Carlo Acutis y el testimonio de fe en su agonía en Monza
Carlo Acutis

En vísperas de su canonización el próximo 27 de abril

Carlo Acutis y el testimonio de fe en su agonía en Monza

San Gerardo de Monza fue el escenario silencioso donde el joven beato vivió sus últimos tres días. Allí, médicos y enfermeras aún recuerdan su paz, su fe y la fuerza que transmitía a pesar del dolor. Su breve estancia dejó una huella imborrable entre quienes intentaron salvarle la vida.

(Portaluz/InfoCatólica) En Monza, el hospital San Gerardo no es solo un centro médico: es casi una pequeña ciudad dentro de la ciudad. Sus largos pasillos y jardines conforman un espacio en constante transformación. Desde 2022, el padre Riccardo Brena sirve como párroco del hospital, caminando a diario entre sus salas y acompañando espiritualmente a pacientes y personal. Al pasar por el jardín, no puede evitar dirigir la mirada hacia el piso once y comentar en voz baja a quienes lo acompañan: «Carlo Acutis fue hospitalizado allí».

El joven beato, que será canonizado el próximo 27 de abril en Roma, pasó solo unos días en ese hospital. El 9 de octubre de 2006 ingresó de urgencia tras ser diagnosticado con leucemia fulminante tipo M3. El 11 de octubre sufrió una hemorragia cerebral que lo llevó al coma, y en la madrugada del día siguiente, a las 5:55 a.m., falleció. Aunque su estancia no superó las 72 horas, su paso dejó una huella imborrable entre los profesionales que lo atendieron.

Tras su ingreso, Carlo fue trasladado a las salas de hematología pediátrica de la Fundación Centro María Letizia, donde trabajaba el doctor Momcilo Jankovic, especialista en pediatría y hemato-oncología. Aunque hoy está jubilado, continúa vinculado al hospital y recuerda con claridad aquel momento: «Llegó en condiciones ya críticas, que aún hoy no podríamos tratar a pesar de los avances de la investigación –dice–, pero recuerdo que tenía una expresión muy dulce, la de quien está convencido de que puede hacerlo. Nos dio una gran positividad a pesar de la enfermedad».

Un recuerdo similar conserva la doctora Mercedes Argüello, quien estuvo muy cerca de Carlo durante ese breve pero intenso periodo. Procedente de Nicaragua, se encontraba en Italia realizando un año de formación médica. Para ella, fue la única muerte que presenció durante su estancia: «Había llegado al hospital en condiciones trágicas –cuenta a Avvenire desde Nicaragua– pero irradiaba una paz y una serenidad que todavía me sorprenden años después. Si creo que solo tenía quince años y estaba pasando por una situación tan difícil».

También la enfermera Claudia Blacks, entonces encargada del área en la que fue atendido Carlo, conserva una impresión imborrable del joven: «Casos como el suyo son raros y difíciles de olvidar». Ella tuvo la delicada misión de explicarle la gravedad de su enfermedad: «Estas cosas se dicen intentando decir la verdad incluso a chicos de quince años –explica–. Sabíamos que su resultado podía ser desfavorable y recuerdo que, cuando le dijimos que la situación era crítica, no se opuso de ninguna manera».

La actitud serena con la que Carlo enfrentó sus últimos días también se refleja en su historial médico. Así lo confirma Claudio Cogliati, presidente del hospital San Gerardo: «En la carpeta –revela– no hay ninguna señal de queja durante todo el período de hospitalización. Es cierto que son documentos escasos, pero a menudo se escriben si el paciente se agita. Para Carlo no fue así de ninguna manera, como si hubiera aceptado el destino reservado para él».

1 comentario

jose mari g
queridísimo Carlo, enséñanos a amar a Jesus eucaristía
20/04/25 12:08 PM

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