El legado de San Vicente de Paúl continúa hoy a través de quienes trabajan para ayudar a los pobres

Patrono de las obras sociales católicas

El legado de San Vicente de Paúl continúa hoy a través de quienes trabajan para ayudar a los pobres

La Iglesia recuerda cada 27 de septiembre a San Vicente de Paúl, sacerdote francés del siglo XVII, por su compromiso inquebrantable con los más necesitados. Su vida es ejemplo de entrega evangélica, humildad y acción concreta inspirada por el amor de Cristo. Fundador de obras duraderas, su legado sigue vivo en todo el mundo.

(TheCatholicLeader/InfoCatólica) El día de hoy, 27 de septiembre, la Iglesia conmemora a San Vicente de Paúl, sacerdote francés del siglo XVII, reconocido como patrono de las obras sociales católicas por su intensa labor apostólica entre los pobres y excluidos.

Durante el rezo del Ángelus en septiembre de 2010, el Papa Benedicto XVI destacó que San Vicente «percibió con agudeza el fuerte contraste entre los más ricos y los más pobres» y que, «impulsado por el amor de Cristo», se dedicó a «organizar formas permanentes de servicio» para atender a los necesitados.

El año exacto de su nacimiento no se conoce con certeza, aunque se sitúa entre 1576 y 1581. Nacido en una familia campesina del suroeste de Francia, desde joven demostró gran capacidad intelectual, comenzando estudios de teología hacia los quince años. Fue ordenado sacerdote en el año 1600 y trabajó como tutor en Toulouse.

En 1605, durante un viaje marítimo, fue capturado por piratas turcos y vendido como esclavo en el norte de África. Su cautiverio se prolongó hasta 1607. Durante ese tiempo, logró que su amo se convirtiera al cristianismo y escapó con él desde Túnez.

Tras su liberación, pasó un tiempo en Roma. Posteriormente, en un giro significativo de su vida, se convirtió en educador y guía espiritual de una familia noble francesa.

Aunque en sus inicios buscaba una vida acomodada, su visión cambió profundamente tras confesar a un campesino moribundo. Conmovido por la pobreza material y espiritual de los más necesitados, emprendió misiones y fundó instituciones para socorrerles.

También llevó consuelo y atención pastoral a los condenados que remaban en galeras en condiciones inhumanas.

En 1625 fundó la Congregación de la Misión, con el fin de evangelizar a las zonas rurales y fomentar vocaciones sacerdotales ante la escasez de clero. Más adelante, junto a santa Luisa de Marillac, impulsó la creación de las Hijas de la Caridad, la primera congregación femenina dedicada plenamente al servicio de los pobres, enfermos y encarcelados.

Bajo la dirección de santa Luisa, las religiosas recogían donativos que San Vicente destinaba a numerosas obras de caridad. Estas ayudas permitieron mantener casas para niños abandonados, un hospicio para personas mayores y un complejo donde hasta 40.000 personas recibían alojamiento y trabajo.

Participó activamente en estas iniciativas y en otras orientadas a ayudar a refugiados y liberar a personas esclavizadas en tierras extranjeras.

Aunque fue muy admirado en vida, mantuvo una profunda humildad. Aprovechó su reputación y contactos para fortalecer la Iglesia y servir a los más necesitados. En el ámbito doctrinal, combatió el jansenismo, herejía que negaba la universalidad del amor de Dios y desalentaba la recepción de la Eucaristía.

También impulsó la reforma de varias órdenes religiosas en Francia, fomentando una vida consagrada más fiel al Evangelio.

San Vicente de Paúl falleció el 27 de septiembre de 1660, pocos meses después del fallecimiento de santa Luisa de Marillac. Fue canonizado por el Papa Clemente XII en 1737.

En 1835, el beato Frédéric Ozanam fundó la Sociedad de San Vicente de Paúl, inspirándose en su testimonio. Esta asociación laical católica continúa hoy su misión de asistencia a los pobres en numerosos países del mundo.

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