Elio A. Gallego García, Director del Centro de Estudios, Formación y Análisis Social (CEFAS) es uno de los responsables del Congreso Jóvenes y Compromiso Cívico, que se celebra en Madrid y en Toledo este fin de semana. Analiza para InfoCatólica la iniciativa.
¿Por qué han organizado en el CEU el Congreso Jóvenes y compromiso cívico?
El CEU es una obra de la Asociación Católica de Propagandistas que tiene como vocación fundamental y carisma propio la formación y promoción de laicos católicos comprometidos en la vida pública. Por tanto, nada más natural que esta iniciativa. Si a esto se añade lo delicado y decisivo de este momento histórico en el devenir de España y Europa se comprende todavía más lo necesario de un congreso como este, que está dirigido a la gente más joven y que, por fuerza, han de ser el relevo necesario a las generaciones mayores.
Es el primer año, ¿en qué medida buscan que la iniciativa se consolide?
Sí, es un congreso que nace con vocación de permanencia en el tiempo. Lo que supone que es visto por nuestra parte como un primer paso, necesariamente modesto en sus dimensiones y alcance, sin que ello obste para que, al mismo tiempo, aspire a ser profundo en sus implicaciones y metas. El objetivo es ir creando vínculos entre los jóvenes de todas partes de España, que se conozcan, que aprendan a reconocerse y asociarse para ser más eficaces a la hora de proponer y vivir su fe y defender su patriotismo.
¿Por qué han querido abordar el tema de la corrección política y cancelación de la libertad, ahondando en a la campaña que han hecho sobre el mismo tema?
En efecto, el pasado Congreso de Católicos y Vida pública celebrado en noviembre giró sobre este tema, e igualmente la campaña promovida por la AC de P y que lleva por título “Cancelados”. Y no es casual, porque nos parece un tema transcendental. Y lo es porque, a nadie se le oculta, estamos ante un declive más que preocupante de nuestras libertades públicas. Si el liberalismo clásico defendía que mi libertad llegaba hasta donde comenzaba la del otro, ahora eso ha cambiado, y lo que se sostiene es que mi libertad acaba donde empieza la sensibilidad del otro a la hora de sentirse ofendido. Pero claro, qué es lo que le puede resultar ofensivo lo define el otro, de modo que cualquier cosa que yo haga o diga puede ser ofensiva para él, por lo que debo abstenerme de hacer o decir nada que ese otro no apruebe, o me enfrentaré a consecuencias desagradables. Curiosamente, no se contempla lo contrario. Es decir, nada de lo que él diga o haga me puede resultar ofensivo a mí. Pues de serlo, le estaría ofendiendo. Resultado, no hay más libertad que la suya, una libertad que se convierte en pura opresión para el discrepante.
¿Están realmente tan en peligro las libertades?
Baste una anécdota para responder a esta pregunta. Desde el Centro de Estudios, Formación y Análisis Social (CEFAS) hemos celebrado recientemente un congreso internacional que llevaba por título “Hacia una renovación cristiana de Europa”, y uno de los ponentes procedente de Bélgica me preguntó asombrado, al ver la normalidad con que todo se desenvolvía, si un congreso de estas características se podía celebrar sin problemas en España en un contexto universitario, y ante mi respuesta afirmativa, él, con tristeza, me dijo que en su país no hubiera sido así, y desde luego que el suyo no era el único país de Europa donde un congreso católico se hubiera encontrado con problemas.
No debemos llegar a una situación de este tipo para reaccionar, porque ya sería tarde. Creo que en España estamos a tiempo de defender estos espacios de libertad, siendo muy conscientes de que esta política de la cancelación es la tendencia dominante en Europa y Estados Unidos. Y de ahí que, si queremos preservar un espacio de libertad, se haga necesario reivindicarlo con toda energía y señalar los peligros que lo amenazan.
También abordan la imposición del pensamiento único progresista en los medios sociales. ¿Cuáles son sus causas y como se pueden contrarrestar?
Bueno, ésa es una de las cuestiones que queremos abordar en el Congreso, por lo que estaría en mejor disposición de poder responder a esa pregunta una vez que lo hayamos celebrado. Lo que es evidente es que en una sociedad de masas la realidad queda mediada por los grandes canales de comunicación y que, en consecuencia, la capacidad de percibir lo real viene condicionada por esos mismos canales. Que en su abrumadora mayoría sean progresistas significa en la práctica que la percepción y sentir común de la realidad se haya sesgada y deformada.
Así mismo abordan el tema de la neolengua como herramienta de manipulación. ¿Por qué es tan importante el lenguaje en la batalla cultural?
Una civilización, toda civilización, no es otra cosa que un gran edificio simbólico. Porque es a través de los símbolos como el hombre construye su mundo y se relaciona con lo real. Y entre estos símbolos el más poderoso, sin duda, es el lenguaje. Se cuenta que en un concilio del siglo XV un emperador quiso hacer valer un error cometido, a lo que fue respondido con la célebre frase: Caesar non est supra grammaticos. El problema es que ahora, el nuevo César, se cree con poder para decidir y dictar qué palabras se pueden usar y cuales y no y, además, que deben significar. Pero esto es precisamente el rasgo más característico de un poder que se concibe a sí mismo totalitariamente, como magistralmente nos enseñara Orwell en la más famosa de sus novelas.
¿Por qué acaban reivindicando con orgullo la historia de España?
Porque lo más característico de la política de la cancelación es justamente “cancelar” todo aquello que nos vincula a algo que sobrepasa o transciende la mera existencia individual de un ser humano atomizado. Y de ahí que se procure cancelar los vínculos familiares, sociales e históricos. Y, por supuesto, que se procure cancelar el más profundo y radical de todos ellos, el vínculo con el Creador. Pero lo importante es comprender que todos estos vínculos van juntos, de algún modo son inseparables. Reivindicar uno es reivindicar todos al mismo tiempo. Pues nuestros vínculos con Dios son naturales e históricos a la vez.
¿Quiénes pueden asistir?
Pues desde universitarios a jóvenes profesionales, y tendrá dos sedes: una en Madrid, en la calle Julián Romea 23, sede de la Universidad San Pablo-CEU, la tarde del viernes 1 y por la mañana del sábado 2 de abril, y por la tarde en Toledo, en el parque Puy du Fou donde disfrutaremos además de sus grandes espectáculos de la historia de España.
Por Javier Navascués