora ya en este mundo.

Al caer la tarde un paseo sencillo por el camino de los galgos a recolectar punzantes moras, licuadas en celestial manjar para edulcorar la cena. Oraciones de la noche y un rato más de intimidad.

Aprovechamos para visitar Estella, la Toledo de Navarra, con el santuario del Puy y el de Valvanera en tierras riojanas para coronar un tríptico celestial con la santa confesión. Es esencial que los santuarios nos lleven a la confesión y a la conversión.

De vuelta a Barcelona, feliz y con el celestial propósito de renovar cada día esos baños de sol eucarísticos y preguntarle al Señor no ya ¿qué hago?, sino ¿qué hacemos Señor?

El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres.

Por Javier Navascués

2 comentarios

  
Javidaba
A Nuestra Señora de Mendía.

¡Arróniz!, ¡Arróniz!
Arróniz, empieza a templar
guitarras, bordones
y el alma para cantar,
que en las gargantas afloran
las notas hechas de anhelo
para cantar el cariño
a la Señora Reina del cielo,
que ampara bajo su manto
a todo Arróniz desde su otero.

¡Arróniz!, ¡Arróniz!
de Arróniz brotan con fe
los cánticos de alabanza
a la más bella y pura Mujer,
María, llena de gracia.
Hija del mismo Dios Padre,
Madre del Hijo de Dios,
y del Espíritu Santo
la fiel esposa, Templo de Amor.

A tus plantas, Virgen olivera,
Madre labradora, tus hijos están;
han subido a tu Santuario
rezando el Rosario,
trayendo un cantar,
elevándote acciones de gracias,
que has querido en Arróniz mostrar,
la esperanza del Amor divino
pues de Ti nos vino Jesús a salvar.

Arróniz haz fiesta ahora
por tu Sol de mediodía,
por tu Virgen labradora
que es la Virgen de Mendía,
Causa de nuestra alegría,
de nuestras almas, Señora.
Por tu Virgen olivera
que la salvación que esperas
te la ofrece cada hora.

¡Arróniz!, ¡Arróniz!
acalla el tono de voz,
guarda silencio un momento
y mírala con fervor;
aquí en su Santuario
atiende los desalientos,
los dolores, los temores,
las penas, los sufrimientos,
las esperanzas, los gozos,
ilusiones y alegrías.
Aquí cerca del Sagrario,
Santa María de Mendía
espera en su Santuario
a ser Remedio en tus días,
a ser la Paz en tu casa,
a ser tu Luz y tu Guía.
Que como Madre a sus hijos,
Ella desde el Santuario
a Arróniz siempre bendijo.
13/09/21 10:19 AM
  
África Marteache
Te has superado, Javidaba.
13/09/21 2:02 PM

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12.09.21

José Luis Díez: “El Dios de la España católica se ha convertido en un Dios inoportuno”

Ofrecemos a título póstumo esta entrevista de homenaje a José Luis.

José Luis Díez nació en Ciempozuelos (Madrid), en el seno de una familia católica, hizo el bachillerato en el colegio “Nuestra Señora del Buen Consejo” de los PP. Agustinos en Madrid, estudiando después Obras Publicas, Filosofía, Teología y Graduado Social. Viudo con cinco hijos, siempre ha trabajado como empresario hasta su jubilación.

Ha recibido el premio “Manuel Delgado Barreto” de Círculos San Juan. Articulista en varias revistas y periódicos, y he escrito y editado los siguientes libros: “Buscando a Franco”, “Patria, su ser o la nada”, “Acuérdate alma cristiana que hoy has de…” “En el umbral de lo infinito”; y sin editar: “Francisco Franco, Oro de ley”, “Crónicas del XIV centenario del III Concilio de Toledo”, “Lo que dice el Evangelio” (cuatro tomos), “Cronología de Jesús”, “Camino del Cielo”, “Yo te busco, Tu me encuentras”, “¿Dónde está la Primavera del Concilio Vaticano II?” “Comentarios a la Carta a los Romanos” “Comentarios a la I Carta a los Corintios”, “Comentarios a la II Carta a los Corintios”, “Explicando: Así quiero ser”, “Camino del Calvario”, y pendiente de terminar: “Con Franco vivíamos mejor”, “Con el alma abierta”, y “Delenda est Democratia”.

También ha dibujado y editado las láminas del Centenario de Franco, y ha realizado unas 250 películas subidas a YouTube, algunas le han sido restringidas y otras eliminadas, que ha vuelto a subir a Vimeo.

En la actualidad es el Secretario General de la Asociación para la Reconquista de la Unidad Católica de España y mantiene las siguientes páginas en internet:

http://www.produccionesfidelitas.es/

http://www.jldradio.es/

http://www.unidadcatolicadeespaña.es/

http://www.siemprepalante.es/ y próximamente subiré http://www.niunpasoatras/

En la actualidad es el Secretario General de la Asociación para la Reconquista de la Unidad Católica de España.

¿Por qué ha escrito el libro Camino del Calvario?

Permíteme, que antes de entrar en materia y contestar a tu pregunta, hacer un pequeño análisis del estado comatoso en que estamos inmersos. En los tiempos que corren y que hoy se vive, sobresale el hecho relevante y sobresaliente del cambio racional que ha producido en el seno de nuestra cultura: el Dios de la España católica se ha convertido en un Dios inoportuno, insólito, extraño, ajeno, distante e incluso, para muchos inexistente, como si se tratase de una quimera irreal, de un ensueño hipotético de ciencia ficción. En una palabra, un ser anónimo, al que se le ha exiliado o dado la espalda renegando de Él.

En cualquier caso, la realidad es que Dios, de ser la figura principal y necesaria en la vida, ha pasado a ser el ausente, alejado, distante, desaparecido y hasta inexistente.

Ante esta situación tan anómala, de ostracismo y sustitución de lo divino por lo humano, es decir, exiliar y remplazar de luz por la tiniebla, se hace necesario tomar conciencia de ese destierro y de esa suplantación, para su reversión.

Pienso que las causas de este catastrófico proceso de descristianización han sido ocasionadas por la falta del conocimiento de Dios. Habiéndose remplazado en las vidas, no solo lo material por lo espiritual, imponiendo con leyes inicuas y machaconamente, en los medios de comunicación, una laicidad sin mesura, al tiempo que se suprimía la enseñanza religiosa e histórica por un analfabetismo sin límites.

Con el fin de poder ayudar a mis prójimos en el conocimiento de Dios, y así restaurar el Amor en sus corazones, he querido poner mi granito de arena escribiendo el libro “Camino del Calvario”, una especie de Vía Crucis, donde expongo y desgrano en cada uno de sus 25 consideraciones y núcleo central, según las Fuentes de la Revelación, la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, desarrollando, en cada una de ellas, un comentario explicativo de los diferentes padres de la Iglesia sobre los textos sagrados, previo a la meditación y contemplación de los momentos destacados y más importantes de la Pasión de Jesucristo, seguida de una oración para con su rezo y adhesión, abrir el corazón del lector y ayudarle a conocer a Cristo, para que le vea y mire con el corazón, y, por ende, le ame sobre todas las cosas, ayudándole a aceptar su Santa Voluntad y vivir coherentemente con ese asentimiento.

Agrego, que, gratuitamente, pueden leer y bajar el libro “Camino del Calvario” de internet visitando la página www.produccionesfidelitas.com en el apartado de libros.

¿Cómo ha influido la muerte de su esposa?

Reconozco que a lo largo de mi vida nunca he experimentado un sentimiento tan importante, urgente, necesario y deseable, como ha sido aceptar conscientemente la voluntad de Dios en la muerte de mi esposa.

Estando para entrar en agonía y ante la inevitable muerte, me dijo con ternura: “No llores, me voy con el Señor a esperarte en la Gloria. Me muero, pero mi amor no muere, te seguiré amando en el cielo, como te he amado en la tierra”. Tras una rápida agonía y haber recibido los últimos sacramentos, sujetándola su mano y sin cesar de recomendar su alma al Señor, al poco, expiró. En ese preciso momento comprendí que Dios nos concede la gracia de nacer, siempre con un propósito y que del mismo nos llama a su Reino de Luz cuando considera nuestra misión en la tierra cumplida, no antes, ni tampoco después.

Tras aflorar mis lágrimas, unos segundos de agobio, dolor y tristeza…, con humildad profunda y seguro de que mi petición sería escuchada, imploré al Señor por el alma de mi esposa, a quien acababa de llamar a la su Lado, y lleno de fervor salió de mi corazón esta plegaria: “¡Padre celestial!, por favor, permite el descanso en el paraíso de su alma, que ya ha abandonado este valle de lágrimas y emprendido el viaje al cielo prometido. Tú que eres Dios de amor y perdón, por favor, Dios mío, te pido la eximas de todas las faltas que haya podido cometer en su vida y concédela la gracia de la vida eterna Contigo. Y a mí dame la tranquilidad para mantener la calma por esta perdida tan importante en mi vida, inteligencia para mejor honrar su memoria, a quién no puedo dejar de querer ni olvidar, tras su muerte, y el valor de continuar mi misión en la tierra con tu Compañía haciendo tu Santa Voluntad”.

Nada más pronunciar estas palabras fui consciente de que había llamado al Señor: “Dios de amor”, e inmediatamente me dí cuenta de que algo de lo que había estado ausente durante toda mi vida: de ese Amor desconocido que es el Espíritu Santo, y que Jesús nos envió el día de Pentecostés. Y consciente del amor que Dios me tiene, y al que tan poca atención, hasta ese momento, le había prestado, anhelé amarle sobre todas las cosas.

Consciente del Amor de Dios por el hombre, usted anheló amarle sobre todas las cosas, pero, ¿cómo amar lo que no se conoce?

La frase atribuida a Leonardo Da Vinci: “No se puede amar lo que no se conoce” es una verdad selecta y esclarecedora. Ningún hombre estudioso o ignorante ama lo desconocido, pero sí que, generalmente, cuando oye hablar de ciertas singularidades y detalles de las cosas desconocidas, se imprime en su alma una forma selectiva que le impulsa a anhelar, en muchos casos, a su estudio y conocimiento, y consiguientemente conocerlas y amarlas.

Si bien es verdad que en lo referente al anhelo de las cosas del mundo o de los bienes terrenales existe una brecha entre el deseo y la posesión, porque entre el desear ansiosamente algo material y poseer su propiedad hay una profunda zanja insalvable, en cambio, con respecto a anhelar los bienes espirituales, para aquellos que realmente los desean y los quieren, tan pronto los anhelan ya comienzan a poseerlos. Lo que equivale a afirmar que a Dios podemos comenzar a amarle desde el mismo momento en que anhelamos amarle, porque Dios, en el infinito amor que nos tiene, nos concede la gracia de ese inicio en su amor.

Bien es verdad que, tras el anhelo, hemos de permanecer en comunicación con Dios a través de los sacramentos y de la oración, para, con su Ayuda y Gracia, profundizar en el conocimiento de su Esencia, que no es otra que el Amor.

Usted afirma que en el anhelo de los bienes terrenales existe una brecha entre el deseo y la posesión, en cambio, con respecto a los bienes espirituales, para aquellos que realmente los desean y los quieren, tan pronto los anhelan ya comienzan a poseerlos. ¿Por qué esto es así?

En el fondo de todo ser humano aparecen dos fuentes de deseos, dos orígenes de pulsaciones y atracciones, ambas constitutivamente humanas, irrenunciables y genuinamente representativas del corazón humano dividido anhelando múltiples y contradictorias cosas materiales y espirituales. Unos anhelos corresponden a desear las cosas de Dios y otros las cosas del mundo.

De los múltiples deseos terrenales, te pongo como ejemplo: los que desean que le toque el premio gordo de la lotería, o hacer suya la reina de la belleza, e incluso que se muera un familiar para heredar sus bienes; deseos terrenales que conllevan la avaricia mezquina, la concupiscencia encendida y la mezquindad egoísta, características todas ellas contradictorias a la finalidad para que el hombre ha sido creado, conllevan, en sí la zanja abierta de la desilusión posesiva, donde caen esos deseos, impidiendo su propiedad.

En tanto que, cuando se anhelan las cosas de Dios, se está en comunión con la finalidad para la que el hombre ha sido creado, que, según nos define San Ignacio, es para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y, mediante esto, salvar su alma. Consiguientemente cuando anhelamos sinceramente amar a Dios ya empezamos a amarle, porque querer amar a Dios es un sentimiento muy humano y acorde al sentimiento de Cristo Jesús. ¿Quién no quiere que su corazón lata junto con el corazón de Cristo? Si nos fijamos en la figura de los santos, vemos que sus corazones han latido y resonado con el corazón de Jesucristo. Y mucho más palpable es el ejemplo y actitud de la Virgen María que al pronunciar simplemente: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu Palabra”, la Palabra se hizo carne en ella.

Usted también indica que, tras ese anhelo de amar a Dios, los sentimientos hacia Él cambian a través de su conocimiento. ¿Cómo se produce este cambio?

Tenga la seguridad de que, tras ese anhelo de amar a Dios, los sentimientos hacia Él cambian a través de su conocimiento. Trataré de explicarme. Casi todos sabemos que Dios nos ama, que nos ha creado, redimido, elegido, hechos cristianos y conservados hasta el día de hoy, pero ¿nos atreveríamos a afirmar que estamos cercanos a Él, que le sentimos vivo, presente, familiar, tal y como es realmente? En una palabra ¿cuán a fondo le conocemos y tenemos conciencia del amor que Él nos tiene?

La respuesta a esos interrogantes, viene dada con la incongruencia de vida que estamos viviendo, como consecuencia de la ausencia de ese anhelo de amar a Dios, pero, que cuando se hace presente en nuestro corazón, le impulsa aprofundizar en el conocimiento del amor de Dios, cambiando la respuesta y sentimientos, que hasta ese momento, habíamos dado con nuestra vida a esos interrogantes, cambiando de vida al sentirnos amados, conociendo y creyendo el amor que Dios nos tiene, y que Él nos amó primero. Cambios de sentimientos que se nos confirma las propias palabras de Jesús: “Permaneced en mi amor” (Juan 15, 9). En este sentido inequívoco de sus palabras, no quiere Él decir: “permaneced amándome, sino que dice: “Yo os amo como Mi Padre me ama a Mí; permaneced en mí amor”, es decir, en este amor que os tengo y que ahora os declaro; invitándonos a permanecer en esa privilegiada dicha del que se siente amado, para enseñarnos a no apoyar nuestra vida espiritual sobre la base deleznable del amor que pretendemos tenerle a Él, sino sobre la roca eterna de ese amor con que somos amados por Él. Lo que aquí descubrimos es, sin duda alguna, la más grande y eficaz de todas las luces que puede tener un hombre para la vida espiritual, como lo expresa muy bien Santo Tomás diciendo: “Nada es más adecuado para mover al amor, que la conciencia que se tiene de ser amado”. No se nos pide que le amemos directamente, sino que creamos que somos amados. ¿Y qué puede haber más agradable que ser amado?

¿Se puede amar a Jesucristo, si no nos esforzamos en conocerlo?

A lo largo de mi vida me he sorprendido, en muchas ocasiones, que lo que me imaginas de una persona, una vez ahondando en su conocimiento y llegado a conocerla a fondo, comprobar que en realidad era absolutamente distinta a lo que me había figurado. Y entonces, o bien me encontraba mejor y otras decepcionado, pero, en cualquier caso, una vez que llegas a conocerla, los sentimientos hacia ella son distintos a los que a primera vista me figuraba.

De igual forma ocurre con Jesús, nuestro Dios y Señor. Como le he dicho anteriormente, los sentimientos hacia Él cambian a través de su conocimiento. ¿Cuán a fondo le conocemos? ¿Nos atrevemos a afirmar que estamos cercanos a Él, que le sentimos vivo, presente, familiar, tal y como es realmente? En una palabra ¿tenemos conciencia del amor que Él nos tiene?

Concienciarnos de ese amor es inequívocamente, corresponder de forma recíproca a amarle. Ahora bien, ¿Cómo podemos amar a Jesucristo, si no nos esforzamos en conocerlo? Jesús es la fuente del amor infinito, imagínate cuanto más podremos amarlo si lo conocemos a fondo, como Él realmente es.

Para llegar a conocer a Jesucristo en profundidad se pueden elegir varios caminos, pero, ¿cuáles son las más idóneos?

Para llegar a conocer a Jesucristo en profundidad se pueden elegir varios caminos, pero la manera más idónea y directa, a mi entender, es a través de la lectura, reflexión y contemplación de los Evangelios y a la luz de la Tradición. Su Vida entre nosotros es su mayor testimonio de amor.

Y eso, ¿por qué? Simplemente porque cuando después de leer, reflexionar y meditar sus hechos y palabras, entendemos que Jesús se da de forma abierta y amorosa a todas las almas que se abren humildemente a Él, al tiempo que comprendemos también que ese amor está disponible para cualquiera que quiera gozarlo. Y es que el Señor, generosísimo, dona, da a mano abierta, manifestando que nos ama aquí y ahora, brindándonos sin límites su amor. Es entonces cuando tomamos conciencia de que Jesús nos mira, está pendiente de nosotros, nos cuida y nos espera en todo el tiempo. Siempre atento a un gesto nuestro, a un saludo, a un pensamiento, a una jaculatoria, a una oración. Un eterno enamorado de nuestras almas, que espera pacientemente ser reconocido, ¡Y, lo más importante, es nuestro Dios!

Os aseguro que es imposible conocer a fondo a Jesús y no amarlo, sobre todo si se hace con un corazón bien intencionado. El amor crecerá entonces como consecuencia lógica de entender que Él está ahí, esperando que le conozcamos, le descubramos y le abramos nuestras puertas a su amor.

Sí, Jesús, está a la puerta de nuestros corazones (de esos corazones que le arrojaron de ellos) y nos llama todos los días esperando que le abramos. Quiere traernos la paz y la alegría, ayudarnos en nuestras empresas, compartir nuestras penas, aliviar nuestros dolores. ¿Por qué Jesucristo insiste en la llamada? Porque nos ama y por eso precisamente busca nuestro amor… insistiendo en que le abramos…

Jesús, es tan generoso y benigno, que nos está esperando y desenado que le conozcamos, para luego enamorarnos perdidamente de Él, con el amor que Él quiere que le amemos.

¿Cómo hacer para amarle? Cada vez que acudamos con confianza a la oración, cada vez que venzamos una tentación para no ofenderle, cada vez que perdonemos al que nos hace agravio, cada vez que hagamos bien al necesitado, cada vez que observemos cualquier mandamiento divino porque todo eso Dios lo quiere, estamos amando a Dios. Le estamos amando con obras y de verdad, que es amor verdadero.

Camino del Calvario”, una especie de Vía Crucis, a través de 25 consideraciones. ¿Cuáles serían las más importantes?

Sí, así es, este libro en un Vía Crucis ampliado, que desgrana la Pasión de Cristo en 25 consideraciones mas un prefacio, en el que Jesús, momentos previos a su detención en Getsemaní, manifiesta, ante los doce Apóstoles, que uno de ellos la iba a traicionar. Misterio insondable que nos predispondrá, y así lo espero, al dolor y al sufrimiento que, a lo largo de nuestra vida, tendremos al llevar la cruz en todos nuestros caminos. Cruz que no la inventó Jesús, sino que se la impusimos nosotros, y que no tiene sentido para quienes no quieren darle lugar al lenguaje del amor, de un amor que se entregó y entrega así: sin medida.

No sé, ni conozco cuales de estas consideraciones pueden afectar más a sus lectores, razón por las que no me atrevo a dar preferencias. Lo que si te puedo decir es que, en cada una de ellas, nos encontraremos frente a la cruz, esa cruz que nos invita a la amistad y a la vida, a amar y a vivir, conformes siempre al ejemplo de Jesucristo, quien se presentó y actuó como el mejor amigo, entregándose con fidelidad, hasta dar la vida por nosotros, conforme a su propia enseñanza y a su propio compromiso, declarándonos cómo y cuanto nos ama: “Que os améis unos a otros como Yo los he amado. Nadie puede tener amor más grande que dar la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis esto que os mando. Ya no os llamo más siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor, sino que os he llamado amigos, porque todo lo que aprendí de mi Padre, os lo he dado a conocer” (Juan 15,12-15).

¿Qué frutos espera de este libro?

Jesucristo, nos llama, como acabo de decir, a amar como Él nos ama. En su amor debemos evaluar hoy nuestro amor. Él es el rostro humano del amor del Padre. Vamos, pues a contemplar el sufrimiento de Jesús, y en Él vamos a ver nuestros propios sufrimientos, pero con una visión especial: El Camino del Calvario es el camino del hijo pródigo cuando vuelve al Padre. Sí, Jesús “se convirtió en el hijo pródigo” para nuestra salvación. Abandonó la casa del Padre celestial, se vino a un país lejano, derrochando cada día, misericordiosamente, todo lo que tenía. Y volvió con su cruz, de regreso hacia el Padre.

Imitemos a Cristo. Ese es nuestro camino, el camino que debemos y hemos de recorrer, día a día, todos nosotros, los hijos pródigos, en nuestro regreso al Padre misericordioso.

Espero y os ruego, como yo hago, que, a través de la lectura y reflexión de este libro, toméis a Cristo por compañero en este “Camino del Calvario” para que podáis llegar felizmente al puerto de salvación.

Así mismo, Espero y deseo que la lectura y meditación de este libro sirva para unir nuestropensamiento al pensamiento de Dios, y que nuestro corazón se deje llevar por el experimento más maravilloso que nos sucederá:tener los mismos sentimientos que Jesucristo, por lo que ya no habrá ignorancia y consiguientemente alejamiento, ni desavenencia entre la fe, el pensamiento y el corazón. Que dejemos de vivir rutinariamente, despreocupados y ajenos al amor de Dios y al prójimo. Que, poco a poco, formaremos una unión con Él, fusión de la cabeza y el corazón, de la vida interior y exterior, del trabajo y la oración, de amor a Dios y al prójimo, que significará el nacimiento del Hijo de Dios en nuestras almas. Que seamos consciente de que Él está entre nosotros y no podremos dejar de amarle y por tanto cumplir sus Mandamiento y hacer su Voluntad.

¿Con qué actitud hay que leerlo?

Siguiendo a Jesús en el “Camino del Calvario”, no sólo he querido mostrar la Pasión y Muerte de Jesús; también mi intención ha sido terminar ese camino, como he dicho anteriormente, restaurando su Amor en nuestros corazones. Y esta es la profunda intención que me ha movido a realizar este trabajo escrito, para que, con su lectura, abrir el corazón del lector y ayudarle a ver con el corazón.

Los Padres de la Iglesia consideraban que el mayor pecado del mundo pagano era su insensibilidad, su dureza de corazón, y citaban con frecuencia la profecía del profeta Ezequiel 36, 26: “Os quitaré el corazón de piedra y os daré un corazón de carne”. Convertirse a Cristo, quiere decir recibir un corazón de carne, un corazón sensible ante la pasión y el sufrimiento de los demás.

Nuestro Dios no es un Dios lejano, intocable en su bienaventuranza. Nuestro Dios tiene un corazón; más aún, tiene un corazón de carne. Se hizo carne precisamente para poder sufrir con nosotros y estar con nosotros en nuestros sufrimientos. Se hizo hombre para darnos un corazón de carne y para despertar en nosotros el amor a los que sufren, a los necesitados.

Pero, además de darnos un corazón de carne para despertar en nosotros el amor, quiso que el suyo fuese traspasado para entregar por nosotros pecados hasta de las últimas gotas de Sangre que le quedaban después de muerto.

Es más, nos entrega un corazón de carne para que tengamos la seguridad de que el Él se cumplieron todas las profecías del Antiguo Testamento sobre el Mesías que tenía que liberar a su pueblo. Y no ocurrió por simple casualidad, sino que Dios actuó conforme a la Ley, la misma que nos condena por nuestros pecados. Por tanto, si existe una solución en alguien que nos rescate de nuestros pecados, ese es Jesús. No nos empeñemos en buscar seguridad en ninguna otra persona o cosa. Solo Aquel que juzga y en el que se cumplieron todas las profecías es el único que puede salvarnos en el juicio.

La actitud, pues, con que hay que leer este libro es poner a Dios, como centro de nuestras vidas, en ese corazón de carne que Él nos ha regalado, rechazando previamente los ídolos que nos acechan por doquier y que nunca nos dejarán en paz. Y, sin olvidar su Presencia y que Él nos amó primero, amémosle sin medida, recordando, porque todos lo hemos vivido, que, cuanto más nos hemos alejado de Dios, menos felicidad tuvimos. Y es que incluso, cuando nosotros mismos nos apartamos un poco de Él, nos sentimos inseguros y sin paz ni alegría en nuestros corazones.

Por consiguiente, tengamos la seguridad que Dios nos ama, porque Dios es amor, y no un tirano y juez intransigente. Dios es generosidad absoluta, benevolencia infinita. Para dar testimonio de la autenticidad del amor de Dios para con nosotros Él no dudó en entregarnos a su propio Hijo. A este Dios, que es amor, y que nos llama a esta unión de amor con Él, debemos corresponderle con toda nuestra gratitud. También debemos ofrecerle, además, nuestra entrega total realizando la vocación en la que nos ha llamado a servirle. Y, finalmente, debemos hacer que nuestro amor a Él se exprese en ese amor a la Santísima Virgen María y es ese “amarnos unos a otros, porque el amor es de Dios”.

Por Javier Navascués

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10.09.21

Laus Hispaniae, una revista sobre la historia de España en la que destaca la calidad de los autores

Juan Pablo Perabá es director de Laus Hispaniae, la nueva revista de historia de España. Es autor y colaborador en distintos medios de comunicación, tanto en revistas de divulgación como en prensa escrita. En esta breve entrevista nos explica de forma sencilla la razón de ser de la revista y lo que aporta al mundo editorial.

¿Cómo y por qué nace esta revista de historia?

Laus Hispaniae es una revista de historia de España que nace con el objetivo de divulgar el conocimiento de nuestro pasado y de resaltar las grandes aportaciones que nuestros literatos, inventores, teólogos y pensadores han ofrecido al conjunto de la Humanidad y al saber universal. Creemos que, mediante la divulgación histórica, podemos fortalecer los anclajes culturares en los que necesariamente ha de fundamentarse una nación, pero también fomentar la convivencia entre los ciudadanos, utilizando la historia no para dividir, como lamentablemente hace una buena parte de nuestra clase política, sino para unir. Creemos que dando a conocer todo lo que de bueno tiene nuestra historia podremos, dentro de nuestras posibilidades, hacer que los españoles nos sintamos sanamente orgullosos de lo que somos, que es resultado de lo que fuimos y de lo que hicimos.

¿Qué tipo de temáticas abordan en la revista?

En la revista tenemos una sección, Grandes batallas, en la que recordamos algunos de los hechos de armas más destacados de nuestro pasado, como la carga del regimiento Alcántara, los héroes de Báler, la batalla de la Rochelle o la de Cartagena de Indias; otra en la que mostramos apasionantes rutas por lugares de nuestra geografía cargados de historia y tradición: Paseos por la historia. Una de las secciones más importantes de la revista es Españoles cum laude, en la que trazamos un perfil biográfico de figuras insignes como Santa Teresa de Jesús, Francisco de Vitoria, Cervantes o Séneca, entre otros. En la revista tampoco nos olvidamos de combatir la leyenda negra y de recordar aspectos curiosos de nuestra historia (Curiosidades de la historia de España). En definitiva, tratamos de cumplir con los objetivos que nos proponemos cubriendo el mayor número de campos posible, no limitándonos a la mera historia fáctica, sino abarcando todo el espectro de lo que conforma el ingente patrimonio cultural de un país como España. Y todo ello con una estética muy cuidada, gracias al magnífico trabajo de maquetación y diseño de nuestra directora de arte: Helena Olmo.

Una cosa que le quería preguntar… Me ha sorprendido ver en una revista nueva la presencia de colaboradores de gran prestigio que no encontramos en otras revistas de divulgación.

Si de algo estamos orgullosos en nuestra revista es de la calidad de los autores que han trabajado con nosotros. Creemos que uno de los motivos que explican el éxito de Laus Hispaniae es el deseo de los lectores de encontrar una revista cuya razón de ser es mostrar una imagen menos estereotipada de la historia de España, y esto llevó a autores de reconocidísimo prestigio a colaborar con nosotros. La lista es larga, y en los próximos números seguirá creciendo. En el número de presentación participaron Pedro Fernández Barbadillo, autor, entre otros libros, de Eso no estaba en mi libro de Historia del Imperio Español, y colaborador en distintos programas de radio y televisión, Javier Martínez-Pinna, autor de Eso no estaba en mi libro de historia de la Edad Media, y Alberto Ibáñez, autor de La leyenda negra, todos publicados en la Editorial Almuzara e Historia del odio a España. Posteriormente se unieron Pedro Insua, autor de 1492. España contra sus fantasmas y El orbe a sus pies, ambos publicados por la editorial Ariel, José Crespo-Francés, autor de Blas de Lezo y la defensa heroica de Cartagena de Indias, con la editorial Actas, y Miguel Ángel López de la Asunción, autor del superventas Los últimos de Filipinas, también en Actas. A ellos le unimos otros muchos como Esteban Mira, Sandra Ferrer, Javier Ramos, y, en breve, Marcelo Gullo, autor de Madre Patria.

¿Qué importancia tiene para ustedes la cuestión de la verdad histórica?

No creemos conveniente asumir una «verdad» histórica impuesta desde los poderes públicos ya que el conocimiento de nuestro pasado no debe depender de los políticos, sino de los historiadores cuyo trabajo consideramos fundamental porque el conocimiento de la historia, a nuestro entender, puede ser una herramienta perfecta para logar, si nos lo tomamos en serio, cambiar la tendencia actual que tiende a la disgregación y a la ruptura. Si logramos que la gente conozca y valore la historia de España, que la sienta suya, los que pretenden destruirla no lo lograrán, porque tendremos la base intelectual y moral para que sea posible la reacción. Nosotros vimos que desde donde mejor podíamos hacer esta labor era poniendo en marcha un proyecto de divulgación histórica –que incluye, por supuesto, todos los ámbitos del quehacer humano, no solo estrictamente político, sino el arte, la literatura, la ciencia, etc.–mediante el cual intentar inculcar en la sociedad un sano orgullo de pertenencia. En esta recuperación de la conciencia de lo que somos, por supuesto, también es necesaria la defensa de nuestras raíces cristianas, desde el convencimiento de que la tradición católica de España, en particular, y de Europa y Occidente, en general, es un pilar fundamental que hay que defender por las mismas razones de supervivencia a las que me referí antes.

¿Cómo se puede adquirir la revista?

En nuestra web, laushispaniae.es, se puede adquirir la revista, accediendo a la sección de tienda. También contamos con un blog en el que vamos colgando material igualmente interesante. Debido a las innumerables peticiones de nuestros lectores, también es posible adquirir la revista, en formato papel, por Amazon.

Por Javier Navascués

2 comentarios

  
Ramón montaud
Un gran desafío la vida de una nueva revista. Que su vida sea lo más larga posible. Animo!
10/09/21 9:57 AM
  
Claudio
¡Felicitaciones! Es imprescindible que todos conozcan con fundamentos, la verdad de la historia española.
Y ahora, aprovecho para preguntar sobre una monumental obra sobre la historia de España, escrita por Modesto Lafuente, que obra en mi poder.
¿Conviene leerla o es tendenciosa?
Agradeceré de todo corazón a quien pueda responderme.
10/09/21 10:30 PM

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6.09.21

Carlos Paz: “El cristianismo no es víctima del islam, lo es de la posmodernidad, relativismo y mundialismo"

Carlos Paz (Madrid, 1972) es escritor y analista político. Autor de diversos libros de narrativa, ensayo y entrevistas -los dos más recientes dedicados a Siria-, ejerce de articulista en diversas publicaciones y portales de Internet e interviene de manera habitual en diversos medios nacionales e internacionales. Así mismo, ha realizado numerosas conferencias sobre diferentes cuestiones de Oriente Medio en importantes y prestigiosas instituciones y universidades.

Ha cursado estudios en Derecho, Filología árabe e Historia del arte. Viajero incansable, y amante de la tauromaquia, ha desarrollado una larga labor de voluntariado social en varios organismos y de un tiempo a esta parte se encuentra inmerso en la realización de documentales.

Desde hace siete años representa al Frente Europeo de Solidaridad con Siria en España, motivo por el cual se ha desplazado repetidamente hasta este país y otros muchos de Oriente Próximo y del resto del orbe islámico, pudiendo entrevistarse con las máximas personalidades políticas, militares, económicas y religiosas. Tras varios años en labores radiofónicas en España e Italia, actualmente es colaborador de Decisión Radio y El Correo de España.

Carlos Paz analiza en esta entrevista su libro Descifrando el islam. Claves para comprender e interpretar el islam

¿Por qué un libro para descifrar el islam?

Descifrando el islam es el título del libro, pero tal vez el subtítulo, Claves para comprender e interpretar el islam, encaja más en la intención que me ha empujado a escribirlo. Sea como fuere, creo que era necesario escribir algo parecido dada la malísima bibliografía existente en España acerca de este tema -salvando los grandes trabajos realizados por algunos arabistas-, así como los errores, las malas interpretaciones y las torticeras narrativas que se ciernen a la hora de abordar esta cuestión. Y lo digo al respecto, tanto desde la izquierda, que con el buenismo como bandera parece desear entregar Occidente a gentes, ideas y querencias extraeuropeas, como a la derecha que en muchas ocasiones destilan fobia hacia cualquier cosa que suene remotamente a islámico.

Creo que la cuestión del islam durante muchísimo tiempo ha importado poco o nada pero que después de haber ido muchos de los países de mayoría islámica ganando peso y, sobre todo, tras el Once de septiembre que ahora se cumplen veinte años, el interés se ha multiplicado exponencialmente, y por ello legiones de advenedizos e intereses políticos e ideológicos han interferido a la hora de analizar el islam y todo lo que le rodea.

Creo que es muy importante, como en cualquier otra cuestión que nos ataña, distanciarse, examinarlo sin apasionamiento, conocerlo en profundidad y sin interferencias que distorsionen nuestro entendimiento, podremos así llegar a un análisis lo más certero posible. Primero hay que comprender algo para luego interpretarlo. Esa ha sido mi intención al menos.

¿Cuáles serían a grandes rasgos las principales claves para interpretarlo?

Al ponernos delante de una religión de estas dimensiones que tiene mil cuatrocientos años, mil quinientos millones de fieles y que se extiende por cuarenta y cinco países, no resulta tarea fácil sacar el bisturí y determinar de un plumazo cuales son las claves para interpretarlo, pero creo que es capital determinar en primera instancia qué es en verdad de lo que estamos tratando, qué naturaleza posee y cuales son sus ramas interpretativas, si es posible que evolucione o no, así como ver su historia y más aún dónde se desarrolla y cómo funciona en cada lugar, porque aquí radica una de las grandes claves, el comprobar que en última instancia, la religión islámica se supedita, se acomoda y se amolda a la cultura previa en la que se desarrolla y de ahí podrían explicarse muchas realidades del islam mismo.

No vale, como se está haciendo muy habitualmente, quedarnos en la explicación de que el islam es monolítico, una cosa fija e inmutable que nos ha llevado a quedarnos con una foto de la situación que igual explica el siglo VIII que el XXI, no. Diversas ramas del islam han evolucionado y han contado con pensadores que han ido haciendo evolucionar el mundo islámico y esto es ignorado constantemente, tal vez porque no nos interesa profundizar y estudiar… en último término porque que esto fuera así nos sirve para creer que comprendemos esa parte del mundo.

Para comenzar empieza aludiendo a una interpretación histórica del islam, ¿Por qué es importante conocer su historia y su contexto?

Parece obvio que resulta fundamental saber el origen y la génesis de cualquier cuestión si lo que pretendemos es conocer lo tratado. Creí por lo tanto oportuno que comenzar con una aproximación histórica al hecho islámico era lo más acertado.

Habitualmente nos encontramos con que a menos que caiga en nuestras manos un libro muy específico, los libros de historia del islam terminan su cometido de manera abrupta poco después de la Edad media o con el Imperio otomano como si desde entonces apenas hubiera sucedido alguna cosa, precisamente por esa imagen de “foto fija” que se nos quiere ofrecer del islam, y ni qué decir tiene que creo que es necesario que la historia se cuente de manera completa, de Mahoma al día de hoy, a la guerra de Siria o la situación en Afganistán.

Precisamente un cometido de la historia es proporcionarnos las claves, las pistas, de por donde van los tiros a la hora de interpretar el islam según sea su localización y la corriente a la que pertenezca, y porque, al fin y al cabo, conociendo la historia, nos será posible conocer gran parte del presente y en algunos aspectos, parte de un posible futuro.

Tras tratar la historia pasa a abordar la fe y los pilares del islam y del derecho islámico. ¿Cuáles serían por tanto los fundamentos del islam?

El islam es en principio una religión poco complicada y ahí radica en parte la explicación de su rápida aceptación y expansión. Simplificándolo al máximo podríamos decir que consiste en la creencia en un Dios único y la aceptación a someterse a su voluntad.

El islam no posee “unos mandamientos” ni una Iglesia, pero sí cinco preceptos básicos que hay que cumplir: pronunciar la profesión de fe, las oraciones diarias, el pago a los más necesitados, el ayuno en el mes prescrito y el peregrinaje a la Kaaba al menos una vez en la vida. Estos serían los requisitos desde un punto de vista formal, ahora bien, desde un plano teológico, la cosmogonía islámica no difiere tanto de la cristiana si consideramos que cree que hay un solo Dios creador del universo, en la realidad del Juicio final con la consecuencia de un premio y un castigo, o que Dios se ha comunicado con los hombres a través de los profetas. Pensemos que Jesús de Nazaret es el profeta más importante después de Mahoma o que su madre, María, es mencionada en más ocasiones en el Corán que en el propio Nuevo Testamento, siéndole reservado todo un capítulo. Y es el Corán y en la Sunna (las palabras y actos del Profeta) las que constituyen las dos fuentes primordiales sobre las que se establece tanto la teología como la legislación.

Ahora bien, la concreción de todo esto se plasma en el derecho islámico, eso que muy a menudo oímos que es la Sharía… que, al no ser un libro ni un código, queda a la interpretación de la comunidad de creyentes, una interpretación que viene muy condicionada según sea la rama del islam y el trasfondo cultural que tratemos. Es esta una cuestión trascendental: la interpretación que del islam se haga. Porque creo que cuando se habla del islam se hace de manera muy genérica, sin profundizar, y por eso creo también que es tan importante descifrarlo.

Luego habla de la localización geográfica, pero hay que tener en cuenta el carácter expansionista del islam… de hecho hay un sector que habla de reconquistar Europa…

Bien. La localización geográfica es importante… y más aún el trasfondo cultural y étnico que exista en una localización dada. Es el Hombre el que ha hecho una cultura determinada y no al revés. Quiero decir que no es lo mismo hablar de unos pastores del Hindu Kush, que cubren a las mujeres de pies a cabeza y tienen un código penal medieval, o de los habitantes del Creciente fértil o los persas, pueblos que cuentan con una larga historia y que han generado formas de cultura propia plenamente homologables con Occidente. Esto es muy importante tenerlo en cuenta. Sin embargo, desde aquí esta distinción no la hacemos y vamos y englobamos a todos como musulmanes de la misma manera y santas pascuas. No es serio. Sería como si desde donde fuera nos metieran en el mismo saco a norteamericanos, españoles y filipinos, y se hiciera un totum revolutum cultural por la estúpida simplificación de que somos cristianos. Absurdo, ¿verdad? Pues en estas estamos.

Con respecto al carácter expansionista… Decir primeramente que, de las tres grandes religiones monoteístas, solo el islam y el cristianismo cuentan con misioneros y un afán de proselitismo. Creer que se está en posesión de la Verdad mueve al Hombre a sentir la obligación de llevarla a los cuatro rincones del mundo. Ahora bien, dejando a un lado la manera de esa expansión, de la que bien se podría decir mucho… Es cierto es que una parte del islam habla, y así lo proclama abiertamente, de “reconquistar Europa”. Una vez más habrá que “descifrar” quienes lo dicen, quienes son los que apoyan este disparate y quienes lo sufragan… pero parece no importar mucho hacerlo porque nos encontraremos que son nuestros socios en Oriente Medio. Y es que Occidente, en franco estado de decadencia y con graves tendencias suicidas, apoya, sufraga y justifica a esa parte del islam que atenta contra Occidente, contra el cristianismo y contra la civilización europea que conocemos. Espeluznante.

En la parte segunda del libro ya habla propiamente del islam político, del islamismo… ¿Cómo se integra el mundo musulmán en las democracias modernas?

Vaya por delante que no creo que la democracia haya de ser la forma de organización política que tenga que existir en todo el cosmos…. porque este parecer resulta generalmente aceptado cuando se habla con muchísimas personas, periodistas, políticos… Creo firmemente que cada país ha de organizarse como mejor tenga a bien, en consonancia con sus propias particularidades e imponerle, en muchas ocasiones a cañonazos, la democracia, lo considero erróneo, estúpido y contraproducente.

El islamismo, el islam político, es la intencionalidad de plasmar el sentido religioso islámico en las estructuras políticas y no solo eso, si no que sea el islam la única fuente del derecho. A día de hoy desde el mundo sunní es el lugar desde donde se pretende imponer, bien de manera democrática bien de manera violenta según sea la ocasión, el islam como única forma de organización política tanto en el orbe islámico como fuera de él. Con esta idea presente nos daremos cuenta que el encaje con unas mínimas nociones democráticas es imposible.

Creo que resulta imperioso que Occidente entienda que su interpretación del islam y de su relación con él ha de ser una bien distinta de la que hasta el momento existe y que se ha de ser consecuente cuando enarbolamos los derechos humanos y la democracia y al mismo tiempo contamos con unos socios que no observan ni lo uno ni lo otro.

Si las sociedades de mayoría islámica han de cambiar, lo han de hacer desde dentro, ser ellos mismos quienes realicen dicho cambio, y evolucionar acorde a su idiosincrasia, porque de otra forma se verá indefectiblemente como una injerencia, como una imposición y el resultado será el opuesto, tal y como vemos que está sucediendo en los últimos cuarenta años.

También aborda el tema de la violencia del islam y del terrorismo, sin duda una amenaza para nuestro mundo.

Muy a menudo se relaciona el islam con la violencia, con el terrorismo…y tal y como dices se percibe como una amenaza. Como te decía antes, el islam era una cuestión que a pocos interesaba pero que desde hace veinte años con el atentado de Nueva York se presentó en sociedad de manera fulminante.

Son aquellas corrientes muy determinadas suníes las que alientan el terrorismo: el wahabismo y todo ese universo de la Hermandad musulmana que desde países que son fuertes socios de Occidente, alientan y sufragan el terrorismo. Y no solamente esos grupos que tristemente conocemos como al Qaeda o el Estado Islámico, si no una miríada de organizaciones que atentan día si y día también a lo largo y ancho del mundo. ¿Se hace algo para terminar con ellos? No solamente no se hace nada si no que se les protege de mil maneras diferentes, con dinero, con los medios de comunicación o permitiendo que se prodiguen en suelo europeo con subvenciones incluidas. ¿Es esto serio? La guerra de Siria ha sido un ejemplo de esto de lo que estoy hablando. Pero una vez más, en vez de analizar la situación, de esclarecer el asunto, lo oscurecemos y nos contentamos con decir que es el islam el que quiere atentar contra Occidente y no el islamismo, el mismo islamismo al que cortejamos obscenamente.

Por Javier Navascués

10 comentarios

  
Manuel Rodríguez Blanco
El principal aliado de Occidente el el mundo musulmán es Arabia Saudí. Ja, ja,ja
06/09/21 9:43 AM
  
c
El odio laicista nihilista fue siempre anti-católico (y incluso en el siglo XVI, hubo alianza en el sur de Francia entre los hugonotes y los mahometanos). La postmodernidad anti-familias, anti- nacimientos, pro nuevos derechos y valores inversos, acentuó el fenómeno. Y por supuesto todas las herramientas le parecen útiles a ese nihilismo postmoderno. Sin embargo no se sabe si el islam favorecido por la postmodernidad para destruir la cristiandad, no va a ser también el vencedor de la postmodernidad, sin la reconquista de las almas gracias a Dios. Oremos, terrible época.
06/09/21 10:53 AM
  
África Marteache
El Cristianismo es víctima de lo que se ha generado en su seno, en la genealogía de todo Occidente hay cristianos porque no puede haber otra cosa, por lo tanto lo periférico no es culpable de su descomposición interior. Los musulmanes nada tienen que ver con la sociedad líquida porque ellos no lo son, hace siglos que impidieron el pensamiento y, al impedirlo, pararon la degeneración para quedarse petrificados.
Los ateos, agnósticos, aficionados a las religiones orientales, New Age, gnósticos o medio gnósticos y herejes de todo tipo, incluidos los comunistas, vienen de raíces cristianas.
Así que el islam podrá infiltrarse en Occidente o podrá occidentalizarse, en el sentido de perder su fe, que es lo que Occidente exporta hoy en día. Lo que Francia exige al Islam no es que se cristianice sino que acepte los principios de Republique, que son los de la Revolución Francesa Anticristiana. Por lo que muy tontos son los islamistas atentando contra iglesias, parecen no haberse dado cuenta del cambio de situación. ¿Cómo va a ser su enemiga una religión en retroceso? Su enemiga, en todo caso, será la sociedad atea.
06/09/21 3:55 PM
  
Cos
desde un plano teológico, la cosmogonía islámica no difiere tanto de la cristiana si consideramos que cree que hay un solo Dios creador del universo, en la realidad del Juicio final con la consecuencia de un premio y un castigo, o que Dios se ha comunicado con los hombres a través de los profetas. Pensemos que Jesús de Nazaret es el profeta más importante después de Mahoma o que su madre, María, es mencionada en más ocasiones en el Corán que en el propio Nuevo Testamento, siéndole reservado todo un capítulo.
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Eso es así porque el Islam es una herejía, y establecer esas semejanzas entre el cristianismo y el Islam es engañoso. Nada tiene que ver El Jesús de Nazaret musulmán con Cristo, una de las tres personas de la santísima Trinidad. El islám es una falsa religión y así hay que proclamarlo con toda claridad si es que estamos afrontando la cuestión desde un punto de vista teológico. Y todos los practicantes de esta falsa religión están llamados a ser redimidos por la sangre del Cordero y a hacerse amigos de nuestro Señor en comunión con nuestra santa Iglesia.

06/09/21 4:34 PM
  
rocamador
En el libro "Cien preguntas sobre el Islam", del jesuita egipcio Samir Khalid Samir, se expone con la mayor claridad la radical diferencia entre Cristianismo e Islam, ésta sí una "religión del Libro", y creo que se explica mejor el concepto de "sumisión", que no deja al hombre la posibilidad de rechazar a Dios. Islam significa justamente eso, y todo ha de estar sometido a Alá. En el Cristianismo sí, y por eso el hombre puede condenarse. El Reinado de Cristo tiene un significado diferente.
06/09/21 6:24 PM
  
Centurión Cornelio
En "La abolición del hombre" C.S.Lewis distingue entre las gentes de Tao y los enemigos de la tradición, y en este contexto los musulmanes están más cerca de nosotros que el vecino del 2º derecha.
06/09/21 9:37 PM
  
Ramón montaud
Bueno España lucho, vivió, convivió y lucho contra el Islam desde el siglo VIII hasta el Siglo XV. Existieron los mozárabes , los mudéjares, los almohades, los almorávides, los benimerines. Nos dejó lo mejor en los cristianos como fue el martirio. Hoy en día es un actualizar el motivo de cualquiera de las invasiones que tuvimos, pero frente a Estados que
Ya no son cristianos.
07/09/21 5:22 PM
  
SS
En la primera guerra mundial, desaparecieron los imperios cristianos, el trabajo de 2000 años dió sus frutos, la cristiandad aniquilada, Basta ver y leer los medios,la enseñanza, las legislaciones, a nivel mundial, que confirman que el mundo entero está bajo el poder del maligno , incluso los que tenían que dar testimonio, son cizaña, pongamos el corazón en manos de Dios, y que se queden con sus mentiras.
09/09/21 7:30 AM
  
c
En la Francia de hoy muy laicista y islamizada, hay dos libros muy interesantes sobre ambos temas : « La laïcité, mère porteuse de l’Islam ?» escrito por el Padre Michel Viot y Odon Lafontaine (también autor de « Le grand secret de l'islam, l'histoire cachée de l’islam révélée par la recherche historique », y que se puede descargar gratuito).
10/09/21 11:18 AM
  
JUAN NADIE
Lo que dice este tipo esta muy bien, aunque hay algo en lo que me demuestra que no conoce el catolicismo. Es que patina clamorosamente.
Eso de que la cosmología es la misma,en el sentido de que hay un solo Dios creador y un juicio final y unos profetas, es una autentica patraña.
El Juicio final de ambos y sus consecuencias no pueden ser mas diferentes. El paraiso de los musulmanes es un paraiso terrenal, con goces terrenales basados en la posesión de 72 concubinas en el caso mas favorable y en el disfrute del cuerpo de las mismas. El paraiso cristiano consisten en gozar de la presencia de Dios que como San Pablo dijo ni ojo humano vio ni oido humano oyo lo que Dios tiene preparado para aquellos que le aman.
Lo de los profetas es otra falsedad. Los profetas católicos anuncian un mesias que es Cristo y no otro profeta posterior. Y Cristo no es un profeta sino Dios mismo. Vamos lo mismito que Mahoma.
Y lo de que el nombre de Mariam salga mas veces en el Coran que en los evangelios es otra tontería. María en los evangelios es la Madre de Dios en la tierra, es el vehiculo inmaculado de la Encarnación. Para Mahoma es una figura mas, junto con Cristo de las que pretende aprovecharse para atraer a los cristianos, desvirtuando completamente sus figuras, y por supuesto rebajandolas miserablemente. No hay ninguna coherencia en la supuesta continuidad de Mahoma entre el antiguo testamento y Cristo y Maria. Es todo un burdo bluff, una historia mágica donde se inventa una nueva vida de Cristo.
Ademas los musulmanes actuales desprecian a Cristo. Entre otras cosas porque odian la Navidad, porque no tienen nada similar que oponer. Si realmente fueran sinceros se alegrarían de la Navidad.
Muy burdo todo. Me gustan muchas de las cosas que dice sobre como ha enfocado el trabajo, pero en eso es un perfecto desconocedor.
10/09/21 3:03 PM

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4.09.21

Verbum Gloriae, una plataforma para la difusión de la belleza del canto gregoriano

Amadeo Santiago Muñoz es graduado en Publicidad y Relaciones Públicas y también en Psicología, con un Máster en Diseño Gráfico y Creatividad Digital y formación como terapeuta en el Método Tomatís. En la actualidad está dedicando por completo su tiempo y recursos en hacer crecer este proyecto de apostolado del canto gregoriano que acaba de lanzar, a la vez que ofrece sus servicios como cantor litúrgico y formador en gregoriano.

Les invitamos a entrar en su nueva web y en su canal.

Las personas interesadas en el canto gregoriano y la liturgia tradicional pueden contactar en el siguiente correo:

[email protected]

¿Cómo nace su afición al canto gregoriano?

Mi gusto por el canto gregoriano me viene de hace mucho tiempo, sin embargo, mi amor por este me viene de hace muy poco.

Ya desde mi niñez mis padres solían ponerme muchísimos casetes de los monjes de Solesmes, costumbre que ha perdurado a lo largo de toda mi vida, y eso a pesar de ser católicos de bodas, bautizos, comuniones y para de contar. Los escuchaba y me gustaba, aunque nunca supe realmente qué era lo que estaba escuchando; para mí era simplemente una música muy bella y serena de unos señores encapuchados en algún recóndito y antiguo lugar que me ponían mis padres de tanto en tanto.

No empecé a comprender y a amar el gregoriano sino hasta hace apenas dos años, gracias a que, después de haberme alejado mucho de la fe y adorado ídolos de barro en mi búsqueda de la verdad –pues siempre creí que había algo más allá–, Dios tuvo la misericordia de reconducirme al redil de la Iglesia mediante una serie de acontecimientos personales que solo Él en su infinita bondad pudo haber entretejido en el momento de más necesidad.

De tal guisa, a mediados de diciembre del 2018, empecé a asistir a misa los domingos, probando aquí y allá en busca de una en la que decir «esta es la mía». No fueron muchas hasta que el Señor quiso que mis padres se enteraran de la existencia de la misa tradicional y nos diera por ir a ver de qué iba aquello.

Allí fuimos ese domingo, el segundo después de Epifanía. Jamás olvidaré esa sensación de no acabar de comprender qué estaba sucediendo mientras andaba perdido pasando las páginas del misalito; todo a la misma vez que el corazón me decía con una certeza exacta que esa era la Misa en la que quería estar. Y así fue como empezamos a asistir todos los domingos.

En la Misa estaba encargada del canto gregoriano una pequeña schola cantorum. Y, a pesar de estar –como estaba yo por aquel entonces– tomando clases de canto, aspiraba a la lírica y no quería saber nada del coro ni de cantar en misa. Ni aún a pesar de un amigo que hice de la schola que, a sabiendas de que cantaba, me repetía una sí y otra también que me tenía que apuntar al coro; y no, no daba mi brazo a torcer: me resistía.

Tuvieron que pasar seis meses para que Dios decidiera tomar cartas en el asunto y, sin yo haberlo buscado ni pedido, me diera la posibilidad de asistir al cuadragésimo curso semanal de canto gregoriano que anualmente realiza en verano la Asociación Hispana para el Estudio del Canto Gregoriano en la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos. Decidí tomarla aún sin saber muy bien a qué iba, con una vaga idea de que «en cualquier caso, algún bien me hará».

Y vaya si me hizo bien. Fue un poco como la primera vez en Misa. No entendía el tetagrama ni las notas –aun siendo músico–, andaba perdido intentando seguir de oído lo que escuchaba… mucha información y toda de golpe. Pero a pesar de todo, la experiencia de poder cantar gregoriano en la misa y de poder cantar las vísperas con los monjes fue tan elevadora, única y decisiva que, en mi corazón, nuevamente supe que eso era lo que quería hacer.

Pues ya desde el mismo domingo en que estuve de vuelta del curso en Sevilla me metí de cabeza en el coro y, desde entonces hasta hoy, no he dejado de cantar. Es más, cuanto más he cantado, más he aprendido y más he avanzado en mi formación como cantor, más amo el gregoriano, más amo a la Iglesia y más amo a Dios. Porque solo Él en su infinita Bondad pudo inspirar en nuestros primeros Padres un canto de alabanza tal como es el canto gregoriano, sin parangón en su belleza, armonía, santidad y universalidad.

¿Qué sentimientos inspira en su alma el canto gregoriano?

Podría diferenciar dos estados: aquel que me transmitía cuando la percibía solo como «música» y cuando la entendí como la «oración» que realmente es.

Atendiendo exclusivamente a su carácter musical, es un canto que me serenaba. Podría decir que, en la vorágine que vivimos hoy en día, es un canto que me ayudaba a salir de ella y me ayudaba a desconectar de mis preocupaciones. Es más, el hecho de estar en latín me ayudaba a no estar pendiente de qué decía la letra, ya que no entendía nada. El que sus melodías estuvieran construidas en escalas modales y no tonales –a diferencia de la música clásica, popular o contemporánea– me daba esa sensación de estar siendo transportado a otra dimensión, en contraste con el mundo sonoro en el que estamos acostumbrados a vivir. Más ese ritmo melódico tan libre, marcado en una respiración lenta y profunda, que me liberaba de todo. Ya por no mencionar sus melodías en las que jamás hay un exabrupto, una alteración ni la más mínima desarmonía; todo ligado, todo armónico, todo en paz: eso era lo que me transmitía en una palabra, paz.

Pero, cuando comprendí que no era simplemente música ni tampoco un «canto muy bello» a secas, sino que era ante todo oración, plegaria y alabanza al Dios vivo, el único bueno y verdadero… y que ¡encima! prácticamente todo el repertorio gregoriano era anónimo, que el texto era de la mismísima Sagrada Escritura y que éste constituía las oraciones propias de cada Santo Sacrificio del Altar… entendí que jamás pudo ser fruto del hedonismo del hombre, sino únicamente inspirado por el mismo Dios para que pudiéramos, pobres de nosotros, tributarle las debidas alabanzas a su mayor Gloria en este valle de lágrimas, a la misma vez que, por su Bondad, nos beneficiamos de todo lo bueno antes mencionado para el camino a la santidad al que estamos llamados; por lo que ahora le digo que no es paz, sino la Paz de Cristo lo que me transmite: una paz que, estando en este mundo, no viene de él.

Háblenos de la importancia del canto gregoriano en la Iglesia.

Simplemente con lo ya expuesto en la pregunta anterior valdría para atisbar su importancia; pero como quizá alguno podría decir que todo eso es, a fin de cuentas, una percepción subjetiva y personal, añadiré a mi favor lo que ha dicho la propia Santa Madre Iglesia al respecto.

Citando al Papa Pío X en su motu proprio Tra le sollecitudini, las cualidades de la música sagrada son la santidad, la bondad de las formas y la universalidad; por lo que, si analizamos el canto gregoriano bajo estas premisas podremos observar que es el máximo exponente de santidad, por ser estas composiciones hechas exclusivamente en y para la liturgia, en las que no hay atisbo de profanidad. Que sus formas también sacan la mayor puntuación en bondad, de la que ya he dado ejemplos en la anterior pregunta. Y que, finalmente, la universalidad –resultado de las dos primeras– es total. Dos muestras de su universalidad quiero dar: primero, que ¡hasta la Nueva Era se ha dedicado a vender CDs de gregoriano! –como churros, añadiría–. Y, segundo, que en el poco recorrido que lleva mi canal de YouTube, he recibido comentarios y visitas de católicos de países tan dispares como Vietnam, Indonesia o Corea, cuyas culturas son tan distintas de la nuestra. Así pues, me pregunto, ¿podría acaso no ser verdaderamente universal si es capaz de atraer desde católicos de países con culturas tan diferentes de la occidental como hasta la misma Nueva Era?

Por eso, Pío X añadía poco después en el motu proprio citado anteriormente que, encontrándose estas cualidades en grado sumo en el gregoriano, éste «fue tenido siempre como acabado modelo de música religiosa». Y hasta tal punto «acabado modelo» como que lo nombró ¡el canto propio de la Iglesia Romana!

Pero es que no fue solo cosa de Pío X, bien que años más tarde Pío XII refrendaría en su carta encíclica Musicae Sacrae lo dicho por su antecesor, afirmando que la Iglesia «el canto gregoriano con razón lo considera patrimonio suyo». Todo esto siendo de nuevo confirmado en la constitución Sacrosanctum Concilium del Concilio Vaticano II, donde en su numeral 116 sentencia que «La Iglesia reconoce el canto gregoriano como el propio de la liturgia romana;» y va más allá, indicando que «en igualdad de circunstancias, por tanto, hay que darle el primer lugar en las acciones litúrgicas.»

¿Cuándo vio que podía ser un buen apostolado?

Desde el momento en que tomé conciencia del valor que este inmenso tesoro suponía para la Iglesia, la gloria de Dios y el bien de las almas: o, como dije antes, desde el momento en que empecé a amarlo.

Haciendo uso de las palabras del Señor, fue como encontrar el tesoro enterrado en el campo: cuando di con el canto gregoriano supe que con lo que me acababa de topar era el no-va-más –en lo que a la oración cantada respecta– y fui a venderlo todo para comprar ese terreno. Así fue como, cuando la luz del gregoriano inundó mi vida por completo, no pude de ningún modo plantearme dejarla bajo el celemín o guardármela para mí mismo. Más aún si cabe, viendo el estado casi extinto del canto gregoriano en nuestras iglesias y sabiendo lo que éste aporta al Santo Sacrificio del Altar y al Oficio Divino.

Háblenos de su canal y su web ¿Con qué finalidad nacen?

Pues continuando con el hilo, para poner la luz del canto gregoriano sobre el candelero: para que así más y más almas puedan conocerlo, comprenderlo y amarlo tanto como yo –y más si cabe–; y que así, tanto a los que Dios haya dado el don del canto, como el de la escucha, puedan todos alabar a la Santísima Trinidad mediante éste, el más excelso canto de alabanza inspirado por y para Dios. Por Su mayor Gloria y el bien de las almas.

A tal fin decidí iniciar este proyecto de apostolado del canto gregoriano al que he nombrado «Verbum Gloriae», esto es, el Verbo de la Gloria, que, siendo Jesucristo mismo, es también un símil del canto gregoriano: la forma de expresión –palabra o verbo– más sublime –gloria– que puede alcanzar el hombre en el alabar a su Dios y Creador.

Así es como, queriendo llegar lo más lejos posible con este apostolado, decidí hacer uso de las herramientas que consideré más apropiadas del mundo actual y creé sendos espacios de difusión, con seis meses de diferencia entre el estreno del canal y la página web.

¿Qué tipo de contenidos tiene?

En resumidas cuentas: todos los recursos que yo mismo hubiera deseado tener cuando por primera vez me zambullí de lleno en el mundo del canto gregoriano. Lo primero, vídeos en los que se pueda escuchar el canto de la voz de una sola persona y seguir la partitura al mismo tiempo, junto con el suplemento de la traducción del texto latino para poder entender bien lo que se está rezando.

Este es el material que considero más importante, pues ante todo, se aprende escuchando, imitando y repitiendo buenos modelos. Y ¡cuántas horas habré invertido en mis inicios en la búsqueda de grabaciones apropiadas con las que ayudarme! Además que, con los vídeos también se ofrecen enlaces de descarga de estos en MP4, de las grabaciones en MP3 y de las partituras en PDF y GABC –este último para su uso con editores de partituras gregorianas–.

También se podrán encontrar todos los libros de canto, rúbricas y liturgia que yo mismo he ido recopilando de internet y usando según avanzaba en mi aprendizaje, junto con algunos que yo mismo he diseñado y otros que he escaneado. Una pequeña biblioteca de enlaces a páginas web y aplicaciones de otros grupos y asociaciones que me preceden en esta labor de difusión del canto gregoriano y de los cuales yo mismo me he nutrido y me nutro. Y, en el futuro –Dios mediante–, tutoriales para aprender canto gregoriano desde cero.

Por último, ¿a quién quiere agradecer su apoyo?

Finalmente, a modo de últimas palabras, quisiera dar las gracias a todas las personas que me han apoyado y me apoyan en esta causa. Tanto aquellas que lo han hecho de modo material con sus donativos, sus partituras, ayudándome a conseguir libros, etcétera, como de forma espiritual, con sus oraciones, consejo y enseñanza o simplemente animándome y asistiéndome siempre que lo he necesitado. Sin olvidar, por supuesto, a todas aquellas asociaciones y grupos que, mucho antes que yo, empezaron la misión de difundir el canto gregoriano y que tanto han aportado a mi labor. A todas estas personas y grupos, gracias de corazón por haber hecho posible «Verbum Gloriae». Y gracias también al Sr. Navascués, claro está, por haber sido tan amable de ofrecerse a realizar esta entrevista.

Que todos nuestros esfuerzos sean para que el canto gregoriano surja de nuevo en nuestros templos y retome el lugar que le corresponde en la sagrada liturgia: por la mayor gloria de Dios, el bien de nuestras almas y el de toda su Santa Iglesia.

Por Javier Navascués

6 comentarios

  
Oscar
Muchas gracias a ambos, y oraciones. Tenia curiosidad por saber quien estaba detras de esta web tan util, excelente, muchas gracias.
04/09/21 10:09 AM
  
OV
Me parece una iniciativa maravillosa, muy al gusto del Espíritu Santo...
Creo que darle la máxima difusión puede ayudar a descubrir la belleza del gregoriano y fortalecer la fe de quien descubra esta perla escondida.
¡Gracias por darla a conocer!
04/09/21 5:02 PM
  
Jose
Precioso testimonio
05/09/21 10:36 AM
  
Edwards
Muy interesante 👍
05/09/21 5:22 PM
  
MARIELA
Muchas gracias por esta entrevista y a Amadeo por ese amor al Gregoriano que es capaz de contagiar. Sin duda, pasaré por "Verbum Gloriae" y sacaré provecho de ello. Mil gracias!
05/09/21 9:38 PM
  
Oscar García
Agradezco bastante este esfuerzo, ojalá también se incluya el Iubilate Deo, que es de muy poco conocimiento.
Siga adelante, Dios le va a recompensar.
26/12/22 4:51 AM

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