Lo que una sexualidad degradada provoca

Uno de los libros más interesantes que he leído este verano es Feminism against progress, de Mary Harrington. Entre otras muchas cuestiones, me ha llamado la atención un fragmento en el que Harrington expone el testimonio de un par de personas que se identifican como transgénero. Ambas expresan que, en el origen de ese proceso, se encuentra la incomodidad con el patrón de comportamiento sexual al que se supone que mujeres y varones deben ajustarse en la cultura imperante en Occidente. Me ha hecho pensar y creo que es ésta una reflexión que ayuda a comprender el fenómeno y su dimensión. Si ser mujer o ser hombre es lo que nos presentan en tantísimas ocasiones, entonces yo debo de ser otra cosa, piensan estas personas (y no les falta un punto de razón).

Un año más, por tercera vez, he podido unirme con mi familia al Capítulo de Santa Eulalia en la peregrinación de Nuestra Señora de la Cristiandad a Covadonga. Un año más, volvemos con el corazón y el espíritu rebosantes de alegría. No hace falta que me detenga mucho en explicarlo, los 

