(AciAfrica/InfoCatólica) Los obispos miembros de la Conferencia Episcopal Católica de Kenia (KCCB, por sus siglas en inglés) dirigieron un mensaje conjunto a la juventud del país con motivo de la Jornada Nacional de Oración celebrada el 4 de octubre, coincidiendo con la festividad de san Francisco de Asís. En el mensaje, leído por el presidente de la KCCB, monseñor Maurice Muhatia Makumba, en el santuario mariano nacional de Subukia (diócesis de Nakuru), los prelados pidieron a los jóvenes que rechacen las «ideologías que promueven las relaciones homosexuales, la confusión de géneros y las prácticas sexuales contrarias al designio de Dios sobre la sexualidad humana».
Los obispos advirtieron de que estos estilos de vida pueden tener «consecuencias muy dolorosas en el futuro» y que las heridas que provocan «pueden condicionar o incluso arruinar la vida». A la vez, aseguraron su «presencia paternal» a quienes atraviesan dificultades personales.
Inspirándose en el pasaje evangélico de Jesús y la samaritana, los prelados señalaron la necesidad de que los jóvenes trasciendan las barreras religiosas, tribales y culturales. «Jesús estaba por encima de esos prejuicios culturales y religiosos. Nuestros jóvenes, no somos nuestras tribus, tampoco somos solo una generación. Somos frutos únicos del amor de Dios», afirmaron.
Invitaron a la juventud keniana a «sintonizar con la frecuencia de la fe, la esperanza y la caridad» frente a los mensajes culturales del mundo actual, defendiendo que «la sabiduría se encuentra en la no conformidad con el mundo». Según el mensaje episcopal, la libertad es condición del amor verdadero: «Dios nos ha hecho libres para que su gran amor nos levante del polvo».
Los obispos destacaron el papel del Espíritu Santo en la formación del corazón, subrayando que la riqueza material sin amor puede convertir al ser humano en una «criatura miserable». En esa línea, afirmaron que la pureza preserva el carácter sagrado del matrimonio y la vida célibe, citando a san Juan Pablo II: «El matrimonio y la virginidad o el celibato son dos formas de expresar y vivir el misterio único de la alianza de Dios con su pueblo».
También instaron a no juzgar ni rechazar a quienes piensan de manera distinta y alertaron sobre los efectos del fenómeno de la corrupción. «Un dirigente corrupto provoca muertes por el fracaso de los sistemas de salud, de seguridad o de educación», advirtieron. Frente a ello, animaron a los jóvenes a convertirse en «agentes de vida» y en promotores de modelos alternativos centrados en la dignidad humana.
Ante problemas como el desempleo, las rupturas afectivas, las adicciones o los trastornos mentales, los obispos pidieron a los jóvenes que busquen acompañamiento profesional. «Por desgracia, estamos perdiendo jóvenes a causa de la depresión y el estrés», indicaron, remarcando que incluso en el sufrimiento, Cristo puede ofrecer consuelo y esperanza.
Por último, los obispos recomendaron integrarse en grupos eclesiales, asistir a la misa dominical y recurrir frecuentemente al sacramento de la confesión. Propusieron como ejemplo a san Carlos Acutis y afirmaron: «El Cristo vivo no es una teoría ni un principio de vida. Es la vida misma».
«Nos sentimos orgullosos de vosotros, jóvenes, que sois dones únicos para nuestra nación y para la Iglesia», concluyeron. «Nadie será como vosotros desde el inicio del mundo hasta su fin. Por eso os animamos a escuchar la frecuencia de la fe, la esperanza y la caridad como protagonistas del cambio. El Dios que os ha creado es un Dios de amor».







