(ForumLibertas) El pasado 19 de febrero informábamos sobre las dificultades para erradicar el hambre en África, donde ya la padecen alrededor de 257 millones de personas, según un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Ahora, un nuevo informe de esta organización se centra en el reto que supone acabar con el hambre aguda, es decir la forma más extrema de hambre, y advierte de que actualmente la padecen 113 millones de personas en 53 países.
En ese sentido, las conclusiones del estudio «Global Report on Food Crises 2019» («Informe global sobre crisis alimentarias 2019») alertan también de que «otros 143 millones de personas están a un paso de enfrentarse a esta situación».
Además, casi 2/3 de las personas que padecen hambre aguda se concentran en 8 países: Afganistán, Etiopía, Nigeria, República Democrática del Congo, Sudán del Sur, Sudán, Siria y Yemen.
Cabe destacar que «la inseguridad alimentaria aguda se produce cuando la incapacidad de una persona para consumir alimentos adecuados pone en peligro inmediato su vida o sus medios de subsistencia», recuerda la FAO.
El hambre aguda «ilustra en términos crudos el hambre causada por el conflicto y la inseguridad, las crisis climáticas y la turbulencia económica»; y requiere medidas efectivas para facilitar a las personas afectadas «comida urgente, nutrición y asistencia», considera la FAO.
El informe fue presentado conjuntamente el pasado martes, 2 de abril, por la Unión Europea, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la propia FAO.
Las crisis alimentarias, un reto mundial
Aunque el estudio menciona que esos 113 millones de personas que experimentaron hambre aguda en 2018 suponen una reducción en comparación con los 124 millones en 2017, «la inseguridad alimentaria sigue siendo un reto global», afirma el comisario europeo de Cooperación Internacional y Desarrollo, Neven Mimica.
Al respecto, Mimica destaca que entre 2014 y 2020, la UE habrá destinado cerca de 9.000 millones de euros a iniciativas sobre seguridad alimentaria y nutricional y agricultura sostenible en más de 60 países.
De la misma opinión es Christos Stylianides, comisario europeo de Ayuda Humanitaria y Gestión de Crisis, quien insiste en que «las crisis alimentarias continúan siendo un reto mundial que requiere de nuestro esfuerzo conjunto».
«La UE sigue intensificando sus esfuerzos humanitarios. En los últimos 3 años, la UE ha asignado el mayor presupuesto de ayuda humanitaria alimentaria y nutricional de su historia, con casi 2.000 millones de euros en total», agrega.
En el informe también se matiza que «las peores crisis alimentarias en 2018 fueron, por orden de gravedad, en Yemen, la República Democrática del Congo, Afganistán, Etiopía, Siria, Sudán, Sudán del Sur y el norte de Nigeria».
«Estos 8 países representaron 2/3 del número total de personas que enfrentan una inseguridad alimentaria aguda, lo que representa casi 72 millones de personas».
Conclusiones a considerar
Además de citar a esos 8 países donde se concentra el mayor número de personas afectadas por el hambre aguda, el informe cita estas otras conclusiones a tener en cuenta:
– La cifra de 113 millones de personas que se enfrentan a crisis alimentarias es ligeramente inferior a los 124 millones de personas de 2017. Sin embargo, el número de personas en el mundo que padecen estas crisis alimentarias se ha mantenido por encima de los 100 millones en los últimos tres años, y el número de países afectados ha aumentado. Además, otros 143 millones de personas en otros 42 países están solamente a un paso de tener que enfrentarse al hambre aguda.
– Los desastres climáticos y naturales condujeron a otros 29 millones de personas a la inseguridad alimentaria aguda en 2018. Y 13 países -incluidos Corea del Norte y Venezuela- no están incluidos en el análisis debido a la falta de datos.
«Del Informe Mundial se desprende claramente que, a pesar de una ligera disminución en 2018 del número de personas que padecen inseguridad alimentaria aguda -la forma más extrema de hambre-, la cifra sigue siendo demasiado elevada», insiste el director general de la FAO, José Graziano da Silva.
«Debemos actuar a gran escala, vinculando el desarrollo humanitario y la paz para aumentar la resiliencia de las poblaciones vulnerables afectadas. Para salvar vidas, tenemos también que salvaguardar los medios de subsistencia», añade.
Por su parte, David Beasley, director ejecutivo del PMA, advierte de las causas de esta tragedia: «para poner fin de verdad al hambre, debemos atacar sus causas profundas: los conflictos, la inestabilidad y los efectos de las crisis climáticas».
«Los niños y niñas deben estar bien alimentados y educados, las mujeres deben estar realmente empoderadas y las infraestructuras rurales deben reforzarse para poder alcanzar el objetivo del Hambre Cero», detalla.
«Algo que necesitamos hagan también los dirigentes mundiales es estar a la altura de las circunstancias y ayudar a resolver estos conflictos ahora mismo», advierte.
De hecho, las conclusiones del informe suponen un enérgico llamamiento a una cooperación reforzada que vincule la prevención, preparación y respuesta para abordar las necesidades humanitarias urgentes y las causas profundas, entre las que se incluyen el cambio climático, crisis económicas, conflictos y desplazamientos de población, vuelve a citar el informe.
«Además, se destaca la necesidad de un enfoque y una acción unificados en las dimensiones humanitarias y de desarrollo de las crisis alimentarias, así como de una mayor inversión en la mitigación de los conflictos y la paz sostenible» concluye.