(Guadium Press/InfoCatólica) Mons. Armando Bucciol, obispo de Libramiento de Nuestra Señora, reconoce ser consciente de la difusión en las redes sociales de abusos litúrgicos intolerables, aunque advierte que no reflejan lo que ocurre en la inmensa mayoría de los tiemplos católicos de Brasil.
El prelado asegura que dichos abusos no pueden ser ni ignorados ni justificados, pues reflejan una falsa comprensión de lo que es la liturgia y del papel del ministro que la preside.
Mons. Bucciol indica una serie de puntos necesarios para corregir cualquier equívoco
1 - Antes y por encima de todo, el protagonista principal es Jesucristo que, en el Espíritu Santo, une a su Iglesia en la perenne alabanza al Padre, en su entrega por amor. Es Él el que debe aparecer y resplandecer, no el siervo;
2 - Los ministros son solo siervos (indignos), de Cristo y de la Iglesia. Nadie es dueño en esta delicada y exigente misión, que requiere mucha competencia y una verdadera vida en el Espíritu, esto es, oración - diálogo íntimo y eclesial con el Señor;
3 - Es preciso adquirir un estilo celebrativo maduro, en la formación teológica (profesional en el caso de del ministro) y en la experiencia de fe, comenzando por la iniciación cristiana, antes, y por la vivencia litúrgica en las casas de formación. La liturgia exige la comprensión de lo que somos y lo que debemos hacer;
4 - En la liturgia, no es suficiente seguir al pie de la letra las rúbricas. Es importante, pero no basta. Se pide mucho más. Se trata de comprender y vivir desde dentro, el misterio pascual de Cristo, con todas las consecuencias que comporta, a nivel personal y pastoral;
5 - Quien preside no es un actor (o comediante) que debe embellecer ceremonias para entretener a su público que, satisfecho por el espectáculo, aplaude y «... ¡le gustó!» Nada de eso tiene que ver con lo que celebramos cuando ¡anunciamos la muerte del Señor!