(Crux/InfoCatólica) Dos sacerdotes católicos fueron secuestrados y golpeados por personas no identificadas en el oeste de la India durante la madrugada del miércoles 1 de octubre, en un suceso que muchos consideran parte de un patrón creciente de hostigamiento y agresiones contra cristianos en el país.
Según medios locales, alrededor de las 2:30 de la madrugada, unos doce atacantes no identificados, armados con palos, irrumpieron por la fuerza en la iglesia católica de San José, situada en Tumdegi, una aldea del estado de Jharkhand. Tras saquear el templo, agredieron violentamente a los dos sacerdotes residentes: el párroco, P. Dean Thomas Soreng, y su vicario, P. Emmanuel Baghwar.
Ambos presbíteros sufrieron heridas graves y fueron trasladados de inmediato a un centro de salud cercano. Tras recibir atención médica, pudieron regresar a la casa parroquial.
Inicialmente se consideró que el robo podría ser el principal móvil del ataque, ya que los agresores sustrajeron aproximadamente 3.400 dólares en efectivo. No obstante, esta explicación no convence a los líderes católicos de la zona. El vicario general de la diócesis de Simdega, P. Ignatius Tete, expresó sus dudas al respecto:
«Nos cuesta creer que el robo haya sido el único motivo. Hay una agenda oculta detrás de los asaltos y las agresiones a los sacerdotes. Los ataron y los golpearon brutalmente. Si solo pretendían robar, ¿por qué apalearon así a nuestros sacerdotes con porras?», declaró.
El sacerdote apuntó que el malestar hacia la labor social de la Iglesia podría haber motivado el ataque.
«Es una parroquia remota, con solo una escuela privada. El apostolado educativo y social de la Iglesia católica es rechazado por quienes desean mantener al pueblo oprimido y sometido», afirmó.
Tete destacó que las obras de la Iglesia en la India, como escuelas, hospitales y centros de asistencia, no se limitan a los cristianos. De hecho, la mayoría de los beneficiarios son hindúes u otros no cristianos.
«Esto genera hostilidad hacia nosotros, porque para la Iglesia católica todos somos hijos de Dios, iguales en dignidad, y ofrecemos las mismas oportunidades a todos, sin distinción de casta ni credo», explicó. Indicó también que ciertos sectores tradicionalistas, que desean preservar el sistema de castas, ven con recelo la acción social de la Iglesia.
Desde el año 2014, con la llegada al poder del primer ministro Narendra Modi al frente de un gobierno nacionalista hindú, los cristianos, junto con musulmanes y otras minorías religiosas, han experimentado un aumento de ataques y restricciones. Muchos analistas denominan esta tendencia como la «azafranización» de la India, en referencia al color tradicional de las vestiduras de los sabios hindúes y a la imposición de una identidad hinduista en el país.
Organizaciones internacionales de derechos humanos han alertado de que, en promedio, se produce al menos un acto de acoso o agresión contra cristianos en la India cada dos días, lo que convierte al país en uno de los focos más preocupantes de persecución anticristiana.
«Aunque el motivo inicial parece ser el robo, el ataque deliberado a una institución religiosa plantea serias dudas sobre la armonía entre comunidades y la intención de infundir miedo en la comunidad de fe. Este suceso exige una investigación urgente y una respuesta clara», manifestó un portavoz cristiano local tras el ataque del 1 de octubre.
En respuesta al suceso, la comunidad cristiana de la zona ha presentado varias demandas:
-Identificación y detención inmediata de los responsables.
-Refuerzo de las medidas de seguridad en torno a los templos.
-Asistencia médica y psicológica para las víctimas.
-Garantías de seguridad y diálogo con la comunidad religiosa.
En un comunicado emitido tras el ataque, los católicos del distrito de Simdega expresaron su repulsa:
«Nosotros, la comunidad católica del distrito de Simdega, condenamos enérgicamente este acto de violencia y violación. Hacemos un llamamiento a todos los ciudadanos para mantener la paz y la unidad, y pedimos a las autoridades que actúen con prontitud y justicia para evitar que hechos como este se repitan».







