(ElDía/Abc/InfoCatólica) Hace unos 20 años que el jueves del Corpus Christi no forma parte del calendario festivo de la ciudad cordobesa y algo menos –desde la llegada del arzobispo Francisco Javier Martínez a la Diócesis de Córdoba en 1996– que la procesión se celebra el domingo, de acuerdo con la decisión que tomó la Iglesia española. Aunque no es nada definitivo, las palabras del prelado sonaron a una declaración de intenciones y éste fue el tema de conversación más repetido al término de la misa.
El asunto del nuevo Reglamento de Honores Militares, que ha generado polémica en Toledo o Granada, no pasó desapercibido cuando a la salida de Jesús Sacramentado por la Puerta de las Palmas poco después de las ocho de la tarde la representación de la Brimz X se cuadraba pero ni presentaba armas ni tocaba el Himno Nacional. En su lugar, lo hizo la banda de la Esperanza, que inclinó su banderín hasta que pasó el Señor entre los aplausos, los vítores a España y las lágrimas de algunos de los presentes. “Le rinde honores el pueblo”, decía un canónigo.
Tras tocar el himno, los componentes de la banda de la Esperanza, fueron en la cabecera de la Procesión, por delante incluso de la representación de las hermandades, detrás de los más de sesenta niños vestidos de Primera Comunión que participaron, y allí interpretó marchas eucarísticas. Tras la Custodia sí desfiló la banda militar, tocando piezas para cornetas, como Corpus Christi, escrita en el siglo XIX por Álvaro Milpager y que esta banda ha recuperado.
El obispo pide restaurar el Jueves del Corpus Christi, y reclama más culto eucarístico y ejercicio de la caridad
Mons. Demetrio Fernández sumó su voz a las que quieren que la Solemnidad del Corpus Christi vuelva en Córdoba a «su lugar natural». Para ello, solicitó a “la autoridad competente” que declare de nuevo el Jueves de Corpus fiesta local laboral como lo es en Sevilla, Granada o Toledo y, este año, también Madrid –donde sin embargo la fiesta litúrgica se celebró ayer domingo–. El obispo deseó que “cundan los buenos ejemplos”, como el de Castilla La Mancha, donde volverá a ser fiesta en 2011, para que el Corpus Christi pueda procesionar en Córdoba de nuevo el Jueves.
Destacó también en su sermón el prelado la importancia de que aumente la adoración a Jesús Sacramentado y expresó su deseo de que en Córdoba exista un lugar de adoración permanente. Por último, pidió a los fieles que “se aprieten el cinturón” y compartan los bienes que necesitan con quienes no los tienen, especialmente en tiempos de crisis, en los que las instituciones de la Iglesia están reforzando su actividad. Buen ejemplo de ello es Cáritas Diocesana, a la que se destinó la colecta en la Catedral.
Sin honores militares pero con amplia representación institucional y del pueblo
Respecto a los militares, no hubo rendición de armas al paso de la Custodia de Arfe ni tampoco interpretaron el Himno Nacional, pero sí participó una nutrida presencia de soldados de la base cordobesa. Algo más de 60 efectivos de Cerro Muriano, entre músicos de la banda de guerra y la escuadra de gastadores, estuvieron presentes en la Catedral para escoltar y acompañar al Santísimo entre Las Tendillas y el primer templo de la Diócesis. También estuvo presente el general, Teodoro Baños, y algunos de sus oficiales en la brigada.
Al margen del debate generado por la aplicación del nuevo Reglamento de Honores Militares y del cambio de día que planteó el prelado durante la eucaristía, la fiesta contó con todos los ingredientes de sus grandes momentos.
La representación institucional y del pueblo fue muy amplia. A los citados militares, sacerdotes y cofrades se les sumó el grupo de niños de Primera Comunión, los seminaristas y autoridades locales. No estuvo el alcalde, Andrés Ocaña, pero sí el concejal de Ferias y Festejos, Marcelino Ferrero, así como otros concejales.
En el terreno más estrictamente participativo, el cortejo contó con la presencia de algunos millares de personas y hasta 11 hermandades montaron altares en distintos lugares de paso de la procesión. El recorrido tuvo asimismo la tradicional alfombra de hierbas aromáticas. También el tiempo fue respetuoso, sin lluvia ni calor insoportable.