(TheCatholicHerald/InfoCatólica) El obispo Matthew Hassan Kukah, de la diócesis de Sokoto (Nigeria), ha denunciado con firmeza una nueva ola de violencia terrorista en el país, en la que cerca de 200 cristianos fueron asesinados en el transcurso de una semana. El prelado lamentó la falta de una estrategia gubernamental efectiva para enfrentar a los agresores, especialmente después de una masacre ocurrida en Domingo de Ramos en la aldea de Zikke, estado de Plateau, donde al menos 56 personas perdieron la vida.
Según el medio Truth Nigeria, pastores fulani armados atacaron la localidad, dejando «los cuerpos de mujeres, niños y ancianos dentro de sus viviendas», las cuales fueron incendiadas antes de que los agresores abandonaran la zona. Los familiares, reportan medios locales, quedaron profundamente traumatizados por el olor de los cuerpos calcinados que permanecieron en las casas humeantes.
Este atentado tuvo lugar apenas una semana después de otro ataque en cinco aldeas al sur de Jos, también en Plateau, donde al menos 50 personas fueron asesinadas.
«En menos de una semana hemos perdido casi 200 vidas en todo el país», declaró el obispo Kukah.
Sobre el ataque en Zikke, el obispo afirmó que se trata de «otro afluente de sangre» que se une a los anteriores y sigue «alimentando lentamente un océano invisible de sangre que amenaza con engullir el Plateau». Indicó que la violencia ha afectado a múltiples comunidades, mencionando entre ellas Jos, Dogo Na Hawa, Bukuru, Gwong, Shendam, Yelwa, Wase, Langtang, Riyom, Kadarko, Shere y Miango.
El obispo expresó su decepción por la inacción de quienes deberían responder ante esta situación: «Mientras la sangre de los nigerianos fluye como ríos, quienes deberían actuar parecen haber tomado el tranquilizante de la complacencia».
Añadió que, en Nigeria, «ninguna cantidad de sangre parece ser suficiente para hacernos detener». Lamentó también que la brutalidad y la crueldad de los ataques no parezcan conmover a las autoridades ni despertar una reacción adecuada.
Asimismo, el obispo Kukah mostró su preocupación por la ausencia de un plan eficaz para enfrentar a los agresores, quienes —según indicó— se han infiltrado en diversas estructuras de poder del país. Afirmó que quienes tienen la responsabilidad de prevenir esta situación siguen con sus vidas, mientras se distribuye la culpa de manera generalizada.
«Todos estamos bajo el tranquilizante de la complacencia, comparando cifras o asignando identidades étnicas o religiosas a los muertos», señaló.
El obispo advirtió además sobre el resurgimiento de Boko Haram, grupo terrorista que ha atacado sistemáticamente a comunidades cristianas desde 2009 con el objetivo de establecer un califato en la región del Sahel. A estos se suman otras organizaciones como la Provincia del Estado Islámico de África Occidental (ISWAP) y los pastores yihadistas fulani.
Según la ONG de inspiración católica International Society for Civil Liberties and the Rule of Law (Intersociety), más de 20.000 cristianos han sido asesinados por pastores fulani en el sureste de Nigeria en la última década.
En respuesta a la masacre del Domingo de Ramos, el presidente nigeriano Bola Tinubu declaró que ha ordenado a las fuerzas de seguridad investigar los hechos y capturar a los responsables. Sin embargo, Emeka Umeagbalasi, presidente de Intersociety, declaró a Crux que resulta difícil imaginar cómo el gobierno podría enfrentar una estructura que, según él, ejecuta sus propios intereses. Acusó al Estado de permitir que los yihadistas fulani porten armas, mientras se prohíbe a los agricultores cristianos portar medios de defensa.
«Por eso los matan, los masacran como gallinas en cada oportunidad», afirmó. «¿Por qué los yihadistas fulani pueden portar armas de alto calibre como AK-47 y AK-49, mientras que si un nigeriano que no es musulmán hausa-fulani es hallado con una simple escopeta artesanal, puede ser arrestado o incluso ejecutado?», cuestionó.
Umeagbalasi calificó la situación como «espeluznante», citando la masacre del Domingo de Ramos como un ejemplo más. Señaló que hasta ahora ningún responsable ha sido detenido, mientras que personas inocentes con nombres cristianos han sido arrestadas y acusadas falsamente.
Indicó que este patrón de impunidad alienta nuevos crímenes y repite el ciclo de violencia.
Por su parte, el arzobispo Ignatius Ayau Kaigama, de Abuja, señaló en declaraciones a ACI-Africa que los agricultores cristianos vulnerables tienen el derecho a la legítima defensa. «La autodefensa es justicia natural. No puedes quedarte sentado mientras matan a tu familia. Si no te protegen, debes levantarte y protegerte a ti y a tu comunidad», afirmó.
Finalmente, Umeagbalasi hizo un llamado a la comunidad internacional para que responsabilice al gobierno nigeriano por estas masacres. «Creo que la única forma de hacer responsables a los líderes nigerianos es que la comunidad internacional —en particular la Unión Europea y el gobierno de Estados Unidos— designe a Nigeria como un país de especial preocupación», declaró a Crux.
Añadió que tanto los asesinos fulani como los grupos yihadistas asociados deben ser también clasificados como entidades de especial preocupación.