(InfoCatólica) El comunicado reza así:
El Colegio de los cardenales reunidos en Roma, que están participando en las congregaciones generales para la preparación del cónclave, desea invitar al Pueblo de Dios a vivir este acontecimiento eclesial como un momento de gracia y de discernimiento espiritual, a la escucha de la voluntad de Dios.
Por esta razón los cardenales, conscientes de la responsabilidad a la que están llamados, perciben la necesidad de ser sostenidos por la oración de todos los fieles. Esta es la verdadera fuerza que en la Iglesia favorece la unidad de todos los miembros en el único Cuerpo de Cristo (cf. 1 Co 12,12).
Ante la grandeza de la tarea inminente y a las urgencias de los tiempos presentes, es necesario en primer lugar hacerse instrumentos humildes de la infinita sabiduría y providencia del Padre celestial, en la docilidad a la acción del Espíritu Santo. Él es, en efecto, el protagonista de la vida del Pueblo de Dios, es a Él a quien debemos escuchar, acogiendo lo que dice a la Iglesia (cf. Ap 3,6).
Que la Virgen María acompañe nuestra invocación unánime con su materna intercesión.
Durante la sesión matutina, los cardenales discutieron temas clave sobre la gestión económica y financiera de la Santa Sede. El cardenal Reinhard Marx presentó los principales desafíos actuales, proponiendo medidas para garantizar la sostenibilidad a largo plazo de las finanzas vaticanas. Se destacaron también las actividades del Comité de Inversiones y la situación del Instituto para las Obras de Religión (IOR), con énfasis en la transparencia y eficacia en el manejo de recursos. Además, se subrayó el compromiso del Dicasterio para la Caridad en la atención a los pobres.
En la segunda parte, tras la lectura de la carta al Pueblo de Dios, hubo catorce intervenciones de los miembros de la asamblea. Los temas tratados incluyeron la unidad de la Iglesia ante la polarización interna y las divisiones sociales, el fortalecimiento de la sinodalidad como forma de participación y corresponsabilidad, y la necesidad de un renovado impulso vocacional al sacerdocio y la vida consagrada.
Varias intervenciones retomaron las enseñanzas del Concilio Vaticano II, especialmente las constituciones Lumen Gentium y Gaudium et Spes. Finalmente, se reafirmó la importancia de una evangelización auténtica, que una el anuncio del Evangelio con el testimonio concreto de vida cristiana.