(CEE/InfoCatólica) las autoridades japonesas han elevado a unos 1.600 los muertos por el terremoto y posterior tsunami del viernes, aunque persiste el temor a que esta cifra se multiplique casi por diez ya que siguen desaparecidas más de 10.000 personas, atrapadas bajo los escombros o mar adentro por la ola gigante.
El texto del mensaje enviado por el Cardenal Antonio Mª Rouco en nombre de los obispos españoles transmite a los obispos de Japón su profunda condolencia y solidaridad en la oración ante el Señor. “Pedimos el pronto restablecimiento de los heridos, el descanso eterno para los difuntos, y el consuelo para quienes han perdido familiares y amigos, así como sus bienes materiales. Que el misterio de Cristo, muerto y resucitado, les ilumine la oscuridad de este difícil momento”.
Situación crítica en Japón
La situación en Japón es crítica debido al peligro de que a los daños causados por el terremoto y posterior tsunami se añada ahora una catástrofe nuclear en la central de Fukushima, tres de cuyos reactores han resultado dañados. De hecho, el reactor número tres del dañado complejo nuclear ha registrado una explosión de hidrógeno en la madrugada de este lunes. El riesgo que entraña la explosión del reactor número tres es más grave, dado que es el único en la planta que utiliza una mezcla de combustible de plutonio, apunta la BBC en su sitio web.
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