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21.12.20

Conozca todo lo relativo a las principales costumbres y tradiciones en torno a la Navidad

Rodolfo Vargas, teólogo e historiador. Presidente de la Sodalitas Pastor Angelicus y de la Asociación Cultural Roma Æterna. Ha publicado una biografía de Benedicto XVI y es un gran devoto y estudioso de la figura de Pío XII. A través de esta entrevista hace un completo repaso a todos los elementos externos que ayudan a vivir internamente la Navidad.

¿Por qué la Navidad es una fiesta de resonancia universal?

Ya sólo el hecho de que todo el planeta se rija oficialmente por el calendario cristiano, que divide la Historia en antes y después del nacimiento de Jesucristo, indica la trascendencia que tienen estas fechas para la humanidad en general. Alrededor de ellas ha surgido toda una cultura, que se manifiesta en dos estilos de celebración: el sagrado y el profano. El primero se centra en la fe en el misterio de la Encarnación del Verbo y en los valores que de ella se derivan; por eso es, sobre todo, una fiesta de la familia (la familia humana debe estar imbuida del espíritu de la Sagrada Familia, que es, a su vez, espejo de la Familia Trinitaria). El otro estilo de celebración de la Navidad se ha apropiado de la festividad cristiana, fagocitándola, vaciándola de su sentido primigenio y transformándola en una mera ocasión para el ocio y la diversión, sin ningún sentido religioso o con éste muy amortiguado y ahogado por la fiebre consumista y comercial que todo lo invade. Ya el saludo con el que se felicita en este período denuncia el estilo de celebración que se asume: “Feliz Navidad” al modo cristiano; “Felices Fiestas” al modo paganizante que se ha puesto de moda. El presente escrito busca el sentido católico de la entrañable festividad que nos recuerda el nacimiento del Hijo de Dios según la carne.

¿Qué nos puede decir de los principales adornos navideños y de su historia?

Los dos principales son el belén y el abeto navideño. El primero es de más antigua e inequívoca tradición cristiana, pues fue san Francisco de Asís quien, en la Nochebuena de 1223, inauguró la costumbre de escenificar el nacimiento del Señor. En una gruta del monte Lacerote, cerca del castillo de Greccio en Umbría, dispuso un pesebre hecho con paja y sobre él colocó una imagen del Niño Jesús, haciendo traer junto a él a un buey y un asno vivos. Desde entonces en los conventos de las órdenes seráficas se hizo común la práctica de representar el portal de Belén por Navidad, lo cual pronto fue imitado por el pueblo fiel. Con el tiempo se fueron añadiendo personajes y otros elementos de modo que los belenes se llegaron a convertir en todo un arte, descollando en éste Nápoles, España y las Indias.

¿Cuál es el núcleo esencial del pesebre?

El núcleo esencial del pesebre –y que basta para armarlo– es lo que se llama el Misterio, es decir: Jesús, María y José, que son los protagonistas de la Navidad. El buey o la vaca y el asno o la mula suelen ser infaltables aunque, como el resto de elementos, no sean imprescindibles. Pero es hermoso considerar que Jesús viene a restaurar todas las cosas y entre ellas la primigenia armonía de la Creación, la que existió en el Paraíso terrenal entre todas las criaturas salidas de la mano bondadosa del Padre. Los ángeles también constituyen parte del nacimiento, pues fueron ellos los que cantaron el “Gloria in excelsis” en la primera Nochebuena y anunciaron la gran noticia a los pastores. Éstos son asimismo representados con sus rebaños yendo a adorar al Niño. Los Reyes Magos tampoco faltan y en los belenes más elaborados figuran con sus animales de viaje y sus séquitos. En fin, a veces, la escena de la Navidad se inserta en un marco monumental y se representa ya no sólo el portal o cueva donde nació Jesús, sino toda la ciudad de Belén con escenas costumbristas.

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