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10.02.22

Joaquín Mª Nebreda: "Se está mutando el paradigma ético humanista por otro deshumanizado"

Joaquín Mª Nebreda (Bilbao, 1947) es Doctor en Derecho (CEU), Máster Universitario en Derecho de las Telecomunicaciones (Universidad Pontificia Comillas) y en Historia Contemporánea (UNED). También es especialista en Espiritualidad Bíblica (Universidad Pontificia Comillas). Ha publicado libros y artículos sobre Derecho de la energía y ha colaborado en diversas obras colectivas en esta disciplina. Fue miembro de la ejecutiva regional de UCD del País Vasco (1978-1982), teniente de alcalde en Guecho (Vizcaya) y juntero por la comarca de Uribe Costa en las Juntas Generales del Señorío de Vizcaya (1979-1982), directivo del servicio jurídico en el sector energético, secretario del Congreso Mundial de la Energía de 1992, profesor de Derecho Administrativo (Sectorial) en la Universidad Europea de Madrid (2005-2008), profesor asociado en diversos cursos de postgrado sobre Derecho de la energía y Derecho de las Telecomunicaciones tanto en el Instituto de Empresa como en la Universidad de Comillas y en la Universidad San Pablo-CEU. En la actualidad, jubilado, trabaja en el estudio de la ética pública de la Civilización Occidental.

¿Por qué un libro sobre dignidad humana?

Para alertar de cómo, de manera imperceptible, está mutando el paradigma ético humanista de nuestra civilización por otro deshumanizado. Está en crisis nuestra civilización porque está en crisis la propia concepción del ser humano, cuya clave es su dignidad.

¿Cómo podemos definir la dignidad humana?

Es el valor innato de todo ser humano en razón de sus características inmanentes (razón, voluntad libre, conciencia del bien y del mal y capacidad de amar). Estas características espirituales junto con nuestra materialidad, definen el dualismo antropológico. Somos materia y espíritu (vida).

La dignidad humana es un valor de carácter absoluto, porque es excluyente frente a cualquier derecho existente, al resto de seres vivos y a todas las cosas inertes del universo; es invulnerable, porque es exigible al resto de la humanidad; e irrenunciable sin excepción alguna. Es la razón de que el humano sea el centro del universo, de que el universo existe para hacer posible la vida humana, lo que explica el principio antrópico.

Javier Gomá dice que la dignidad humana es lo que no tiene precio, porque no tiene equivalencia ni sustitución posible, lo que es inexpropiable por causa alguna, lo que es barrera que ni el interés común puede saltarse.

Hoy se habla del amor a los animales, pero tras lo dicho anteriormente, ¿por qué no podemos afirmar que los animales tienen dignidad?

Los humanos, los animales y las plantas, estamos formados de materia y espíritu (vida), pero el espíritu de los tres grupos es de distinta naturaleza, lo que se percibe a simple vista.

Los animales carecen de las características innatas a las que me he referido (razón, voluntad, conciencia y capacidad de amar) por lo tanto son seres subordinados al humano. Cuando un humano ama a otro humano espera de éste le devuelva amor por amor, pero los animales no aman, ni siquiera tienen conciencia de deber alguno. Pueden ser sumisos o no, pero nunca podrán establecer una relación de amor, porque no tienen capacidad de amar.

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9.02.22

Humberto Pérez-Tomé: "Un libro trasciende en la gente que lo lee y por lo tanto orienta a la sociedad"

Humberto Pérez-Tomé es editor, empresario, escritor y periodista, con varios años de experiencia y buen hacer. En esta ocasión le entrevistamos sobre su labor como editor en la editorial Sekotia y aprovechamos para reflexionar con él sobre la responsabilidad de los editores en general. Humberto tiene muy claro que un libro promueve ideas, trasciende en las personas que lo leen y por lo tanto orienta de alguna forma a la sociedad. La responsabilidad del editor está en la dirección del sentido que decide tomar.

¿Cómo nace la idea de ser editor?

Ser editor es una vocación que se inicia desde mucho antes de enterarte de que lo eres. Hay pasos previos, como la lectura e incluso la escritura personal. Es una llamada que surge dentro de uno mismo a raíz del amor por la lectura, que te lleva a amar al libro y a querer hacer lo mismo que han hecho otros antes para que tú leyeras libros.

La labor es inmensa, apasionante, con una carga emocional por lo que publicas y afectiva por el producto final. Siempre digo que el autor es el “padre de la criatura” pero el editor es el “padrino” necesario.

¿Cómo se fue gestando la editorial Sekotia?

Sekotia en 2002 se fundó como editorial. Más bien como un proyecto personal y un fin concreto: publicar obras que a nuestro juicio eran necesarias y de las que se echaban en falta en las librerías. Publicar libros donde la dignidad del ser humano fuese especialmente el eje principal. Pero desde hace dos años estamos felizmente integrados en Almuzara Libros, un gran proyecto editorial dirigido magistralmente por Manuel Pimentel, que goza en estos momentos de pleno crecimiento y expansión.

¿Cuál es el balance que hace de estos años?

El balance es desigual, sobre todo si tenemos en cuenta las dos crisis económicas por las que hemos pasado. Pero si hablamos de balance como editor y dejamos a parte los resultados económicos, puedo decir que es muy bueno. De un sello que nace con un nombre raro y sin ningún tipo de apoyo institucional, ni financiero, la labor que hicimos hasta el año 2020 fue impresionante. Colocamos libros buenos en contenidos, que el mercado en parte rechazaba por no ser políticamente correctos, y por lo tanto con el prurito de ser un sello que publicaba cosas “demasiado a las claras”, como decían algunos bien pensantes que, sin embargo, admiraban nuestra labor.

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4.02.22

El ciudadano de la Ilustración y de la Revolución francesa será exterminado por el sujeto digital

Entrevistamos al escritor José Sierra sobre su libro Sobre la pandemia y la política. El presente libro es una continuidad de las tesis del anterior trabajo: Orden cultural versus Orden digital…pero adaptadas y concretadas a la situación derivada de la declaración mundial de pandemia y a la aceleración de algunos de los procesos que allí ya se describían. (Parte 2)

¿Vivimos un cambio de paradigma como nunca hubo antes?

No. Creo que se trata del advenimiento del orden digital que está desplazando al orden analógico.

La digitalización, la automatización, la conjunción hombre-máquina, la robotización… todo esos fenómenos no son teorías. Como tampoco son teorías el impacto que está provocando el despliegue de esos fenómenos en el sujeto. Tampoco es teoría todas aquellas consecuencias que están produciendo su implementación, en el ámbito de los sentidos y de las percepciones, en el plano de los procesos de pensamiento, en las formas en que se generan nuevas dependencias tecnológicas o sanitarias, en la eliminación del factor trabajo ante máquinas automáticas, en la licuación de la familia sustituida por una exterminación de la finalidad del sexo convertido en puro placer…otra cosa es que se quiera ignorar.

No se trata, pues, de un nuevo paradigma. Es una hecatombe civilizatoria de sustitución total y absoluta de un modo de existencia basado en la razón y sus derivados (sea la teología, sea la política o sea la economía) por otro orden de existencia que se fundamenta en la información pura.

Este nuevo poder solo podemos entenderlo desde la materia de la que está constituido: información (bits y dentro de poco de qubits). Y tenemos que comprenderlo abarcando también tanto aquellas aplicaciones que procesan la información como a través de las infraestructuras en red que permiten su circulación.

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3.02.22

El sujeto digital está completamente desarraigado de la trascendencia, de los valores y de la familia

Entrevistamos al escritor José Sierra sobre su libro Sobre la pandemia y la política. El presente libro es una continuidad de las tesis del anterior trabajo: Orden cultural versus Orden digital…pero adaptadas y concretadas a la situación derivada de la declaración mundial de pandemia y a la aceleración de algunos de los procesos que allí ya se describían. (Parte 1)

Un libro sobre la pandemia y la política… no podía haber un tema más actual.

En estos momentos la pandemia parece competir con otro acontecimiento mundial: la expectativa de conflicto o no entre Rusia y Ucrania.

La pandemia nos trae la muerte y la guerra también. Pero ambos acontecimientos parecen estar afectados por el mismo síntoma: su descafeinización conceptual. Estamos ante una pandemia (casi) sin muertes y ante una guerra anunciada pero que no tiene lugar.

En ese sentido, creo, no sería muy correcto hablar ni de pandemia ni de guerra (hasta que llegue el momento en que se desate la muerte en proporciones bíblicas).

Se habla mucho de pandemia, por ejemplo, cuando en realidad detrás o al margen del fenómeno vírico solo te encuentras con una inmensa simulación técnica que determina el comportamiento de la población (el miedo), que moviliza a los colectivos de la salud (la vacunación) y que hace actuar a los Estados (imponiendo medidas restrictivas económicas y limitando derechos fundamentales).

No podemos sostener que todo sea una gran mentira, porque hay algunos muertos, la vacunación de la población ha alcanzado niveles asombrosos y las medidas limitativas económicas y jurídicas han campado a sus anchas durante estos casi dos últimos años.

Sin duda, no se trata de los efectos provocados por un virus que haya aparecido de pronto y que irrumpe en nuestras vidas y que parece tener una extraordinaria capacidad de adaptación taumatúrgicas a situaciones adversas. El virus es prácticamente innocuo. Lo que estamos viviendo no es más que el resultado, asombroso, de una simulación técnica, de una ficción virtual a nivel global que está arrasando y determinándolo todo.

No es un problema sanitario sino de otro orden, es decir, del advenimiento acelerado de un orden digital que ya estaba en ciernes.

De hecho han conseguido que no se hable de otra cosa.

La pandemia ha generado su propia narrativa, que es como su misma justificación, convertida en relato mítico y ha invocado a sus creyentes.

Es evidente que la fuente de formación del mito ya no es únicamente atributo del Estado a través del correspondiente ministerio o consejerías de sanidad.

Puede señalarse, directamente, a los medios de comunicación; también a los supuestos expertos y demás profesionales de la salud que han dado credibilidad al relato y lo han fomentado (aunque eso supusiera contradicciones permanentes); y, en medida decisiva, a la mayor parte de la población que ha asumido y actualizado, con su indolencia miedosa, el discurso endiosado del virus.

En ese sentido, estamos en presencia del virus de la información. Todos lo querían desde los mass media hasta cualquier individuo y cada uno ha hecho del fenómeno lo que ha creído oportuno: unos se lo creen y lo fomenta, otros no se lo creen y lo estigmatiza.

Lo que debe de constatarse en esta situación, la de la pandemia, es las ansias de la población de satisfacer su íntima e interna necesidad de creer impulsada por el miedo, el pánico y el terror de perder la vida. Hay mucho de comportamiento religioso en eso del virus, con sus prácticas patéticas (como la de llevar mascarilla en medio del campo o la de inocularse una pócima de eficacia incierta de forma regular… y ya van cuatro), seguramente porque desde que Dios ya no rige nuestra existencia no se ha sabido asimilar la orfandad trascendental.

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1.02.22

Cómo hablar de Dios con un ateo (Sekotia). Carlos Alberto Marmelada analiza a fondo su libro

Carlos Alberto Marmelada. Nacido en Barcelona en 1962, es licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad de Barcelona. Con más de 20 años de experiencia docente es en la actualidad profesor de la Universitat Internacional de Catalunya. Es autor de los libros: El origen del hombre. Cuestiones fronterizas. Charles Darwin. Evolución y vida. Y Darwin y el mono (junto a Daniel Turbón). Así mismo ha publicado más de 180 artículos sobre evolución humana, cosmología, metafísica y el diálogo entre ciencia, razón y fe. Ha impartido numerosas conferencias sobre estos temas en diversas universidades e instituciones. Ha sido ganador del Premio Arnau de Vilanova.

https://www.amazon.es/C%C3%B3mo-hablar-Dios-ateo-posmodernas/dp/8418414278

¿Por qué un libro sobre cómo hablar de Dios con un ateo?

El ateísmo de nuestros días tiene unas características muy distintas a las del ateísmo de los dos siglos anteriores. El mundo cambia, la sociedad cambia y el perfil del ateo de nuestros tiempos también ha cambiado. Por eso resulta esencial hacer una radiografía detallada del ateísmo actual, para así poder dialogar con él de un modo sincero, honesto y, sobre todo, fecundo; ya que, si el diálogo no conduce a ninguna parte, ¿para qué sirve? Este libro pretende prestar una contribución positiva al importante y necesario diálogo entre los que sostienen una visión teísta del universo y la vida (especialmente la humana) y la cultura actual (que, en Occidente, se caracteriza por una evidente ausencia de Dios).

En el s. XIX y la primera mitad del s. XX, las grandes figuras del pensamiento ateo intentaron dar pruebas racionales de la no existencia objetiva de Dios. A esta postura se la conoce como ateísmo teórico positivo. Durante la segunda mitad del s. XX el ateísmo dimitió de esta pretensión; ni una sola de las pruebas presentadas por el ateísmo fue capaz de resistir la crítica. En el libro se analizan estos argumentos y sus correspondientes críticas. De modo que el ateísmo teórico positivo fue sustituido por un agnosticismo que se extendió por todas las capas de la sociedad. El agnosticismo se vivió como un ateísmo práctico y, con el paso de las décadas, acabó dando lugar al indiferentismo religioso que caracteriza a nuestra sociedad; y que es la forma de ateísmo dominante en nuestros días. Este libro pretende ser una herramienta útil para poder dialogar con esta forma nueva de ateísmo.

¿Tiene sentido hablar de Dios hoy?

Por supuesto que sí. Siempre lo tendrá. Kant decía que el ser humano es metafísico por naturaleza, ya que la razón humana no puede vitar el plantearse las cuestiones más importantes que afectan a nuestra existencia desde la misma raíz. Para el filósofo de Königsberg la metafísica es connatural al hombre, de manera que mientras haya seres humanos habrá metafísica. Efectivamente, la propia necesidad le impulsa hacia unas preguntas que no pueden ser respondidas mediante el uso empírico de la razón; es decir, con la ciencia. Por todo esto, siempre ha habido algún tipo de metafísica, y la seguirá habiendo en todo tiempo. Estoy totalmente de acuerdo con Kant, y con Cornelio Fabro cuando afirma que el problema de Dios es el problema esencial del hombre esencial. En efecto, no es lo mismo que Dios exista que que no exista. No es lo mismo que nuestra alma sea inmortal que todo aquello en lo que consistimos, desaparezca con nuestra muerte. ¡No! ¡No es lo mismo! El giro es de ciento ochenta grados. Este libro, entre muchas otras cosas, arroja luz sobre esta cuestión.

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