¿En qué nos parecemos a la Albania comunista de Enver Hoxha?
Las descalificaciones que los partidarios del matrimonio (sin adjetivar, matrimonio, según la RAE “unión de hombre y mujer concertada mediante determinados ritos o formalidades legales”) en Irlanda han recibido me han hecho pensar en el creciente clima de intolerancia hacia los que nos aferramos al significado de las palabras.
Esto del control y la manipulación del lenguaje ya ha sido advertido desde hace más de un siglo y sigue siendo una cuestión determinante. Todo poder con tendencias totalitarias aspira a controlar el lenguaje, determinando lo que se puede decir y lo que no (de eso va lo del lenguaje políticamente correcto) y, de este modo, influyendo poderosamente en lo que la gente piensa. Los países occidentales han tomado ese camino, pero no son los primeros.


La revista Cristiandad ha dedicado su número del mes de abril a la figura de San Juan Bosco en el segundo centenario de su nacimiento. Es un número especialmente recomendable, ahora que la educación católica parece, en muchos casos, haber perdido el rumbo. Como hace notar la
Leo un importante artículo del periodista italiano Ricardo Cascioli en La nuova bussola quotidiana y llego a la conclusión de que tenemos que rezar más, mucho más, y confiar en que el Señor, como nos prometió, no nos abandonará ante la avalancha de estulticia que amenaza con ahogarnos. 





