(Crux/InfoCatólica) El director del Instituto Denis Hurley para la Paz, dependiente de la Conferencia Episcopal de África Austral, Johan Viljoen, ha desestimado las afirmaciones del presidente estadounidense, Donald Trump, en las que asegura haber detenido la guerra en la República Democrática del Congo (RDC).
En junio, la administración Trump facilitó un acuerdo de paz entre la RDC y Ruanda con el objetivo de poner fin a décadas de conflicto en el este del país. Sin embargo, el grupo rebelde M23 —uno de los principales actores armados en la zona, acusado desde hace años de recibir apoyo de Ruanda— rechazó el acuerdo, reclamando negociaciones directas con Kinshasa para abordar lo que definió como «agravios políticos no resueltos».
Pese a ello, Trump declaró haber puesto fin a ese conflicto y a otros, describiendo la RDC como «la parte más oscura y profunda» de África, y asegurando que nueve millones de personas habrían sido asesinadas con machetes durante la guerra. «Yo la detuve», afirmó.
Johan Viljoen, en declaraciones a Crux, indicó que tales afirmaciones constituyen una exageración, dado que el acuerdo no incluyó a los principales grupos insurgentes:
«Si uno observa el supuesto acuerdo que se firmó, estaban presentes los gobiernos de Ruanda y de la RDC. M23 no estaba, ADF no estaba. Ninguno de los grupos rebeldes o insurgentes estaba allí».
Viljoen añadió que la violencia continúa, citando un informe de la ONU según el cual al menos 52 civiles fueron asesinados este mes en el este del Congo. Tanto el ejército congoleño como el grupo M23, respaldado por Ruanda, se acusan mutuamente de violar el alto el fuego mediado por Estados Unidos. La ONU también informó de que la violencia atribuida al grupo ADF incluyó secuestros, saqueos, incendios y destrucción de bienes, afectando a una población ya en situación humanitaria precaria.
Respecto al enfoque estadounidense, Viljoen apuntó:
«Es simplemente una repetición de lo que siempre ha ocurrido, y no hay perspectivas de paz. No soy optimista de que la paz vaya a volver pronto a la RDC, y desde luego no creo que Donald Trump sea quien la consiga».
Acuerdo condicionado al acceso a recursos minerales
El enfoque del mandatario estadounidense ha sido interpretado como una estrategia centrada en el acceso a recursos minerales, vinculando los acuerdos de paz con la posibilidad de explotar yacimientos estratégicos. Un modelo que ya habría aplicado en Ucrania y que ahora extiende a África Central.
Esta visión ha generado reservas entre miembros del episcopado congoleño. Mons. Donatien Nshole, secretario general de la Conferencia Episcopal Nacional del Congo (CENCO), subrayó la necesidad de diálogo con todas las partes implicadas, en referencia a la ausencia de líderes rebeldes en las conversaciones.
Ambongo ironiza
Por su parte, el arzobispo de Kinshasa, cardenal Fridolin Ambongo, criticó el enfoque transaccional de Trump y recordó que África ha sufrido históricamente los efectos del extractivismo y la explotación. Según el cardenal, «los congoleños y ruandeses están en guerra por los minerales, y yo, el gran Trump, vendré a reconciliarles, y me darán los minerales», dijo en tono irónico.
Ambongo cuestionó la eficacia de este modelo al afirmar: «Lo intentó en Ucrania, y no funcionó. Y aquí todos corren, todos temen a Trump. Basta de estas decisiones falsas».
Las Iglesias apuestan por un pacto social
Tanto la Iglesia católica como diversas confesiones protestantes en la RDC defienden una vía alternativa para alcanzar la paz, centrada en el “Pacto Social por la Paz y la Convivencia Armoniosa en la República Democrática del Congo y los Grandes Lagos”. Se trata de una hoja de ruta que busca movilizar a ciudadanos, líderes religiosos y políticos en torno a un objetivo común: el fin de la violencia y el fomento de la cohesión social.
El padre Aurélien Kambale Rukwata, director de la Comisión Diocesana de Justicia y Paz de la diócesis católica de Butembo-Beni, definió esta iniciativa como «una aproximación republicana basada en la ciudadanía», desligada de intereses partidistas. «Por eso los políticos deben abandonar sus marcos estrechos y sumarse a la República, anteponiendo el interés nacional al de los partidos», afirmó.







