El próximo Sínodo de los obispos está dedicado a la «Palabra de Dios»

El Vaticano muestra su pesar y preocupación por el desconocimiento de la Biblia

Los católicos leen poco la Biblia y el Vaticano está preocupado por ello. Para mejorar esta situación, la próxima Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que se celebrará en la Santa Sede en el mes de octubre, reflexionará sobre la importancia de las Sagradas Escrituras, cuya lectura equivocada puede provocar «riesgos» como el del «fundamentalismo cristiano». Sin embargo, el «redescubrimiento» de la Biblia y su comprensión profunda llevan de la mano «una nueva primavera» de la fe para el creyente.

(Darío Menor/La Razón) Los católicos leen poco la Biblia y el Vaticano está preocupado por ello. Para mejorar esta situación, la próxima Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que se celebrará en la Santa Sede en el mes de octubre, reflexionará sobre la importancia de las Sagradas Escrituras, cuya lectura equivocada puede provocar «riesgos» como el del «fundamentalismo cristiano». Sin embargo, el «redescubrimiento» de la Biblia y su comprensión profunda llevan de la mano «una nueva primavera» de la fe para el creyente.

Estas consideraciones fueron tratadas esta semana por el arzobispo Nicola Eterovic, Secretario General del Sínodo de los Obispos, durante la presentación a la Prensa del «Instrumentum Laboris», el documento de trabajo que recoge los temas que se tratarán en la próxima reunión de los prelados, cuyo tema principal será «La palabra de Dios en la vida y la misión de la Iglesia». El informe trata de responder a las preguntas que el dicasterio que dirige monseñor Eterovic envió a las distintas Conferencias episcopales de todo el mundo el año pasado. El «Instrumentum Laboris», que ha sido publicado en inglés, francés, español, italiano, alemán, portugués y polaco, está dividido en tres partes. La primera está titulada «El Misterio de Dios que nos habla». La segunda, «La Palabra de Dios en la vida de la Iglesia» y la última «La Palabra de Dios en la misión de la Iglesia».

Según desveló el arzobispo Eterovic, el Sínodo que se celebrará del 5 al 26 de octubre -en el que participarán al menos 250 prelados- tendrá especialmente una «índole pastoral y misionera». Sus puntos de referencia serán dos: la reunión precedente de los obispos, que estuvo dedicada a la Eucaristía, y el Año Paulino, la celebración que conmemora los 2.000 años del nacimiento del apóstol y que comenzará el próximo 28 de junio.Durante su presentación, monseñor Eterovic destacó la gran importancia que para Occidente han tenido las Sagradas Escrituras. Citando a Benedicto XVI, dijo que el cristianismo «ofrece la fuerza más potente de renovación y elevación, es decir, el amor de Dios que se hace amor humano».

La preocupación de la Santa Sede por el bajo índice de lectura de la Biblia por parte de los cristianos ya fue objeto de un estudio presentado a finales del pasado mes de abril. Aquella investigación, promovida por la Federación Bíblica Católica, desveló que España es uno de los países occidentales con menor índice de lectura de las Sagradas Escrituras. En el lado opuesto se encuentra Estados Unidos.

El Pirmer sínodo convocado por Benedicto XVI

Aunque Benedicto XVI ya presidió, como Pontífice, el anterior Sínodo de octubre de 2005, dedicado a la Eucarístia, éste sobre la «Palabra» es el primero que ha convocado personalmente, ya que entonces, unos meses después de ser elegido, asumió todo el trabajo realizado por su antecesor, Juan Pablo II. Aún así, la huella de Benedicto XVI ya se vio entonces en algunas cuestiones, como en el hecho de acortar la reunión una semana para, de esta forma, evitar que los obispos participantes estuvieran mucho tiempo (habitualmente duraba un mes) alejados de sus diócesis. También fue responsabilidad del Papa revisar todas las conclusiones de aquellas diliberaciones y dar el visto bueno al documento que las recogía. El Sínodo es un instrumento de comunión creado por Pablo VI tras el Concilio Vaticano II. Una asamblea de obispos, la mayoría escogidos por las Conferencias Episcopales junto a otros nombrados directamente por el Papa se reunen el Vaticano, habitualmente cada tres años, para discutir sobre un determinado tema y «fomentar la unión estrecha entre el Romano Pontífice y los obispos», según recoge el Código de Derecho Canónico. Aunque sus decisiones no son vinculantes, el Papa suele dar gran importancia al trabajo del Sínodo, a través de la Exhortación en la que recoge sus conclusiones.

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